El peligro cruza en el puente de Puná

Sus gritos de reclamo están igual de desgastados como lo está el puente peatonal que conecta a diferentes comunas de la isla Puná, en el Golfo de Guayaquil. Se han cansado de la indiferencia de las autoridades, de enviar peticiones sin que hasta ahora aterrice alguna solución. Nada. Cada día que pasa, en cambio, la estructura se cae a pedazos, por lo que les aterra saber que en cualquier momento esta se desplome y ocurra una desgracia.

Esta es la angustia que comparten los habitantes de la comuna Bellavista, que está a 20 minutos en lancha desde el puerto de Posorja, y quienes se contactaron con EXPRESO para advertir que ya no soportan un día más sin atención. La comunidad teme cruzarlo, lo evitan, pero no le queda otra opción que hacerlo.

Allí, caminan con pánico, se encomiendan a Dios, y sus manos se aferran al consumido pasamanos de madera, que no para de temblar. Lo hacen porque es el punto de entrada o salida, tanto de los habitantes como de los pocos turistas que visitan la isla, sobre todo los fines de semana o en los días de feriados.

Un equipo de este rotativo llegó al punto y comprobó que el óxido ha devorado sin misericordia los fierros, tanto de la parte superior como los de la parte baja del viaducto, que mide 110 metros de largo por 2,40 de ancho, y que sostienen a las tablas. El peligro es tal que ya hay pedazos de hierros caídos en el fango.

Nelson Jordán, presidente de la comunidad, se lamenta que las peticiones solo hayan quedado en el papel, sin que hasta ahora sean atendidas. Ya perdió la cuenta de las solicitudes que envió, desde hace más de un año. “Estamos cansados de hacerlo, pues solo quedan en el escrito y no se dan cuenta que esto es de urgencia. ¡El puente pronto va a colapsar!”, advierte el ciudadano, mientras muestra los documentos en los que expone la problemática.

Se trata de oficios dirigidos a diferentes entidades, como a la Prefectura del Guayas y el Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda (Miduvi), esta última fue la que levantó al viaducto, afirma la comuna, para que ejecuten incluso el desmontaje de la infraestructura, pues el estado es deplorable.

Tras revisar los documentos, EXPRESO consultó a ambas entidades sobre ¿cuál es el estado de aquellos trámites?, ¿cuáles han sido las inspecciones ejecutadas?, y ¿cómo pretenden actuar?, pero hasta el cierre de esta publicación las respuestas no llegaron.

Se sabe que Puná pertenece a Guayaquil, como parroquia, y llama la atención que resalta un cartel colgado de la Alcaldía en la parte central del puente, en torno a una obra relacionada al agua potable. Ante ello, se le consultó al Cabildo, que hace pocos días entregó 3.000 kits de alimentos, sobre qué inspección ha hecho en el territorio y cómo piensa actuar, pero tampoco hubo una contestación.

Para la habitante Felícita Mite, esa falta de respuesta de las autoridades ha empujado a que junto con sus vecinos tengan que colocar una especie de bloqueo, con maderas, para frenar el paso de las motocicletas sobre la infraestructura. Si ya caminando se siente como si ocurriera un sismo, la situación empeora cuando ruedan estos vehículos, argumenta.

“Pasar por aquí nos significa ir con zozobra, con miedo de que esto se caiga, cada día se deteriora más y más. ¿Hasta cuándo aguantamos? Le hago un llamado al Gobierno para que actúe de una vez por todas y no espere a que colapse. Hay que evitar una desgracia”, expresa Mite, quien subraya que los más perjudicados son los compañeros que dejan sus botes cerca del área.

Las tuercas y tornillos que están incrustados entre las tablas, asimismo, están tan gastados que pronto, alerta la comunidad, comenzarán a desprenderse, de igual manera, hay palos que están podridos. En la parte alta del puente, que está pintado de blanco, también está afectado por el óxido.

Ramón Trujillo, otro comunero, se une al comentario de sus vecinos y detalla que el viaducto fue construido hace más de 11 años por el Miduvi, y son mínimos los trabajos de mantenimiento que allí se han efectuado. Él sugiere que ahora las bases sean de hormigón. “Es un pedido de urgencia (...), no podemos seguir viviendo con este temor”, menciona con angustia el ciudadano que, al igual que Bellavista, guarda la esperanza que la respuesta llegue y pueda, finalmente, alejar al peligro, que es lo que cruza por este viaducto.