El parque de las iguanas descuida a sus emblemas
Ciudadanos reclaman falta de control para el cuidado y seguridad de estos reptiles, que son un atractivo. Turistas no tienen guía de cómo tratarlos.
El pasado lunes, una usuaria de Twitter subió a esa red social dos imágenes que indignaron a muchos internautas: en una se observaba a una iguana masticando una delgada franja de plástico; y en otra, a una joven sosteniendo en el aire a un ejemplar al que había tomado por el rabo. Ambas fueron captadas en el parque Seminario, conocido como el parque de las iguanas, donde habitan actualmente alrededor de 200 de estos reptiles.
Las imágenes fueron compartidas y provocaron decenas de cuestionamientos. Incluso, en sus quejas, muchos ciudadanos aseguran haber visto escenas similares en el mismo parque y desde hace mucho tiempo.
EXPRESO recorrió en más de dos ocasiones ese espacio situado en pleno centro de la ciudad, considerado un ícono del turismo local, al que llegan a diario 500 personas en promedio, entre locales y turistas extranjeros. Allí hay varias iguanas con colas maltratadas y extremidades fracturadas.
“Justo acabo de ver a un niño jugando, que halaba del rabo a una iguana. No conozco mucho de estos animales, pero creo que no es el trato que hay que darles”, expresó Juan Lores, quien llegó hace tres días de Bogotá, Colombia, a conocer los atractivos del Puerto Principal.
Loreto Pontiguo, oriunda de Chile, en cambio fotografiaba a todas las iguanas que podía, pero manteniendo una considerable distancia. “No sé qué tanto debo acercarme a ellas. Veo que otros hasta las tocan, pero no sé si muerden o si podría hacerles daño”, contó.
Es que ese parque, que ocupa una cuadra, cuidado por un guardia de seguridad, no tiene letreros que indiquen a los turistas, en español e inglés, cómo tratar a las iguanas. Tampoco hay guías que prevengan a los padres y sus hijos pequeños sobre los posibles peligros (para ellos y para los animales) al darles de comer, o sobré qué alimentos ofrecerles y cómo y dónde tocarlas.
Los bajos vuelos desde el golfo de Guayaquil
Leer más“Por ignorancia y hasta a propósito hay muchas personas que siempre las lastiman. Yo discuto a menudo con los malos visitantes por ese motivo. He visto cómo les arrancas sus colas”, cuenta Priscila Ruiz, fotógrafa que labora en ese lugar desde hace 16 años. “Desde hace dos años también me dediqué a vender lechuga para las iguanas, a un módico precio a los turistas, luego de que evidencié cómo algunas se enfermaban y hasta salían del parque desesperadas a buscar comida”.
La mujer, quien luego de tantos años de cercanía con estos reptiles asegura que los siente como parte de su familia, reclama el descuido en la alimentación de ellas. Dice que se ha comprometido a no dejarlas morir de hambre. “Personal del Municipio les trae guineos, papaya y vegetales tres veces al día. Pero en feriados nadie les trae nada. Un claro ejemplo fueron los días del paro. Mientras duró, los trabajadores no vinieron y algunas iguanas salieron del parque en busca de comida y fueron aplastadas por los carros”, narra. En esos días, Priscila cuenta que fue a los mercados a buscar vegetales para alimentarlas.
Otra queja fue la manipulación de los huevos de estos reptiles. Un trabajador de limpieza del parque mencionó que hay visitantes que tocan los embriones, impidiendo su incubación.
EXPRESO le preguntó al Departamento de Áreas Verdes del Municipio de Guayaquil sobre el control en la seguridad y cuidado de las iguanas del parque Seminario. El departamento de comunicación de esa entidad prometió una respuesta que no llegó hasta el cierre de esta edición.
Este medio también le preguntó al biólogo Antonio Freire, experto en vida silvestre, sobré qué medidas debe el cabildo tomar para conservar esta especie que es parte del patrimonio guayaquileño.
Él, quien efectuó hace pocos años un estudio de la vida de las iguanas en ese lugar, indica que estos animales reciben una mala alimentación. Por eso son delgadas y débiles, lo que explica sus caídas de los árboles, lo que les provoca fracturas. “Su alimentación debe ser variada. El Municipio debe incentivar a los turistas a ofrecerles una mejor alimentación”, señala. También cree que debe existir información escrita dentro del parque que oriente a los visitantes sobre el mejor cuidado de estos animales.