Guayaquil: Las paradas se convirtieron en adorno para los buses urbanos
Las unidades paran donde sea para recoger a los pasajeros, invaden carriles y pitan sin cesar. La ciudadanía pide control y sanciones por infracciones
Mal humor. En eso se convierte el viaje de muchos ciudadanos cuando se dirigen a su trabajo o algún otro destino, por los buses de transporte urbano, en Guayaquil.
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Leer másEs uno de los primeros obstáculos que se encuentran a primeras horas y de regreso a casa, con unidades que se cruzan de un carril a otro, rebasan por cualquier lado, pitan sin parar o frenan repentinamente para recoger a algún pasajero que ni siquiera espera en una parada permitida.
En un recorrido realizado por EXPRESO en diferentes calles de la ciudad, se pudo evidenciar lo que a diario padecen tanto conductores de pequeños vehículos como los propios pasajeros de esas unidades, que deben correr muchas veces para alcanzar el bus que los lleve hasta sus destinos, irrespetando los espacios designados para esta actividad.
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En calles como la Francisco de Orellana, Rodolfo Baquerizo Nazur o la vía a Daule, se evidencian esas actitudes con mucha frecuencia.
Durante el recorrido se pudo observar una unidad de la línea 65, que rodaba por la avenida Orellana (desde San Marino), que en su trayecto rebasó bruscamente a otros buses, lo que obligó a más de un carro a frenar y esquivar al transporte urbano, que además se estacionó en media calle para recoger a un pasajero. En el corto recorrido, realizó ocho paradas en sitios donde no había estaciones para bus urbano. Dos de ellas en medio de la calzada, cuando el semáforo cambió de rojo a verde, abordó a dos pasajeros y bloqueó el paso de cinco vehículos.
Al lado de la unidad, otros siete buses repitieron los mismos patrones de conducción, bloqueando a otros automóviles particulares, estacionándose en pleno paso cebra y obligando a los peatones a zigzaguear en la calle. Todos siguieron por la Francisco de Orellana, hasta la conexión con la avenida Guillermo Pareja.
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EXPRESO solicitó a la Agencia de Tránsito y Movilidad (ATM) qué acciones están tomando frente a esa situación que a diario se vive en las calles de la ciudad, además de cuántas sanciones se han emitido en lo que va de este año, por contravenciones de esa naturaleza a conductores de buses urbanos. Hasta el cierre de esta edición, no se obtuvo ninguna respuesta ni entrevista solicitada.
Todos los días me peleo con un conductor por sus imprudencias, frenazos, y pitos. Lo que más me enoja, es que reclaman porque les exijo respeto. Esta situación debe parar.
Mientras la ciudadanía reclama por respeto en las calles y donde muchos se ven forzados a responder como sea. Ocurrió con un bus de la línea 63-A, que se movilizaba hasta la avenida Rodolfo Baquerizo Nazur (en la sexta etapa de la Alborada). El conductor recogía a un pasajero en el carril derecho y, en cuestión de segundos, se pasaba al carril izquierdo. En esas maniobras casi choca a un taxi y una camioneta, desde donde sacaron brazos e insultos. Uno de ellos le lanzó una botella de plástico.
“No supe cómo responder. Quería gritarle, pero no era suficiente, así que le lancé la botella en medio de la ira, porque voy con mi niño y me hace realizar maniobras imprudentes con tal de esquivarlo”, reclama Julio Zambrano, conductor afectado.
Cuando paran donde sea o se cambian bruscamente de carril, me exponen a mí y a mis acompañantes a un choque. Todo porque quieren recoger un pasajero más en su ya lleno bus.
La afectación también se observó en quienes viajaban en la unidad de transporte y de quienes recogía, ya que apenas ponían un pie en la unidad se marchaba bruscamente, sin importarle que se trataba de un adulto mayor o una mujer con niños.
“Ni bien voy sacando el pie, se movió y ya nomás me lancé; por suerte, soy joven, pero ese chiste si lo hace con un señor mayor puede terminar en tragedia”, alerta Alonso Fernández, usuario.
Este bus, que se movió desde La Garzota a la Alborada en poco menos de 10 minutos, repitió el mismo patrón otras cinco veces, y en los puntos donde se encontraban las paradas de buses urbanos, no se acercaba lo suficiente, obligando al peatón a salir dos metros a la calzada para treparse al vehículo.
Los detesto. No me dejan conducir y exponen a todos. Frenan donde sea y cuando quieren, y me obligan a pisar el freno de golpe, y a los pasajeros los obligan a subir al andar.
Una situación similar se observó en una unidad de la línea 82, que recorrió parte de Sauces 7 y los alrededores de Sauces 3.
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Leer másSe observó desde constantes pitadas para que el carro de adelante se mueva, pese a que iba en la velocidad máxima permitida; frenazos, hasta conducir por el carril izquierdo a velocidades altas y colocarse en los pasos cebras, bloqueando el paso de una calle a otra para los peatones. “Muchos de los pasajeros le gritamos porque vaya más despacio, pero no hacen caso, le pedíamos que deje de llenar el bus de tanta gente, que ya íbamos apretados, pero tampoco hizo caso. Solo les importa agarrar pasajeros, porque esa es otra, se puso a competir con otro conductor, le insultó y le dijo: ‘Mueve, que yo me trepo a los de esta zona’, y lo rebasó solo para agarrar una persona más”, relata María Contreras.
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