Sin números claros para luchar contra las drogas en la ciudad
En el país no hay estudios recientes del problema. En Guayaquil hay apenas estimaciones de las diversas instituciones. No hay calle libre de consumo
Están dentro y en los alrededores de los parques, debajo de los puentes, calles, veredas, solares vacíos y hasta en las afueras de las unidades educativas ubicadas en los sectores populares de la ciudad. Son jóvenes (mujeres y hombres) que han convertido estos espacios en sus viviendas, donde permanecen a lo largo del día y la noche consumiendo droga de manera frecuente.
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Leer másAllí no solo viven, también esconden las sustancias que usan para drogarse; así como cuchillos, tijeras, armas de juguetes y otros objetos que utilizan para someter a las personas y robarles.
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En Ecuador no hay estudios recientes respecto al consumo de droga. En 2018 se suprimió la Secretaría Técnica de Prevención de Drogas (Seted) y desde entonces falta una institución pública o un observatorio de drogas que levante estadísticas sobre qué y quién la consume.
#Guayaquil: Los jóvenes que no consumen drogas y que no pertenecen a una banda de delincuentes son mayoría, pero se sienten arrinconados por la inseguridad y por las pocas oportunidades que tienen para estudiar y encontrar trabajo.
— Diario Expreso (@Expresoec) June 27, 2021
Por @linacecibel
El Ministerio de Salud y el Ministerio de Gobierno son las entidades responsables de ejecutar investigaciones y análisis especializados sobre este fenómeno socioeconómico, así como de la formulación de políticas públicas en materia de consumo de drogas.
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Leer másA criterio de Carlos Farfán, investigador, nada de eso existe en el país. “Solo hay una política de lucha contra el narcotráfico, que moviliza a la Policía y FF.AA. para incautaciones de sustancias”, manifiesta.
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No obstante, la Fundación San Juan Pablo II, de la Arquidiócesis de Guayaquil, que atiende a 50 jóvenes con adicciones, en diciembre de 2022 publicó un estudio donde menciona que el 66 % de los jóvenes entre 17 y 18 años consumen drogas de manera frecuente; a los que se suman indigentes mayores de 65 años y niños desde los 11 años que también se drogan de manera experimental, siendo este uno de los problemas sociales que más afecta a la niñez y juventud, principalmente a los que están en los cordones de extrema pobreza y vulnerabilidad.
Tras el regreso a clases presenciales, los alumnos se sienten intranquilos por los asaltos, por lo que los padres exigen control policial. Educación lanzó un plan de seguridad que solo se queda en charlas.
— Diario Expreso (@Expresoec) December 27, 2021
Rómulo Bermeo Zañudo, miembro de la Comisión de Proyectos Comunitarios y de Prevención del Consumo de Drogas del Colegio de Médicos del Guayas (CMG), también realizó un estudio sobre este tema, cuyo resultado señala al Suburbio, Cisne II (21 y la F), Guasmo (Proletarios sin Tierra), Trinitaria (segundo puente), El Fortín y la Bahía (sector 4 Manzanas, Huancavilca) como los sitios más conflictivos.
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Leer másEl médico experto en adicción menciona que cerca de 120.000 personas, entre 12 y 18 años, (colegiales) consumen drogas, espacialmente la H, que es barata y la venden en cualquier sitio.
Mientras que el programa municipal Por Un Futuro Sin Drogas, que ha brindado más de 300.000 atenciones a pacientes con problemas de adicciones, menciona que en Guayaquil 7 de cada 10 jóvenes consumen o han consumido algún tipo de estas sustancias.
Estamos realizando campañas de prevención con los jóvenes; conversatorios con padres de sectores vulnerables y talleres con profesores de diferentes planteles.
Los consumidores están en todas partes. Así lo constata EXPRESO durante un recorrido realizado por varios sectores de la ciudad.
Se deben ejecutar más campañas educativas sobre el tema de drogas y hacer un seguimiento de los resultados para saber si están surtiendo efecto.
En la cooperativa Santiaguito Roldós, sector Fertisa, sur de la urbe, por ejemplo, hay un parque conocido como Los bichos, donde se concentran más de 50 personas, entre jóvenes y adultos, adictas a las drogas, que viven con la mirada perdida, ropa sucia, fundas en las manos y que balbucean palabras que no entienden quienes se cruzan en su camino.
Ellos se han adueñado de esa área donde los niños no pueden ingresar a jugar y sus padres prefieren evitar circular por el temor de ser agredidos.
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Leer másPasan allí todo el día y solo abandonan el sitio cuando los agentes de la Policía patrullan la zona. Pero una vez que los uniformados se van, los adictos regresan para instalarse de nuevo y seguir causando zozobra.
Junto al parque, donde pernoctan los consumidores, está la escuela fiscal Aurelio Espinoza, donde se educan 300 niños y frente a esta se halla el plantel Inés María Balda, también público, donde están matriculados 400 alumnos.
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Esta situación preocupa a los padres de familia que han vivido este problema hace varios años. “No solo hay consumidores, también hay expendedores que están esperando el regreso a clases para acechar a los chicos y convencerlos que formen parte de su banda”, menciona Ángela Mendieta, madre de dos adolescentes que habita cerca de estos establecimientos educativos.
Cirilo Gutiérrez, psicólogo, comenta que hasta el 2021 la pandemia y las clases virtuales provocaron que el consumo de drogas de estudiantes, que antes era entre la casa y los alrededores de entidades educativas, migre a la esquina de sus hogares. “Quienes expendían droga por los colegios se volcaron a la calle a buscar clientes; pero desde el año pasado que los chicos regresaron a la presencialidad, el miedo del consumo y expendio también volvió. Ahora se acentúa con el inicio del nuevo período escolar que empezará el próximo 24 de abril”, explica.
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Leer másLa 44 y la P, suburbio de la ciudad, también está invadida por consumidores que se camuflan dentro de una escuela abandonada hace cinco años; pero también perjudican a otro colegio ubicado a pocos metros, que está operativo y al que asistirán a clases cerca de 400 niños.
Esta problemática persiste pese a que desde 2017 está vigente la ordenanza que prohíbe el consumo de sustancias estupefacientes y psicotrópicas en la vía y espacios públicos, como ha informado EXPRESO en otras ediciones.
“Estamos preocupados porque no queremos que más niños y jóvenes formen parte de las estadísticas de adictos”, manifiesta Carlos Carranza, docente de un plantel ubicado en el suburbio oeste, uno de los seis sectores de Guayaquil que ha sido identificado con mayor incremento del consumo de drogas, especialmente de la mezcla de heroína con otras sustancias nocivas para el ser humano.
El pedido de la comunidad es que se establezca una política pública y se realicen estadísticas e informes que den a conocer si el problema de drogas está siendo controlado o no.