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Censo (11321078)
Exposición de los resultados este martes 3 de octubre. Christian Vinueza

Más personas prefieren vivir solas y persisten brechas en el área rural

Crece la elección de vivir en departamentos. El 66 % de Guayas tiene red de alcantarillado. El 40 % de hogares declara como representante a una mujer

El rostro del Guayas tiene diferentes matices. Cada vez más hogares deciden habitar en departamentos y ya no en grandes viviendas como era común hace más de dos décadas; una realidad que, al igual que la provincia de Pichincha, da cuenta que más personas resuelven vivir en solitario y arroja como saldo que en promedio los hogares son más pequeños. La caída de la fecundidad sigue presente.

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Quienes vivían en departamentos, en 2010, era el 9,2 % de ciudadanos; pero en 2022 esa cifra se duplicó: el 19,4 %. Los que viven solos, hasta el año anterior, era el 17,0 %, que superó al 12,1 % que se contabilizó hace más de una década. Mientras que los que viven con 5 o más personas se van reduciendo; en 2010 se contó el 31,3 %, y ahora, en 2022, llegó al 22,6 %. Números que dejan en evidencia que la vida en solitario es preferida por muchos.

Estos datos forman parte de los resultados del censo de 2022 que ejecutó el Instituto Nacional de Estadísticas y Censo (INEC), y fueron divulgados este martes 3 de octubre, en Guayaquil, con autoridades locales y provinciales presentes, y que también dejó en claro que persisten brechas de acceso a alcantarillado en el área rural. Una situación que, de cara al fenómeno de El Niño, pone a muchos en alerta.

Ahora bien, en torno a Guayaquil, se conoció que continúa a la cabeza de tener a más habitantes, 2,7 millones; y le sigue Durán, con 303.910. Y llama la atención que tanto Durán como Daule y Samborondón son las ciudades satélites que más han crecido durante este tiempo; y esto le da fuerza a la denominación del Gran Guayaquil.

Al respecto del abastecimiento de agua potable por red pública, Guayaquil está a la cabeza de la provincia con el 93,7 % de cobertura, pero con escenarios poco alentadores figuran los cantones de Simón Bolívar, con el 49,2%; Salitre, con el 32,7 %; y en último lugar Jujan, que apenas cuenta con el 28,8 %. En tanto, Durán se encuentra en el puesto 19 de los 25 cantones de la provincia, el INEC registra que en el cantón ferroviario hay un 58,0% de acceso por redes de agua.

Entre la lista destaca que Nobol se ubica segundo, después de Guayaquil, con el 91,0%, pero si se aborda el ‘territorio’ de contar con la red pública de alcantarillado, de los 25 cantones del Guayas, Nobol se ubica en el 14; en el último puesto está Isidro Ayora que no llega ni al 1 % (el 0,7).

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Precisamente este tema, de toda la cobertura de los servicios básicos en la provincia, es el que más bajo porcentaje tiene: el 66 % frente a la cobertura eléctrica que está en el 98,0% y es en este punto que Guayaquil no está primero sino segundo, con el 98,7 %; quien lidera es el cantón Marcelino Maridueña con el 98,8 % de cobertura.

Para Roberto Castillo, director ejecutivo del INEC, la reflexión en Guayas es que el crecimiento de la población tiene que ir relacionada con una mejora en la calidad de vida de sus habitantes y, evidentemente, en la dotación de los servicios básicos, tarea que le corresponde a los Gobiernos Autónomos Descentralizados (GAD).

Subrayó el caso de Nobol, que pese a ser un cantón pequeño (cuenta con una población de 23.850 habitantes), tiene una cobertura aceptable de agua potable, y el desafío de las autoridades recae en Durán. “En los últimos 20 años ha crecido, pero en la cobertura de agua y de alcantarillado ha ido en retroceso; tenemos a la mitad de la población que recibe agua a través de tanqueros”, acotó.

Castillo también se refirió a la caída de la fecundidad y profundizó que hay factores que están influenciados por temas económicos, sociales y culturales. Por ejemplo, las mujeres cada vez más participan en el campo laboral que antes; hay un mayor conocimiento de los métodos anticonceptivos, y, asimismo, se observa que contraen matrimonio a una mayor edad. Recuerda que en 2010 una mujer promedio se casaba a los 27 años de edad, pero ahora se ha dado ‘un salto’ de 5 años; a los 32.

Sobre las mujeres también hay datos relevantes. Son más que los hombres que habitan en la provincia (con 2,2 millones frente a los 2,1 de ellos), y el 40,3 % de los hogares declaran como representante de este a una mujer.

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