Guayaquil: La Pradera II se marchita
El consumo de drogas espanta a los vecinos tanto como la delincuencia. El estado de las calles y parques, además del ruido, son otra razón para encerrarse
Es una ciudadela antigua, tradicional en Guayaquil, en la que viven habitantes que recuerdan cómo sus parques, hace tres o cuatro décadas, permanecían repletos de amigos; y cómo sus calles y peatonales eran los lugares más seguros para reencontrarse con los vecinos y platicar, sin preocuparse del tiempo. Pero ahora, como lo comprobó EXPRESO, La Pradera II, ubicada en el sur del Puerto Principal, refleja nada más que inseguridad, descuido, deterioro.
Los mercadillos ambulantes que agobian al barrio
Leer más“De aquel barrio que era maravilloso en verano e invierno, con lluvia o con sol... no queda ya nada. Ahora prevalece el temor. Vivimos encerrados...”, reconoce la habitante Paula Lídice, quien desde su vivienda percibe el olor a marihuana que se consume en los espacios públicos aledaños.
El consumo de drogas, tal como pasa en casi todos los vecindarios de la urbe, es aquí también uno de los problemas. No obstante a estos se suman otros cuatro que en igual magnitud, evitan a los residentes llevar una vida tranquila y fuera de casa, donde se convive y se crea comunidad.
Inseguridad
Es el problema más grave. Y es que pese a los operativos que se realizan, a diario se escuchan los gritos y quejas de los vecinos que han sido víctimas de asaltos. Según Martha Sánchez, presidenta del parque Polideportivo Pradera II, es tal la situación que han tenido que cerrar una de las puertas de ingreso para evitar que los ladrones tengan una vía de escape. Por el sitio, advierte, circulan permanentemente las motos, la mayoría sin placas, así como los chamberos y ambos “merodean el área”.
Datos de la policía reportan en lo que va del año, 422 robos en todo el Distrito Sur, al que pertenece el barrio, aunque la ciudadanía habla de más. “Ahí están registrados todos los delitos de la zona, que son muchos más, solo en La Pradera, por semana, según los reportes que llevamos los vecinos se cometen 10”, explica Zulema Ramírez, quien hace un mes se salvó de ser víctima de un secuestro exprés en el sitio.
Si tú vienes con el celular caminando y no te das cuenta, el de la moto te para y se te lleva todo. Aquí se vive con miedo, uno debe estar siempre alerta.
Consumo de drogas
Vecinos de La Pradera solicitan el retiro de ramas y hojas secas de El Bosque
Leer másEl problema va ligado al punto anterior y se ha agudizado, a decir del residente Hernán Cevallos, en la última década, dueño de un minimarket. Cevallos cuenta que los adictos consumen las sustancias incluso en los parques o canchas, cerca de los niños que están jugando o los adultos mayores que intentan ejercitarse.
A Glenda López, de hecho, el humo no la deja ni dormir. “Ves zombies caminando y desorbitados. Nunca pensé que mis hijos crecerían en un barrio donde más de uno lamentablemente ha perdido las ganas de vivir”, señaló Lisette Moreira, quien vive en el Séptimo Callejón 48 SE.
La policía viene, están unos 10 a 15 minutos y retiran a los consumidores de drogas. Sin embargo, se van los agentes y ellos otra vez se instalan. Pasa igual siempre.
Abandono
Heces de animales, basura, vidrios rotos a un lado de los columpios, se hallan mientras uno camina por el parque ‘Virgen de Fátima’. Jorge Vargas, expresidente barrial, mostró su decepción al ver el estado de este espacio que no logra florecer, pese a las mingas que realizan. Vargas aseguró que ni siquiera la gruta de la Virgen, que lleva un buen tiempo rota, ha sido reparada. Sobre esta situación, EXPRESO preguntó al Municipio cuándo se ejecutarán allí los trabajos de regeneración y de qué tipo, pero hasta el cierre de esta edición no hubo respuesta.
- En el parque Virgen de Fátima es común también ver sobre las canchas y las áreas verdes, escombros y material de construcción que ya no se usa, así como bolsas de plástico y cartones. Los vecinos hacen mingas, pero no resultan suficientes. El problema es evidente.
- Este es uno de los espacios que preocupan a la ciudadanía, puesto que, como se observa en la foto, ni siquiera las bancas están en buen estado, así como tampoco las camineras, que permanecen rotas o con piedras. Pasear a un niño en coche se torna incluso difícil.
La Pradera 2 tiene peatonales que demandan regeneración
Leer másRuido
Los moradores de la manzana D31 dicen estar hartos de lidiar con el ruido que generan los camiones que se movilizan hasta las fábricas y bodegas que se levantan en el entorno. “Este es un problema sin solución que afecta también a La Pradera I y III. No sé por qué nadie hace nada, es contaminación; también el resultado de la falta de planificación. Quisiera que la alcaldesa venga a descansar un día a este sector. Solo así verá qué tan difícil es conciliar el sueño”, sentenció Norma Encalada, residente que prepara un escrito para enviarlo a la Alcaldía con el fin de buscar soluciones.
Movilidad
5.La falta de señalética y sobre todo de rampas vuelve el hecho de caminar, una tarea que supone más esfuerzo del que debería. “Me apena reconocer que pocos se preocupan por nuestro bienestar. Hasta ir a la tienda se torna difícil para nosotros, nos caemos, tambaleamos... Me encantaría que haya bancas en las aceras o las esquinas, como sí lo hay en el barrio El Centenario, tan importante e histórico como el nuestro”, piensa la residente Violeta Guzmán, de 69 años.