Pese al riesgo que afrontan los bosques, surgen más especies
Una araña, única en el mundo, habita en Chongón-Colonche
La Escuela Politécnica del Litoral (Espol) ha realizado una serie de charlas en los últimos dos días para dar a conocer los estudios y descubrimientos que se han hecho en los bosques secos tropicales en los últimos 40 años.
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Leer másEntre los hallazgos se han reportado 15 nuevas especies presentes y la existencia de una nueva. Se trata de una araña, única en el mundo, que habita en la cordillera Chongón-Colonche, a 10 kilómetros del bosque Cerro Blanco, en Guayaquil.
Estos descubrimientos alegran a la comunidad científica, que no deja de mostrar su preocupación frente a los riesgos que afrontan estos ecosistemas.
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El aumento tanto de espacios residenciales como agrónomos, que han ganado terreno a medida que las ciudades se han ido desarrollando, en este caso Guayaquil, ha vuelto vulnerables a las especies animales y vegetales.
Para el presidente de la Fundación para la Conservación e Investigación Japu, Christian Barros, la tala de árboles como el guayacán y palo santo los ha llevado cerca de la extinción. Adicionalmente, indica que la presencia humana y acciones como la caza han generado la pérdida progresiva de animales como el jaguar y el papagayo.
“En el caso del ave, en Guayaquil se registran menos de 100 en la ciudad. Mientras que el último registro de este se dio por el hallazgo de una huella en el bosque comunal Las Balsas, en Santa Elena”, asegura Barros.
Pese a estos riesgos y afectaciones, han podido identificar más especies en las zonas aledañas del bosque Cerro Blanco. “Quince nuevas clases de aves fueron registradas, sumadas a nuevas especies de flora acuática”, dice el presidente de Japu.
A esto se añade la presencia de especies invasivas. Anahí Vargas, ingeniera ambiental e investigadora de la fundación, comenta que han encontrado varias en las cercanías de bosques como Cerro Blanco.
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“El mono aullador y el papagayo, en peligro por la destrucción de los cerros”
Leer más“Vacas, caballos, perros, gatos, ratones son parte de los invasores encontrados. Cada uno afecta de forma distinta el ecosistema y la cadena animal de estos ecosistemas”, detalla, al hacer hincapié en que los gatos y perros son los que más han repercutido en el desequilibrio de espacios, pues cazan a las especies nativas de estos bosques.
En el caso de los equinos y bovinos, tienen mayor repercusión en el daño de los suelos por los que pasan.
“Instamos a las familias y agrícolas a evitar, por lo tanto, el abandono de animales en estas zonas, para así frenar esta invasión. La acción no es compleja. Frenaríamos el riesgo y, a la par, el abandono de los otros animales”, solicita Vargas.
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