La primera lluvia evidencia la falta de obras en recintos
En Safando recibieron una obra que con el invierno preocupó más a la población. En la Cerecita de Guayaquil piden el mantenimiento de sus calles
Cuando la maquinaria pública llegó al recinto Safando, en 2022, la población se alegró porque pensó que “al fin” dejarían de pisar tierra y lodo en sus calles. Sin embargo, con esa sabiduría adquirida a lo largo de sus 83 años, don Obdulio Cirino y su sobrino Justino, de menos edad, sabían que la obra realizada a lo largo de un kilómetro del ingreso al pueblo les iba a traer más problemas que soluciones, especialmente en invierno.
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Leer másY la sentencia se cumplió con la primera lluvia que cayó el pasado lunes 9 de enero, en aquel recinto perteneciente a Chongón, parroquia rural de Guayaquil.
“Al subir la carretera, más de metro y medio, el pueblo quedó más abajo. Yo le dije a uno de los ingenieros que ponga un tubo de drenaje más grande porque esos que pusieron no iban a abastecer, pero no me hicieron caso”, contó Justino Cirino al mostrar las consecuencias que sufrió la escuela de educación básica Zenovio Coronel Cotapo, situada en el filo de la vía Cerecita-Safando, tras el primer aguacero que soportaron.
Pero más allá de condenar la obra que llegó de la Prefectura al recinto después de tantos años de olvido, como lo reconocen, es la preocupación por la falta de obras complementarias que, en general, no llegan de la mano del Municipio de Guayaquil.
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Leer más“Si llueve más fuerte es seguro que nos vamos a inundar... tendrán que traer helicópteros para que nos rescaten porque es seguro que nos inundamos”, advierte Justino al pedir con urgencia un drenaje más grande.
A pocos metros, una vecina muestra la ‘canchita’ que les construyó el Cabildo, donde el agua empozada es parte de la diversión de un grupo de niños que aprovecha para jugar fútbol. Es el otro lado, frente a la escuela y la iglesia católica, que también se inundó tras la lluvia de ese día.
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Leer más“En esos sectores tienen que hacer un túnel para que se lleve todita esa agua”, recomienda don Obdulio, quien afirma que son apenas 1.600 familias que viven en el recinto y que esperan sean tomados en cuenta.
También rezan porque el invierno no sea tan fuerte, “porque esa gente de allá pierde todo”, comenta el octogenario. Ve con tristeza que, a pesar del tiempo transcurrido, sus calles siguen siendo de tierra. Y, a pesar de sus años, reconoce que no sabe en manos de qué entidad está ejecutar esas obras: del Municipio de Guayaquil o la Prefectura del Guayas.
“Estamos muy olvidados aquí, pero con esta obra nos dejaron además muy estrecho el carretero... acuérdense de nosotros, ojalá que el invierno no sea tan fuerte”, ruega el hombre.
Igual pedido eleva Galo Alvarado, quien asegura que el barrio 24 de Diciembre, donde vive, es el más bajo del recinto y de llover con fuerza no sabe cómo saldrán. “Aquí no vienen como lo hacen ustedes en este momento, a preguntar qué hace falta”, dice al mostrar afuera de la casa de la familia Lucín cómo luce el barrio Las Peñas y su emblemática calle 9 de Octubre, antagónica a la Perla del Pacífico. La falta de obra pública es más que evidente: las calles son de tierra, no hay aceras y menos bordillos; y, aunque hay medidores, las tuberías de agua permanecen a la intemperie.
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Leer más“Son más de cien años en el olvido”, asegura Katty, quien cuenta que lo único que recuerda es que el recinto es “viejísimo”, y también muestra su preocupación por el invierno. “Si llueve con más fuerza se desborda el río y toda el agua se acumula en la escuela y la iglesia”.
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Leer más“Aquí tenemos que majar lodo todos los años, más que todo la escuela, que se llena de agua. Lo que más pedimos es el alcantarillado”, exclama Blanca Lucín, de 72 años, quien espera ver a Safando “bonito”, antes de cerrar sus ojitos para siempre.
A 11 kilómetros del sitio, la familia y vecinos de Juan Piza, en el recinto Cerecita Guayas, en el lado este de la vieja carretera que los divide con Cerecita Santa Elena, piden lo mismo.
“Necesitamos esta calle urgente. Cerecita Guayaquil”, exhortan en un pequeño cartel los vecinos, aprovechando la presencia de un equipo de EXPRESO que recorría el sector, por el barrio Las Marianitas. “No sabemos por qué en esta calle se olvidaron de hacer obras. Las demás hasta las adoquinaron, pero justo esta, que se vuelve secundaria de la principal y donde nos inundamos cada invierno, se olvidaron de asfaltar o adoquinar”, cuenta Piza.
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Leer másY, aunque en la zona céntrica tienen sus calles pavimentadas y asfaltadas, la falta de mantenimiento genera que en invierno se levanten dos tapas de alcantarilla, en la ciudadela 10 de Agosto, lo que provoca que se mezclen aguas lluvias y servidas. “Esto es insoportable”, sintetiza Elena Crespín, lo que es corroborado por otras dos vecinas.