Desaparición de niños: Monseñor Cabrera pide respuestas y cambios en Las Malvinas

En un contexto de profunda incertidumbre, las familias de los niños desaparecidos en Las Malvinas, Guayaquil, permanecen en vilo. Los esfuerzos por determinar la identidad de cuatro cuerpos encontrados calcinados en Taura continúan, mientras los familiares mantienen la esperanza de encontrar a sus hijos con vida. Monseñor Luis Gerardo Cabrera, arzobispo de Guayaquil y cardenal del Ecuador, ha expresado su preocupación tanto por la situación de las familias afectadas como por las condiciones de vida en el sector de Las Malvinas.

Apoyo y llamado a la acción de Monseñor Cabrera

”Nos ha dolido profundamente. Estamos ahí presentes desde que los niños desaparecieron. Pero lo que pedimos es a las autoridades, a los fiscales, jueces, para que no solo no paren con este sistema de búsqueda, sino que creen las condiciones para que los niños que viven en Las Malvinas tengan educación, y los adultos trabajo”, afirmó.

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El cardenal, en un acto público, además hizo un llamado urgente a las autoridades nacionales y seccionales para mejorar las condiciones de vida de los niños y adultos en la zona, destacando la falta de acceso a la educación básica como una gran barrera que perpetúa un ciclo de pobreza y violencia.

Restos hallados en Taura corresponden a cuatro cuerpos aún por identificar, dice CDH

!Para ellos, los cuatro menores siguen con vida”, dijo Fernando Bastias, del área jurídica del Comité Permanente por la Defensa de los Derechos Humanos (CDH), en cuanto a una solicitud realizada por los padres de los menores desaparecidos de Las Malvinas hacia la ciudadanía: que la búsqueda de los cuatro continúe.

Así pidieron que se expresara en la tarde de este miércoles 25 de diciembre los familiares de los menores desaparecidos cuando abandonaron las instalaciones del Laboratorio de Ciencias Forenses, ubicado al oeste de Guayaquil, luego de conocer novedades sobre las primeras pericias del hallazgo de restos de humanos incinerados en Taura, parroquia del cantón Naranjal, en la tarde del martes 24.

Las investigaciones iniciaron con la llegada de los parientes hasta la morgue para realizar “entrevistas antropológicas”, que consisten en reuniones con los padres de los adolescentes en las que detallan sobre características particulares de cada menor, como heridas, prótesis y otro tipo particularidades fisiológicas.

En cuanto a las instancias previas, Billy Navarrete, del CDH, explicó que la primera fase del reconocimiento, que corresponde a revisión de huellas dactilares, ya no era posible debido a que “no está en condiciones de aplicarse”.

Pero, en caso de que la antropológica no de resultados, los cadáveres deberían pasar por el proceso de examinación del ADN, misma que se considera la última etapa y que dura entre 30 a 40 días.

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“Estamos procurando encontrar algunas alternativas (...) pero podría haber el traslado de las evidencias genéticas a otras dependencias fuera de Ecuador”, mencionó Navarrete.

Por otra parte, el personal del área legal del CDH explicó que en esta instancia de revisión de evidencias deben participar especialistas de la Fiscalía y, además, deben regirse a protocolos internacionales para reconocimientos de desaparecidos. “Al final del proceso legal, si hay pruebas, los uniformados pueden ser juzgados por ejecución forzada”, expresó uno de los integrantes del CDH que acompañó a la familia en esta diligencia.

Las implicaciones del caso

Este caso ha cobrado mayor atención tras un operativo realizado el 8 de diciembre, donde los menores fueron detenidos por efectivos militares. Los videos de la detención han circulado ampliamente, aumentando la incertidumbre sobre el destino de los jóvenes. Además, el Ministerio de Defensa Nacional informó que 16 integrantes de la Fuerza Aérea están siendo investigados por su implicación en este caso.

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Monseñor Cabrera concluyó su intervención apelando a la solidaridad y a la acción conjunta de la sociedad y las autoridades para mejorar sustancialmente las condiciones de vida en sectores como Las Malvinas, donde la interacción entre violencia y pobreza tiene un impacto directo en las nuevas generaciones.

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