Guayaquil: El peligro ronda en los callejones de la Alborada
Los robos y asaltos son recurrentes en la V etapa de este sector. El expendio de droga inquieta a los vecinos. El patrullaje es escaso
Cinco sobres pequeños, con un polvo blanco adentro, están camuflados entre los montones de desechos que acompañan el callejón principal de la manzana 5D, de la quinta etapa de la ciudadela Alborada, en el norte de la ciudad.
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Leer másLos vecinos que transitan por el sitio comentan, indignados, que eso es un problema que se vive a diario. “Los callejones y parques se han transformado en botaderos de basura y se han vuelto sitios peligrosos donde hay robo, asaltos y expendio de droga”, indica Teresa González, quien habita desde hace 10 años en la zona.
Ella, junto a sus vecinos, se queja de que hay bandas delictivas que atacan a los transeúntes a cualquier hora. Caminar en horas de la noche es muy peligroso, anota.
Uno de los casos que más conmocionó a los residentes fue precisamente el asalto a la casa de González, cuando tres personas se hicieron pasar por fumigadores y la amedrentaron para que los deje entrar a la vivienda. Los delincuentes se llevaron dinero, un televisor, un celular y mercadería. Huyeron por los callejones peligrosos y nadie pudo alcanzarlos.
Hemos enviado oficios al Municipio para que realice el cerramiento de los parques de esta zona, pero todavía no tenemos respuesta. La inseguridad reina en estos sitios.
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Leer másDesde entonces, ella es más precavida. “Ya no dejo entrar a nadie, aunque me digan que vienen de parte de mi esposo. Así me siento más tranquila”, narra aún acongojada.
La inseguridad que reina en este sector la corrobora Hoover Grande, presidente de parques de la Alborada, quinta etapa. Indica que individuos de otras zonas acuden a los callejones y áreas verdes a consumir droga y alcohol, sobre todo durante las noches y fines de semana.
La Policía debería patrullar la zona con más frecuencia, no solo en carro, sino también a pie. La delincuencia nos ha robado la tranquilidad, nadie está seguro ni en su propia casa.
“Este sector y las calles aledañas son una chimenea de marihuana. El olor es tan fuerte que debemos cerrar puertas y ventanas para no percibirlo”, menciona Granda, quien expresa la necesidad de que se ejecuten patrullajes constantes y que el Municipio de Guayaquil realice el cerramiento perimetral del parque. Estos pedidos ya han sido formulados a las autoridades respectivas.
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Leer másAndrés Figueroa, quien vive en la ciudadela desde hace 26 años, reconoce que históricamente el sector ha sido complicado por la delincuencia. No obstante, anota que la situación se ha agravado en los últimos meses. “Hace dos semanas acribillaron a una persona en uno de estos callejones. Minutos antes del crimen, varios hombres estaban discutiendo en el parque. Llamamos a la Policía, pero esta se tardó, como siempre”, denuncia el joven, quien ahora vive con temor a represalias.
Los vecinos de este sector han implementado estrategias contra la inseguridad. Una de ellas es colocar cámaras y alarmas en sus viviendas, cerrar con rejas algunos callejones o ponerles algún obstáculo (piedras, palos, etc.) para que los delincuentes no puedan huir con facilidad. También están colocando concertinas (alambres de púas) en los techos y muros de las viviendas.
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Leer másMelissa Cueva, quien habita a un costado del parque, asegura que ninguna acción ciudadana surtirá efecto si no se cuenta con la ayuda de la Policía. “Hay pocos uniformados realizando los turnos; los fumadores apenas ven a la patrulla se escabullen por los callejones, luego vuelven”, anota.
El sargento Carlos Rugel admite que hay consumo de alcaloides, pero asegura que los controles que ellos realizan a todas horas han logrado controlar la situación. Sin embargo, los vecinos de la Alborada dicen no estar contentos con los resultados.