Un aspecto de la pista inconclusa en la zona de Daular. En el terreno del nuevo aeropuerto.
Un aspecto de la pista inconclusa en la zona de Daular. En el terreno del nuevo aeropuerto.Álex Lima / Expreso

La primera pista de Daular se estrelló con la pandemia

Se trazó para el Aeroclub y las escuelas de aviación. La emergencia sanitaria paralizó la obra. Barrios reclaman socialización.

Sobre la sábana de naturaleza que constituye en el presente el sector de Daular, adonde se asentará el nuevo aeropuerto, se marca una huella de terreno aplanado que solo se puede dimensionar desde el cielo y que marca la pista de aterrizaje inconclusa que iba a formar parte de la nueva base del Aeroclub y las escuelas de aviación, pero que quedó en nada.

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EXPRESO llegó al lugar y verificó el trazado el pasado 14 de octubre, un día después de que la alcaldesa Cynthia Viteri, el gerente de la Autoridad Aeroportuaria, Nicolás Romero, y el exalcalde Jaime Nebot informaran que la Terminal Aeroportuaria de Guayaquil (Tagsa) se convirtió en la primera compañía con intención de construir el nuevo aeropuerto en Daular.

Las autoridades no mencionaron esta obra de la pista, que Guayaquil pagó, a través de la Autoridad Aeroportuaria. De hecho, hay cinco contratos relacionados en el Portal de Compras Públicas hasta septiembre de 2020.

Una vez que EXPRESO consultó al respecto, el gerente de la Autoridad Aeroportuaria confirmó que era una pista que se iba a construir y que estaba presupuestada. “Serviría para llevar allá a las escuelas de aviación, pero el trabajo se detuvo por la pandemia”.

Romero dijo a EXPRESO no recordar los rubros invertidos en esta obra inconclusa. El Portal de Compras, en cambio, sí registra las cifras.

Uno de los contratos (ver infografía arriba), para la nivelación de la franja aeronáutica lateral y obras complementarias de la pista, está valorado en 4,3 millones de dólares y fue adjudicado a la Compañía Espivia S.A. Según el sitio web estatal, está en ejecución.

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Hay otro de 3,4 millones de dólares, para su construcción, convocado en diciembre de 2019 y adjudicado al Consorcio Pista Daular, que fue terminado por mutuo acuerdo a propósito de la pandemia. Y uno más, para la construcción de la carretera de acceso para el Aeroclub y escuelas de aviación, de 2,6 millones de dólares, subido en septiembre de 2019, que se canceló “porque no se cumplió con el procedimiento, lo que constituyó una violación sustancial de un trámite precontractual”, señala el portal.

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Romero, que explica que el proyecto buscaba evitar problemas en la pista del José Joaquín de Olmedo “con el tráfico de aviones pequeños que molestan y obstruyen el aterrizaje en momento en que hay incremento de tráfico”, dice que el contrato se terminó porque no valía la pena hacer “una inversión para terminar la pista, si no se sabe cómo se desenvolverá el tráfico o cuándo se recuperará la situación de antes”.

Afirma también que hoy la obra está paralizada. “Es una pista pequeña, pero implica una inversión bastante considerable, ahora se construirá cuando se lo requiera”.

Si en noviembre del año pasado, la alcaldesa anunció que la construcción del aeropuerto empezaría en 2023 y se iría completando en tres etapas (la etapa 2, de 2032 al 2034; y la 3, de 2042 al año 2044); si se conoce que para iniciar los trabajos se debía sobrepasar la cifra anual de cinco millones de viajeros, que es la capacidad actual del José Joaquín de Olmedo, y si hasta antes de la pandemia, en 2019, solo se registraron hasta cuatro millones, ¿por qué se inició esta obra?

Hasta 2017, Daular ni siquiera contemplaba escuelas de aviación. Y no fue hasta inicios de 2019 cuando se mencionó en otro medio la intención de construir la obra. Cuya licitación, contratación y suspensión no tuvo difusión.

Al ser consultado sobre los porqués de continuar el proyecto, aun sin que haya empezado la macroobra del aeropuerto, Romero se negó a contestar, pero se ofreció a que estos días “los técnicos de aviación” de la Autoridad Aeroportuaria lo expliquen.

¿De qué sirve gastar tanto dinero en las vías e instalaciones del futuro aeropuerto, si no producimos pospandemia? La obra debería reprogramarse para el 2050.

Felipe Espinoza, catedrático e investigador de la Universidad de Guayaquil.
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La noticia sorprende a investigadores de la academia, expertos y líderes barriales, pues, como explica el urbanista Felipe Espinoza, catedrático de la Universidad de Guayaquil, “las grandes obras de infraestructura deben contar con la participación de los sectores empresarial, público y social”.

Igual piensa el presidente de la Federación de Urbanizaciones de vía a la costa, Guillermo Ayala. “Siempre es pertinente se socialice no solo con la comunidad donde se ejecutará la obra, sino con quienes somos los afectados directamente por el impacto de la misma”.

Nicolás Romero no entiende esos reclamos.

Yo no tengo que socializar una obra que estoy haciendo dentro del aeropuerto. No sé qué entienden ustedes por socialización. No estoy afectando a nadie. Tenemos los permisos.

Nicolás Romero, gerente de la Autoridad Aeroportuaria.

Aun así, Nicolás Larenas, máster en Gestión Aeroportuaria, cree que es importante que la obra se dé a conocer completamente, pues “es necesario conocer las preocupaciones de las poblaciones cercanas y sus expectativas en torno a un proyecto de esta magnitud e importancia”, explica.

La pista no socializada, inconclusa y millonaria está diseñada sobre la que será la tercera pista de Daular, que tendrá tres pistas paralelas, con el tiempo, “de aquí a unos 50 o 60 años”, adelanta Romero.

En el lugar donde la obra quedó inconclusa se harán franjas perpendiculares para que no se utilice de forma clandestina, con avionetas que trabajan para el narcotráfico u otro tipo de cosas.

La prisa del proyecto ignora las prioridades

El gerente de la Autoridad Aeroportuaria, Nicolás Romero, la alcaldesa Cynthia Viteri y el exalcalde Jaime Nebot.
El gerente de la Autoridad Aeroportuaria, Nicolás Romero, la alcaldesa Cynthia Viteri y el exalcalde Jaime Nebot.Cortesía

“El aeropuerto nuevo deberá postergarse”. El exalcalde Jaime Nebot tenía clara la escena en 2018. Incluso sin pandemia, Guayaquil no lograba copar su aeropuerto. Luego, una optimista Cynthia Viteri habló nuevamente del proyecto el año siguiente y, este año, la COVID-19 llegó para sumergir a la ciudad en una profunda recesión.

El investigador Felipe Espinoza insiste en que la crisis de la pandemia demanda una nueva arquitectura en el manejo de los recursos públicos.

Que Guayaquil piense en un aeropuerto nuevo mientras los países del mundo hacen esfuerzos descomunales para priorizar y optimizar sectores económicos y obras fundamentales, es incongruente.

Felipe Espinoza, catedrático e investigador.

Al urbanista y consultor Luis Alfonso Saltos le llama la atención la prisa con que se retoma el proyecto. Cree que quizás existe presión de los inversionistas privados que han adquirido terrenos aledaños a Daular o tienen intereses económicos específicos.

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Eso, sin embargo, no es lo que más le preocupa, sino que, “a pesar de la promesa y discurso de la alcaldesa en promover el desarrollo sostenible, con este proyecto apunta a expandir la mancha urbana”.

En ese sentido, Moira Castellanos, expresidenta del Consejo Barrial de Mapasingue Este, lamenta la efervescencia que provoca Daular cuando “aún existen sectores de la ciudad sin un claro plan de desarrollo”. Además, no se ha fortalecido la reactivación económica. Por eso sugiere al Cabildo reevaluar el Plan de Ordenamiento Territorial.