Proponen un nuevo enfoque urbano para la avenida José María Egas
Reducir a tres carriles la vía y ensanchar aceras son propuestas que recoge una tesis universitaria. Es clave implementar parqués, ciclovías, arbolado
Guayaquil necesita más espacios que prioricen el libre tránsito de peatones y que brinden oportunidades para la movilidad alterna. Una tesis universitaria propuso un nuevo enfoque para la avenida José María Egas, que cruza varias ciudadelas como Acuarela del Río, Sauces 3, 9, 6, y las etapas III, IV, V y VII de la Alborada.
El proyecto, ejecutado por estudiantes de Arquitectura de la Universidad de Guayaquil, se centra en un tramo de 1,2 kilómetros en el sentido este - oeste de esta vía del norte, que va desde la avenida Isidro Ayora hasta la Francisco de Orellana.
(Te puede interesar: Guayaquil: El nuevo puente del sur que da “más problemas que soluciones”)
El análisis realizado a este sector reflejó diversas problemáticas. Las dimensiones actuales de las vías de recorrido pedestre no son suficientes para el usuario. Asimismo, la infraestructura y el mobiliario urbano ubicados en las zonas peatonales cortan el paso de transeúntes.
La ausencia de vegetación propicia que el ambiente urbano tenga una isla de calor gran parte del día, según el estudio.
Además, la dimensión de la calzada de uso vehicular incita a que la circulación vehicular sea mayor a 50 kilómetros por hora, lo que expone al peatón a una mayor posibilidad de accidentes.
El tramo de la avenida José María Egas fue dividido en seis sectores para analizar la conducta de los peatones. La zona con mayor afluencia de transeúntes fue en la intersección con la avenida Rodolfo Baquerizo Nazur, seguidos por la Isidro Ayora y Francisco de Orellana.
“Los puntos de interés de los usuarios están concentrados en los extremos y centro del tramo vial, donde se encuentran los diversos equipamientos de la zona”, detalla el estudio.
Para Lorena Sánchez, catedrática e investigadora de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Guayaquil, este punto interpreta la ausencia de pasos peatonales a lo largo de la vía.
“Solo hay semáforos en esas intersecciones, por lo que es más fácil para los peatones cruzar por ahí”, indicó.
Una encuesta realizada por los estudiantes dentro del proyecto, demostró que el 77 % de los consultados cree que el tránsito es uno de los graves problemas en la Alborada.
Y en otro ítem, un 94 % de encuestados indicó que la seguridad es la amenaza mayor. La contaminación ambiental, auditiva y el exceso de velocidad de vehículos motorizados son otros inconvenientes identificados en este sector del norte porteño.
La propuesta académica está enfocada en el desarrollo de la movilidad alterna a través de la reducción de la calzada. Los cuatro carriles de la avenida José María Egas comprenden 13 metros. Mientras que la extensión de las aceras, hoy tienen un rango de entre 1,18 y 1,20 metros.
“Estos anchos de aceras están restringidos con obstáculos como postes, portones. Sobre esta realidad, se propone reducir el ancho de calzada, transformar esos 13 metros y cambiarlo a tres carriles y lograr de esta manera incrementar las aceras a un rango de 2,50 metros, cifra que inclusive ya supera la normativa que señala el INEN”, manifestó la catedrática universitaria.
La particularidad de esta avenida es la ubicación de comercios de barrio, es decir, tiendas, farmacias, peluquerías, restaurantes, entre otros negocios.
Con la expansión de las aceras, estos espacios van a ser dinamizados, sostuvo Sánchez. Paradas de buses y una ciclovía son parte del esquema presentado, así como una mejor distribución del mobiliario existente.
Las especies arbóreas sugeridas para implementar dentro de este proyecto son lluvia de oro, guayacán rosado y amarillo, olivo negro, neem, suche.
La instalación de parqués, espacios de descanso peatonal a partir de estacionamientos, van a generar una mejor experiencia para el usuario, según el estudio.
“Por la dimensión, por la geometría de la Alborada, este proyecto sí es aplicable al concepto de macromanzanas. Pero actualmente no reúne las condiciones para que se encasille en ese concepto, en este momento es lo contrario, se prioriza al vehículo”, explicó la urbanista e investigadora.
Javier Zambrano, residente de la etapa VI de la Alborada, expresó que estos proyectos deben integrar a la comunidad. “Si nos dan herramientas y opciones para salir con seguridad a caminar, a andar en bicicleta, la gente usará el espacio público. Hace falta potenciar las áreas verdes”, dijo.
¿Quieres revisar más información de calidad? INGRESA AQUÍ
