El primer cliente de Krispy Kreme en Ecuador regalará sus donas a niños
Carlos Neira contó las motivaciones detrás de su aventura de casi 50 horas en Krispy Kreme: darle alimento a niños en situación de vulnerabilidad
Decenas de personas se congregaron en los exteriores del nuevo local de Krispy Kreme en Ecuador para la inauguración del primer establecimiento de la popular cadena de donas en el país. Sin embargo, entre la multitud, un individuo se destacó no solo por ser el primero en la fila, sino por la noble causa que lo llevó allí.
Carlos Neira, director de la Fundación Sembrando Esperanza, fue el primer cliente en la fila, habiendo esperado casi 50 horas para ser parte de la inauguración. Carlos contó a EXPRESO la razón detrás de su persistencia, que es tan dulce como las donas que esperaba obtener: alimentar a niños en situación de vulnerabilidad.
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La iniciativa de Krispy Kreme prometía donas gratuitas semanalmente durante un año para los primeros 12 clientes y órdenes de compra adicionales hasta el número 200 de la fila. Esta oferta generó una gran expectación y llevó a decenas de personas a hacer fila desde la noche anterior, algunos incluso desde dos noches antes.
Fue súper cansado, pero la motivación eran los niños
La historia de Carlos comenzó cuando la marca anunció su promoción en septiembre. La fundación Sembrando Esperanza, que dirige desde 2015, decidió asumir el reto de ser el primero en la fila para aprovechar esta oportunidad única.
El martes 24 de octubre, llegó junto a otras dos personas de su equipo de la fundación para conocer el sitio donde se daría inicio la fila, en Samborondón. al llegar descubrieron que habían otras personas que también querían iniciar la fila temprano, por lo que se decidieron quedarse de una vez y no correr el riesgo de ir a preparase y volver.
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Sin tener nada listo, Carlos junto a sus dos compañeros, iniciaron a las 8:00 del martes la fila para la apertura de Krispy Kreme, 49 horas antes de la apertura oficial. Ellos fueron los tres primeros.
Durante las casi 50 horas de espera, la fundación apoyó a Carlos y sus compañeros llevándoles todo lo que necesitaban: sábanas, alimentos, agua y abrigos. A pesar del cansancio, la falta de sueño y la incomodidad, Carlos y su equipo perseveraron en su causa.
Su objetivo trascendía el simple deseo de obtener donas gratis. Después de conseguir su premio, Carlos pidió reunirse los directivos de la empresa para solicitar acumular las donas gratuitas contándoles su iniciativa: realizar un evento navideño para niños desfavorecidos económicamente. Este evento planea proporcionarles alimentos, regalos y, por supuesto, las donas que fueron el resultado de sus horas de espera.
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