El parque Centenario no está en el radar del turista
La plaza donde se levanta la columna de los próceres está bajo el dominio de la inseguridad. Operadores turísticos y familias no la incluyen en sus visitas
Nunca antes pasar por un parque le provocó temor a Ana Torres. Atravesó el histórico Centenario, sitio emblemático del centro de Guayaquil, que recuerda la gesta libertaria de 1820 que produjo la independencia de España.
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Leer másEstuvo en el sector por unos trámites. Luego ingresó a la plaza y se sintió intimidada. “Entre chicos se miraban, pensé que me iban a robar. Sentí temor. Vi a jóvenes fumar marihuana y a mujeres prostituyéndose en plena luz del día”, recuerda la lojana.
Cuando sus familiares la visitan, prefiere llevarlos al malecón Simón Bolívar o a las escalinatas del cerro Santa Ana, menos a este parque.
Lo mismo hace Félix Lavayen, guía nacional de turismo. Él excluyó este espacio de su ‘city tour’ (recorrido por la ciudad) por su peligrosidad. “Hace siete años lo saqué del itinerario, debido a los problemas sociales que empezaron ya a darse dentro y fuera del lugar. Vamos al parque Seminario, a la catedral, al malecón, al Santa Ana. Al Centenario solo le damos una vuelta pero en carro, nunca nos bajamos”, sostiene.
Pablo Andrés Vera, guía de Exploreit_ec, coincide con Lavayen en que el lugar es inseguro para los turistas locales y extranjeros. Por eso tampoco, desde hace dos años, programa visitas a la columna de los próceres de la Independencia (construida en 1914 y entregada en 1918) en su tour.
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Leer másPese a la inseguridad, el sitio web guayaquilesmidestino.com, del Municipio de Guayaquil, recomienda el recorrido por el Centenario como parte de los atractivos de la ciudad.
Ambos guías anhelan la recuperación de este espacio, que sea emancipado de las drogas, la delincuencia y la prostitución. Este último, un problema que ha sido publicado por EXPRESO.
(...) Así es esto, EXPRESO lo contó hace algún tiempo: por las noches el centro, simplemente, muere.
— Blanca Moncada Pesantes (@Blankimonki) February 9, 2020
Hoy en Expreso:
El lado oscuro del Centenario.https://t.co/SPM9Qb8Qpi pic.twitter.com/wlj4TTTxZ9
Ana reside en Guayaquil desde 1996 y lamenta que no quede nada del Centenario de otras épocas, cuando las familias paseaban y los niños se divertían sobre los caballos de juguete mientras comían algodón de azúcar o espumilla. Momentos que eran captados por las cámaras fotográficas antiguas. “Ese era Guayaquil, no esto”, señala.
La visita que hacemos al parque es panorámica, jamás ingresamos. Desde afuera hablamos de la columna de los próceres. Luego vamos a La Perla, el malecón, la Aerovía.
Para el historiador Willington Paredes, esta problemática se da porque se rompió el vínculo que había entre el parque y la ciudadanía. “Yo limpiaba zapatos y vendía diarios y este lugar estaba en mi recorrido. Antes había juegos infantiles, carruseles, se presentaban retretas (bandas musicales de vigilantes, municipales). Evocaba a la familia. Eso se dio en los años 50 hasta los 70”, rememora.
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Leer másEn la década de los 70 aparecieron los sobadores. En los 80 llegaron las pandillas juveniles. En los 90 y 2000 fueron frecuentes los asaltos, aprovechando el deterioro de las luminarias. Entre 2010 y 2015, agrega, la prostitución empezó a rodear la plaza. “Últimamente hay muchas extranjeras del lado de Lorenzo de Garaycoa, entre Víctor Manuel Rendón y 9 de Octubre, de un lado y del otro”, dice Paredes.
Romerito (67) lleva cuatro décadas en el sitio. Hasta antes de la pandemia era uno de los pocos fotógrafos que laboraban en el parque. Hoy vende caramelos porque afirma que el Municipio no lo deja trabajar por el virus. “A uno lo corretean y a los que fuman no. Esta ‘vaina’ se fregó con los venezolanos. No son todos, pero la mayoría se droga, roba, pelea. La semana antepasada una ‘chama’ casi apuñala a un policía, aquí en la calle Primero de Mayo. La tuvieron presa tres días, luego la aflojaron. Esto es tierra de nadie”, lamenta.
Para los ciudadanos y promotores turísticos, si bien desde la Gobernación y el Cabildo se han ejecutado rondas permanentes para lograr que el casco urbano recupere su simbolismo turístico y familiar, urgen medidas más fuertes. “Los controles eliminan el problema por horas o a lo mucho días, luego todo es igual o peor. El parque debe ser intervenido y hasta regenerado, fijar nuevos usos”, asegura la ingeniera en Turismo Emily Cáceres, a quien tampoco se le ocurre visitar sola o en grupo el lugar.
“Si lo hago sería solo para pasar un mal momento, no es la cara bonita de Guayaquil. Lamentablemente de ahí el turismo se ha esfumado. Pudo ser un buen punto, pero el vandalismo ganó”, piensa.
El parque debe ser remodelado. Allí siempre ha faltado atención municipal: la iluminación y la seguridad han sido escasas. Sus atributos no fueron potenciados, hay descuido.
Mientras EXPRESO realiza su recorrido, Juan Vera procura no cruzar por el parque. Si lo hace es en la mañana y tarde, y va prácticamente corriendo, mirando a todos lados. “Uno no puede ni pararse en los exteriores porque lo confunden con un trabajador sexual. Recientemente estuve cinco minutos en 9 de Octubre y Lorenzo de Garaycoa, esperando a unas amigas a las siete de la noche, y fui víctima de insinuaciones y acercamientos de hombres jóvenes y adultos”, cuenta. Nadie está a salvo, reflexiona.
- La vigilancia y el patrullaje son insuficientes
En el lugar hay problemática socioambiental y delictiva, dice el comandante del distrito 9 de Octubre, coronel Fernando Vaca, quien confirma que hay presencia de mujeres y transexuales ofertando servicios sexuales en la vía pública, además de proxenetas. Los hoteles y moteles alquilan sus instalaciones para la actividad sexual.
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Leer másRespecto a los delitos, se dan los relacionados al robo a personas, estafa con escopolamina y agresiones (riñas). Existe una percepción de inseguridad por parte de los moradores y turistas.
“Deambulan hacheros y personas que viven en la mendicidad, sin embargo, hay patrulleros, motocicletas y personal a pie rondando la zona, incluso hay una UPC dentro del parque”, expresa Vaca.
El tema de la seguridad ciudadana y orden es un asunto policial, “pero la recuperación de los espacios públicos es competencia del Municipio”, precisa el coronel y añade que incluso hay vigilantes comunitarios, trabajadores informales, quienes son los ojos de la Policía.
La administración y mantenimiento de la plaza está a cargo de una institución bancaria, mediante un convenio de cooperación cívica, suscrito con la Municipalidad.
La entidad se encarga de la limpieza, riego, desbroce de maleza, reposición de especie o cualquier elemento verde del lugar, el cual cuenta con guardias privados y cámaras de videovigilancia, contrato administrado por la Corporación para la Seguridad Ciudadana de Guayaquil, indica el Cabildo. Asegura también que agentes metropolitanos rondan el sitio, aunque los vecinos y trabajadores del Centenario dicen lo contrario.