Los parques y veredas sirven de garajes en la Alborada
La falta de espacios en sus casas lleva a los vecinos a invadir la vía pública para estacionar sus carros. Los peatones encuentran obstáculos a su paso
A Marcos Molina le toma cerca de quince minutos sacar su carro del parqueadero de la séptima etapa de la ciudadela Alborada, norte de la ciudad. Su vivienda no cuenta con garaje propio, por lo que a veces deja su automotor en un estacionamiento general ubicado a más de 200 metros de su residencia.
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Leer másY es precisamente ese tiempo que no quiere perder Daniel Terán y los otros vecinos de la manzana 145, quienes ante la falta de parqueo cercano han optado por dejar su vehículo sobre las veredas de sus casas.
Si bien está prohibido el uso del espacio público para fines comerciales o en beneficio personal, aumenta el número de residentes de este sector que violan las normas y convierten las aceras y veredas en patios, garajes y hasta en pequeños talleres.
Los vehículos estacionados en las veredas forman doble columna y se convierten en un obstáculo, pues por ellos se complica el caminar con tranquilidad por aquellas calles destinadas al uso exclusivo de peatones.
“Mi madre, que se moviliza en silla de ruedas, tiene problemas para transitar por estas veredas llenas de carros. No es justo que se corchen las vías y se deje al peatón indefenso”, se queja Manuel Solano, quien todas las tardes saca a pasear a su progenitora.
Muchos vecinos no estamos de acuerdo con que los parques sean convertidos en garajes. Hemos pedido al Municipio que rescate las áreas verdes para el uso recreativo.
Lo mismo opina Karla Becerra, a quien se le dificulta salir con su hijo de siete meses en su cochecito. “Es complicado circular por la vereda ocupada, por eso he optado por llevar al niño cargado”, relata.
Los carros duermen sobre las veredas, junto a las casas. Las calles peatonales se estrechan y cuando están en las avenidas principales el peatón debe tirarse a la calle.
La invasión del espacio público está prohibida en la ordenanza para la facilitación de la circulación vehicular en la ciudad de Guayaquil, que fija en su artículo 6 una multa del 15 % del salario básico para quien se estacione en lugares prohibidos por la Autoridad de Tránsito y Movilidad (ATM).
Pero esta ordenanza no es cumplida, a pesar de los operativos que dicen realizar las autoridades de tránsito.
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Leer másWalter Sarmiento vive desde hace 15 años en la Alborada y siempre deja su vehículo en el estacionamiento general. No obstante, dice que el desorden es un problema que mantiene divididos a los vecinos. Quienes guardan sus vehículos temprano tienen el inconveniente de que al día siguiente 30 carros los bloquean y no pueden salir enseguida con su automotor. “Es por ese motivo que algunos prefieren dejarlos sobre las veredas de sus casas”, anota.
Muchos vecinos no estamos de acuerdo con que los parques sean convertidos en garajes. Hemos pedido al Municipio que rescate las áreas verdes para el uso recreativo.
Sarmiento comenta que a pesar de que algunas viviendas sí cuentan con un espacio para garaje, hay familias que tienen más de un carro, por lo que se ven obligadas a tomarse las calles, aunque estas no sean muy amplias para aparcar sus unidades. “Esto ocasiona que en las noches, cuando ya todos llegan a sus casas, sea difícil circular porque te encuentras con autos estacionados de lado y lado de las veredas”.
La carencia de áreas para parqueos también ha llevado a los vecinos a tomarse las áreas verdes destinadas para la recreación infantil.
Eso sucede en la manzana 719, donde un parque está ocupado por vehículos. En el lugar han desaparecido los juegos infantiles y solamente queda un letrero colgado en un árbol en el que se lee: “Cuide el parque que es de todos”.
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Leer másVíctor Landázuri, quien habita en el sitio desde hace 30 años, narra que esta área fue ocupada por los propios vecinos que no tienen donde dejar sus vehículos, ya que en el parqueadero general solo hay espacio para 30 unidades y en la manzana hay más de 80 carros. ¿Entonces, dónde los iban a guardar los restantes?, pregunta el residente, quien no está de acuerdo con la invasión al parque, pero tampoco se atreve a cuestionar a sus vecinos.
Algunos residentes, como Carlos Cedeño y Manuel Tigreros, promueven la recuperación de las áreas recreativas invadidas, pero los dueños de carros defienden el espacio para los vehículos.