Los planes para reverdecer a Guayaquil siguen relegados
El alcalde Aquiles Álvarez indicó que recién para el 2026 se prevé un proyecto de arborización. Expertos piden priorizar el incremento de áreas verdes
Que a Guayaquil le faltan árboles no es una novedad. Es evidente a lo largo de zonas como la avenida Pedro Menéndez Gilbert o la calle Circunvalación Sur, en Urdesa, la ausencia de sombra natural para el tránsito de peatones.
En los últimos días, la urbe ha soportado una histórica ola de calor, con temperaturas que superan los 35 grados en sombra, obligando a las personas a utilizar paraguas para salir a las calles, sí o sí. En algunas casas no abastecen ni los aires acondicionados ni los ventiladores, según reportes ciudadanos. También se han incrementado las ventas de agua.
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Según el Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inamhi), el 16 de marzo se registró la temperatura más alta en los últimos 30 años, con 36,5 grados centígrados bajo sombra.
En diversos reportajes, EXPRESO ha recogido opiniones de expertos, indicando que la falta de áreas verdes en Guayaquil propicia que se incremente la temperatura promedio.
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Leer másEl pasado miércoles, el alcalde Aquiles Álvarez indicó que recién para el año 2026 se prevé instaurar un plan de arborización en la urbe porteña, debido a la falta de presupuesto; lo que ha sido cuestionado por la ciudadanía que demanda ‘oxigenación’ natural.
“Invertir en arborización no son 2 milloncitos nomás. Para tener una gran Guayaquil arborizada, no menos de 20, 30 millones de dólares. Esa es la realidad, pero no tenemos los recursos ahora”, manifestó entonces Álvarez.
Pero la ciudadanía cuestiona que los planes para reverdecer Guayaquil sigan siendo relegados por las autoridades de turno, luego de varias administraciones municipales en las que el tema ambiental simplemente no tenía la importancia correspondiente.
Carlos Jiménez, planificador urbano, sostuvo que la actual administración heredó problemas derivados del mal manejo en términos de mantenimiento del arbolado urbano.
“Entendería que muchos de los recursos están destinados a corregir problemas de la cochinilla, ya he visto árboles que ya han podado y están reverdeciendo, pero definitivamente sí es necesario y yo creería que debe priorizarse y ver cómo se acelera este tema, y no se lo patea hasta el 2026”, manifestó Jiménez.
Agregó que es importante que el Cabildo aclare las cifras que dispone para el cuidado del medio ambiente y planes sostenibles.
“A nivel de modelo de gestión del Municipio, por un lado, se paga un impuesto predial; por otro lado, se cobran tasas y el 1x1000 a los negocios, y dentro de todos los ingresos debería haber un buen desglose y debería estar claro qué tanto fondo se asigna al mantenimiento de todo lo que comprende los árboles y toda la parte verde de la ciudad”, sostuvo el urbanista.
El Municipio debería aclarar cuál es el fondo que se asigna para el mantenimiento de las áreas verdes.
Para la bióloga Ximena Párraga, Guayaquil no puede aguantar más sin aplicar un proyecto que reforeste el área urbana y lo integre con los cerros.
“Cualquier proyecto que se piense implementar en la ciudad debe contar con especies nativas. Eso es lo primordial. Nuestras autoridades han dejado a un lado este tema tantos años, y estamos viendo las consecuencias, por un mal cuidado, tenemos árboles que ha muerto enfermos, otros comienzan a recuperarse lentamente”, dijo la profesional.
Párraga ofreció alternativas ante la falta de presupuesto que dijo tener el Cabildo para comenzar un plan de arborización.
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Que el Municipio, a través de diversas empresas privadas, pueda incentivar a la población a sembrar árboles. “Becar a niños y jóvenes que siembren cierta cantidad de árboles, motivarlos con clases deportivas o de artes, que ellos sean ese agente de cambio en la ciudad”, sugirió.
Sin embargo, la bióloga lamentó que no se avizora algún bosquejo de un magno proyecto verde. “Si comenzamos un plan hoy, empezaremos a ver resultados o cambios en 6, 8 años, solo si lo tratan como una política pública”, indicó Párraga.
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Leer másIsrael González vive en las calles Rocafuerte y Juan Montalvo, en el centro. Cada semana acude al Malecón 2000 para trotar por las mañanas. Explicó que, en este sitio, hay ejemplos de que en las áreas con árboles “el ambiente es más fresco”.
“Si usted camina desde La Perla hacia la calle Imbabura, pero junto a las barandas, junto al río, va a sentir más el impacto del sol al no tener sombras, aunque ahí hay descansos techados. Pero ahora, avance un poco más abajo, donde está la laguna, corre mucho más el viento y el calor se reduce, porque las ramas cubren los rayos del sol”, detalló.
Jiménez sentenció que en la ciudad aún se sigue priorizando al vehículo y no al peatón. “Pero debería empezar a socializarse cuál es la visión desde lo urbano que se va a proponer. Si se va a promover una movilidad en vehículos, si se va a promover una vivienda unifamiliar, definitivamente va en contra de los conceptos de lo que es la ciudad densa, la ciudad donde la gente camina, que es la que va a requerir estos espacios de áreas verdes”, sostuvo.
Si comenzamos un plan hoy, veremos resultados en 6, 8 años, solo si lo tratan como una política pública.
Para la ecologista Valeria Calderón resulta impensable que recién en 2026 se piense en que Guayaquil sea ‘verde’. “No hay tiempo que esperar. Los árboles, los parques con árboles frondosos son una prioridad. Facilitan y mejoran la convivencia. Son sinónimo de bienestar, de vida y salud. Los árboles no pueden ser más la última rueda del coche. Lo estamos perdiendo todo. Aquí lo que hace falta, más allá del dinero, es voluntad”, sentenció.
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