El papa Francisco "evita" más represión
Los católicos respaldan las declaraciones del sumo pontífice sobre Nicaragua. Indican que “no se busca ser protagonista”
Cerca de 72 horas de silencio mantuvo el papa Francisco luego del allanamiento de la Curia Episcopal de Matagalpa en Nicaragua y la detención de su obispo, Rolando Álvarez. Discreción que se rompió el 21 de agosto pasado cuando, durante el rezo en la plaza de San Pedro, en Roma, el sumo pontífice esbozó -hasta ahora- sus únicas oraciones respecto al conflicto con el Estado nicaragüense.
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Leer más“(...) deseo de que por medio de un diálogo abierto y sincero se puedan encontrar las bases para una convivencia respetuosa y pacífica”, dijo el papa e inauguró el debate de por qué la Iglesia católica -y su máxima autoridad- no condena, lo que para muchos, es un acto flagrante de represión del régimen de Daniel Ortega. Críticas que, para la institución católica en Ecuador, carece de bases.
El 19 de agosto pasado, el obispo Rolando Álvarez fue detenido por la policía por “organizar grupos violentos”, luego de que Álvarez sea crítico al régimen de Ortega.
“El papa no es ningún protagonista político”, indica a EXPRESO el presidente de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana y arzobispo de Guayaquil, Luis Cabrera Herrera, y continúa señalando que el silencio y las declaraciones del sumo pontífice “no son de indiferencia, no son de complicidad”. Además, destaca que las críticas vienen de interpretaciones y “posiciones políticas” sobre la Iglesia.
“Mostró su preocupación y llamó al diálogo, ¿qué más puede decir?”, añade Cabrera e indica que “el papa no puede protestar”, ya que “en vez de ser una ayuda al pueblo, es un perjuicio porque sus regímenes se ensañan más”. Asimismo, hace hincapié en que las declaraciones del sumo pontífice son de una posición más diplomática que pastoral de la detención de Álvarez en Nicaragua.
El papa trabaja en dos dimensiones, la diplomática y la pastoral. (Él) mostró su preocupación y llamó al diálogo, ¿qué más puede decir o hacer?
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Leer másSin embargo, según Cabrera, esto no implica que el papa esté desinformado o lejano al conflicto en el Estado centroamericano. “Está en contacto permanente, directo con ellos”, señala el presidente de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana y recuerda que, independientemente de qué régimen sea, el problema de fondo es el abuso de poder para reprimir.
Por su parte, la feligrés y miembro del movimiento católico Juan XXIII, Viviana Pico, asiente la posición del papa Francisco y de monseñor Cabrera. “Ha sido cauto”, indica y hace hincapié en que la detención del obispo Álvarez es “una violación a nuestro derecho como católicos a ejercer nuestra fe y una clara violación a los derechos humanos”.
Además, indica que “si el papa se pone más fuerte, se pone a condenar” lo que sucede en Nicaragua, los regímenes podrían reforzar la represión en contra del pueblo y “eso nos debería preocupar más”. También indica que, aunque no conoce qué acciones en silencio esté haciendo el papa, lo que debería hacer la comunidad católica es “ponerse en oración por el pueblo nicaragüense”.
Ha sido cauto. El papa no puede ponerse más fuerte o condenar lo sucedido en Nicaragua porque eso implicaría más represión.
Por otro lado, también hace una lectura del por qué, según Pico, se persigue a la Iglesia. “Ellos provocan esto (persecuciones, detenciones, etc.) para provocarnos a los católicos y sacar conclusiones que no son las adecuadas” sobre su fe. “Me da mucha pena, mucha tristeza que los Gobiernos lleguen a este punto a pesar de que todos deberíamos ser libres en lo que creemos”, continúa.
Al consultarle si se sentiría satisfecha con las declaraciones del papa si la persecución fuera en Ecuador, señala que “como persona laica y comprometida con la Iglesia, pediría que Dios le dé sabiduría al papa Francisco y apoyaría su posición”. Asimismo, aclara que “hay que separar las posiciones políticas de las pastorales”, ya que “cada uno tiene sus creencias e ideologías y se debe respetar en todo momento”.
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Leer másEl 19 de agosto pasado, la Policía Nacional de Nicaragua detuvo al obispo de Matagalpa, Rolando Álvarez por, supuestamente, “desestabilizar al Estado” a través de sus posturas y críticas en contra de la violaciones de los Derechos Humanos en ese país. La retención de Álvarez, además de Ecuador, fue condenada por otros países de la región con una gran cantidad de feligreses católicos que, desde su perspectiva, no se limitaron a las declaraciones del sumo pontífice.
El mismo 21 de agosto pasado, cuando el papa Francisco se pronunció, la Iglesia en México mostró su rechazo en contra de las acciones del Gobierno nicaragüense. “Las ideologías populistas acaban siempre en dictaduras que afectan mucho más a sus pueblos que lo que pretenden beneficiar”, indicó el cuerpo eclesiástico.
Asimismo, señalando directamente al régimen de Ortega, indicó que se “ha acabado con todas las voces críticas y pensantes”. Mismas que, según la Iglesia en México, “están en la cárcel o en el exilio”.
No es un tema solo del régimen de Nicaragua
“Si el régimen fuera de derecha y habría silencio, los otros (coidearios a la izquierda) también preguntarán por el papa Francisco”, dijo Cabrera e indicó que los conflictos de los Estados con la Iglesia no dependen de una posición política, sino de la necesidad de “dominar y atropellar” que tienen los gobernantes por el poder.
“China también es cerrado”, continúa Cabrera e indica que cuando el sumo pontífice ha levantado la voz para que se respeten los derechos humanos “es donde más represión ha habido”. Asimismo, señaló que la Iglesia también tiene conflictos en Venezuela, donde pidió elecciones democráticas, pero se agravó la persecución.