Profesores incentivan el uso de la bicicleta para movilizarse
Son docentes de la facultad de Arquitectura de la Universidad de Guayaquil. Citan como ventajas que evitan contaminar, ahorran tiempo y hacen deporte.
Resulta difícil, para muchos, creer que trasladarse de la casa al trabajo en bicicleta resulte más conveniente que hacerlo en automóvil en una ciudad como Guayaquil. Hace cuatro años, Andrés Espín, docente universitario, hizo la prueba. Amante del ciclismo desde niño, tomó su bicicleta y contó los minutos: 30 en bus y de 10 a 15 pedaleando, desde la ciudadela Urdesa hasta su lugar de trabajo.
Espín, catedrático de artes visuales, es uno de los profesores de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo (FAU) de la Universidad de Guayaquil, que marcan una tendencia ecológica: movilizarse en bicicleta.
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Leer más“Hay varias complicaciones de ir en un bus: el tráfico vehicular, el estar lleno de pasajeros y el tiempo que se demora en llegar al paradero”, explica.
El arquitecto Carlos Calzadilla, otro catedrático de esa facultad e incentivador de la idea, también pedalea su ‘bici’ desde hace siete meses para ir a impartir clases. “Yo disfruto de la experiencia. Vivo la ciudad de otra manera. Llego más despierto a dar clases y me siento mejor. Andar en bicicleta, sobre todo, es un gran beneficio para la ciudad porque es una movilización sostenible, limpia. La bicicleta no emite humo, no hace ruidos ni ocupa espacio”, destaca el profesor.
Aunque la idea no fue pensada inicialmente como un ejemplo para los estudiantes, se ha convertido en una opción para los chicos, justamente porque les permite poner en práctica los conceptos de urbanismo y sostenibilidad aprendidos en clases.
“Hay un par de estudiantes que me han dicho que desde que yo vengo en ‘bici’ también han decidido andar en ‘bici’”, menciona Espín.
El arquitecto Tito Villacís es otro docente de la FAU que se moviliza sobre dos ruedas. Él, quien también se ahorra más de 15 minutos usando ese medio de transporte, lamenta no poder promover más el ciclismo porque la ciudad no brinda facilidades para esta forma de traslado. “No hay parqueaderos suficientes de bicicletas, ni duchas en la institución o espacios públicos como en otras ciudades”, indica.
Pero no es solo una herramienta para ir y regresar del trabajo, aseguran. Es su medio de transporte oficial. Para hacer deporte, pasear e ir de compras. Y así quisieran que las autoridades del puerto vean a la bicicleta. “Aquí la ven solo como medio recreacional”. Dos ejemplos, señalan, es la pequeña ciclovía del Malecón del Salado que tiene escalones y la que está al pie del estero dentro de la Universidad de Guayaquil, que quedó bloqueada por la plaza Guayarte.
Además de negarle la importancia que merece por ayudar a descongestionar las calles, los profesores señalan que la estructura de la urbe es otra gran traba.
“Todo lo que se planifica en la ciudad es en función al carro, no de la bicicleta ni del peatón. Le falta muchísimo a Guayaquil a nivel de infraestructura, de cultura vial, de mobiliario urbano, de señalética, que brinde las comodidades y seguridades al ciclista”, comenta Calzadilla.
Pero acotan que Guayaquil tiene un gran potencial para el ciclismo, como ser una urbe plana, con condiciones climáticas favorables y con calles anchas.
El arquitecto Carlos Guerrero, otro docente de la FAU que propulsa la idea de trasladarse en ‘bici’, agrega que el puerto, incluso, puede atraer turismo y mejorar la calidad de vida de los habitantes con un circuito de ciclovías que conecte con los barrios y puntos patrimoniales.