La radiografía del sicariato
El microtráfico no es el único móvil de este delito penal. La Zona 8 registra 328 muertes violentas en 2019. Este año hay 87 casos más, según Dinased
No roban. No hablan. Solo llegan, matan y se van. Se llaman sicarios y están en todos los rincones del país, pero sobre todo en Guayaquil, Durán y Samborondón, que registran 87 casos más de los 328 que hubo el año pasado.
El miedo se instala en las residencias de Samborondón tras caso de asesinato
Leer másDesde las zonas más deprimidas hasta los barrios más exclusivos. Da igual. Un día, la Zona 8, a la que pertenecen estos tres cantones, se levanta con un baleado en el suburbio, al pie de las casas de caña del estero Salado, y al otro tiene en los titulares de prensa un asesinato de este tipo en un distinguido centro comercial.
Dice el artículo 143 del Código Orgánico Integral Penal (COIP) que el sicariato es la persona que mata a otra por pago, recompensa u otra forma de beneficio. Y aunque la ley lo tipifica y clasifica de este modo, en la práctica forense que ejerce la Dirección Nacional de Delitos Contra la Vida, Muertes Violentas, Desapariciones, Extorsión y Secuestro (Dinased) es, más bien, una modalidad donde -aunque existe una paga por matar- hay diversas aristas que la subclasifican.
Hay aumento de casos de muerte por encargo este año, fenómeno que es consecuencia de lo que pasa en las calles y el actuar del sistema de justicia de nuestro país.
Para explicarlo mejor, resalta el teniente coronel Francisco Hernández, jefe de la Dinased Zona 8, hay medios y modos que pueden determinar los porqués del crimen que deviene del sicariato, desde el tipo de vehículo que se usa para escapar y las armas, hasta los mecanismos precautelatorios que ejecutan a la huida los matones.
Asesinato en plaza comercial tiene vinculación con el narcotráfico
Leer másEXPRESO devela, desde voces expertas, los orígenes de este delito. Y el jefe de la Dinased abre el abanico con una aseveración: no solo se mata por pelea de territorio para expendio de estupefacientes, como los recientes casos de Durán y Guayaquil. Aunque es el móvil más común, la expansión de grupos delictivos alcanza, además del narcotráfico y microtráfico, la usura, los robos y hasta los problemas de convivencia y la ambición del poder.
Agente de la CTE muere al estilo sicariato
Leer másEste 2020, Durán es uno de los cantones más golpeados por las muertes violentas, con un total de 200 personas detenidas relacionadas con el microtráfico y más de 70 armas incautadas en lo que va del año, el cantón se ha convertido en zona de asesinatos y ha registrado sangrientas escenas. La más escandalosa, una balacera en la Primavera 2 durante un partido de fútbol, el pasado 4 de octubre. Hubo 50 indicios balísticos, dos personas fallecidas y seis heridas.
De 22 muertes violentas registradas el año pasado, la cifra ascendió a 45 este 2020. De esas, 37 fueron con modalidad de sicariato, frente a los 19 casos de 2019. Pero hubieran sido muchos más. Hubo 47 tentativas de asesinato este año, 29 más que el anterior.
El coronel William Calle, jefe del distrito Durán de la Policía Nacional, tiene la película clara. Todos esos casos están ligados a dos motivos: pelea por territorio y pleito de pandillas.
En su momento, las autoridades no hicieron nada por repeler el sicariato. No hubo ni hay control, todo se nos fue de las manos, y por eso a diario se escucha de ajustes de cuentas.
La mayoría de las víctimas están en Los Helechos, zona Latin King, rivales de Los Ñetas, que son de la Abel Gilbert. “Hay sicarios de 16, 21, 23 años. Esto es un verdadero problema social que debe ser solucionado con un plan interinstitucional. Desde el MIES hasta la Gobernación, pasando por el Municipio y el Ministerio de Salud. El mal de fondo es la droga”, analiza y rescata que el cantón cumplió un mes y cinco días sin muertes, “gracias a los operativos que se han concentrado en las estructuras delictivas. Muchos ya están detenidos”, destaca.
La violencia de las cárceles lanza tentáculos en Durán https://t.co/l05UIJbu8a pic.twitter.com/iBe9WFW21S
— Felix Sánchez (@Felix_SanchezR) October 21, 2020
Más de 50 detenidos en operativos en Manabí, Guayas, Esmeraldas, Tungurahua y Morona
Leer másEl experto en seguridad y exdirector de Inteligencia de la Policía, Abraham Correa, concuerda con la idea de que para frenar este fenómeno que, advierte, ha ido creciendo como una bola de nieve en la última década, resulta indispensable trabajar en estrategias integrales, que incluyan cambios en el COIP.
Todos los ojos puestos sobre la Francisco de Orellana
Leer más“La situación se está yendo de control porque este bendito Código fue el peor negocio que pudo haber hecho el gobierno anterior. Nada bueno ha traído porque todo favorece al delincuente: los sueltan con facilidad, los envían a casa, les pone solo un grillete, se dictan medidas para que se presente cada 15 días. Y nunca se presentan, el grillete no funciona y el delincuente nunca está en casa. Ellos saben entonces que salen en libertad, que algunos jueces no los acusan”, argumenta.
Correa critica el hecho de que el ciudadano no pueda tener ni “una navajita para cortarse las uñas porque los meten preso, cuando el delincuente puede hasta tener una metralleta porque sabe que al otro día puede salir prácticamente en libertad”.
Para frenar estos hechos, debe haber un cambio en las leyes. No solo en el tema penal, sino en el reglamento y su ejecución. Si tenemos que aplicar la pena de muerte, entonces hay que aplicarla.
El protocolo para retirar un grillete electrónico no está claro
Leer másJohn Garaycoa, máster psicofisiológico y experto en seguridad, se centra también en este punto. Analiza las leyes existentes y reprocha que aquel delincuente que amenaza a una persona con un arma, sea penado bajo el cargo de tentativa de asesinato. “De la tentativa al asesinato hay un milímetro, hay una decisión de disparar o no, o de disparar y no matar. La pena, por lo tanto, debe ser mayor ...”. Y por qué no, cita como ejemplo, Ecuador fija leyes similares a las de Singapur o Estados Unidos, que logran desmotivar el cometimiento de sicariato o delitos similares.
“Si tenemos que aplicar la pena de muerte, habrá que aplicarla. ¿Por qué no?”, advierte. Hoy, el artículo 143 del COIP establece que la pena privativa de libertad por sicariato es de 22 a 26 años.
Garaycoa hace énfasis en lo fundamental que resulta, además, que los ciudadanos no estén involucrados en actividades ilícitas. “Hoy te matan por tantos factores, incluso por cometer estafa por internet o estar involucrado en una pirámide... En fin, son tantas las razones y eso puede evitarse porque tampoco es que el sicario te mata porque lo miraste mal. No, eso simplemente no pasa”.
Dos oficiales generales velarán por la seguridad en Guayaquil
Leer másLas raíces del delito en Ecuador
Antes de identificar cuáles son las razones por las que se comete un sicariato, el experto en seguridad Abraham Correa regresa al pasado y recuerda cómo surgió este hecho delictivo en el país. Asegura que fue hace casi 18 años que se empezó a escuchar de los primeros casos y todos, advierte, en ese entonces eran cometidos por extranjeros, en su mayoría colombianos. Hoy los ecuatorianos son quienes se encargan, casi en su totalidad, de ejecutar los actos.
César Zapata: “Necesitamos leyes más severas para rehabilitar a los menores”
Leer más“En Latinoamérica, este tipo de delito se venía cometiendo en Colombia, Brasil, Venezuela, que fueron los países que en la región absorbieron de Italia la forma en cómo actuaban las mafias. Criollamente Colombia, con el narcotráfico, dio cabida a este delito y en una especie de ‘escuela’ empezó a formar sicarios. Esto se fortaleció con el narcotraficante Pablo Escobar, que empleaba a los sicarios para eliminar a los uniformados que se oponían a sus actividades”, relata.
En Ecuador, por la cercanía con Colombia, los sicarios empezaron a ingresar al país. “Se abrieron las puertas, la droga empezó a comercializarse... Como había quienes no pagaban lo que correspondía, por poner en práctica la viveza criolla, los sicarios empezaron a ser contratados de forma interna. Y el delito se expandió”, argumenta.
Para Correa, es lamentable cómo el sicariato ha ido ganando terreno, a tal punto que la comunidad “lamentablemente” ha aprendido a convivir con ello. “Lo que antes nos parecía espeluznante, hoy nos asusta por minutos. Y nadie habla, saben que pueden ser las siguientes víctimas porque están conscientes de que los sicarios existen y actúan sin tapujos en la sociedad”, sentencia.