Guayaquil: El olvido y desatención rondan en los parques de La Garzota

Iguanas se pierden entre las ramas de tupidos árboles y el cantar de pájaros no cesa. Son parte del abanico de atributos con los que cuentan al menos tres áreas verdes de la tercera etapa de la ciudadela La Garzota, al norte de Guayaquil, pero que pasan a un segundo plano cuando los residentes se adentran a estos espacios y se chocan con otra realidad: asientos destruidos, daños en las camineras, acumulación de desperdicios y un césped que ya no es verde sino marrón.

Manuel Arrata, presidente del Comité Cívico de Moradores de los parques 93, 96 y 101, mira con regocijo que padres de familia disfruten de ejercitarse y columpiar a sus pequeños, aunque lamenta que el entorno no haga sintonía con las actividades recreativas.

Eso empujó a que este morador, junto a otros vecinos, se trazara la cruzada de conformar comités barriales, en 2019, con el propósito de rescatar las áreas verdes. Pero Arrata admite que, pese a alejar a indigentes, hacer llamados de atención a quienes arrojan desperdicios o ejecutar mingas comunitarias, es evidente que hace falta que aterrice la obra municipal.

“Estamos abandonados. Como comunidad hacemos nuestra parte y nos organizamos, si es que eso quiere saber el Municipio. Ahora queremos que así como se atiende a Sauces, Samanes y otras ciudadelas, también nos vean a nosotros”, argumenta el dirigente barrial, al hacer énfasis en que esto favorecerá a cientos de residentes de esta y otras etapas que visitan los parques durante todo el día.

Al contar con tres áreas verdes seguidas, la comunidad anhela que se incorpore una pequeña ciclovía, se instalen máquinas geriátricas y que se le dé una mejora a la cancha que se levantó, hace una década, gracias al esfuerzo de los moradores en un intento de inyectar más participación ciudadana.

EXPRESO ha seguido de cerca esta problemática. Hace casi un año, el escenario era más desolador, ya que la maleza se apoderó de las áreas y nadie se atrevía a caminar por allí. El Municipio respondió con la limpieza y mejora del cerramiento de uno de los parques, pero ahora este Diario quiso conocer en qué consisten las intervenciones y si se prevén nuevos arreglos. Hasta el cierre de esta nota, el Cabildo no respondió.

Julio Ramírez, otro dirigente barrial, cuestiona que la atención municipal solo aterrice cuando se presente alguna denuncia que aqueje al vecindario, por lo que espera que esto cambie por el bien común del barrio. Él también lamenta que no se aproveche la vegetación de esta zona y que sean nulos los acercamientos con el personal de Vinculación con la Comunidad y los ediles.

“¿Cuáles son las iniciativas para la integración del barrio? ¿Cómo orientar para seguir cuidando nuestros espacios? Vemos que los concejales están en otros lados, pero aquí no los conocemos. Queremos un acercamiento real”, asevera.

Con él coincide Freddy Contreras, morador, quien sugiere a la autoridad que se tome en cuenta el parque ubicado en la parte de atrás del templo budista Yuan Heng, ya que este cuenta con una pileta, que puede ser un punto turístico, y su entorno es semejante a un pequeño bosque. No obstante, la estructura está en abandono y se aprecian colchones y la vegetación crece.

“Es una pena que este punto de la ciudadela y de la ciudad se encuentre en este estado. Sería ideal que el Municipio tome en cuenta estos pedidos y potencie los parques, ya que estamos frente del aeropuerto y esto favorecerá que los turistas tengan una buena imagen”.

Otro de los problemas que deterioran estos espacios es el robo del mobiliario urbano o la ausencia de basureros. Por ejemplo, hay bancas destruidas y los vecinos responsabilizan a recicladores o consumidores de drogas que sacan los hierros para venderlos en las recicladoras. La comunidad nuevamente eleva su voz y espera que no se sigan marchitando sus espacios recreativos.