“Refrigerar la ciudad a gran escala como Medellín es una obligación”
Solo arborizando, Medellín logró reducir hasta 5 ° su temperatura. Expertos sugieren actuar crear hoy ambientes más empáticos
Los guayaquileños están a espera de respuestas. Hace unas semanas, EXPRESO publicó un reportaje en el que precisamente la ciudadanía y especialistas en el tema cuestionaban la idea del alcalde de Guayaquil, Aquiles Álvarez, de llevar a cabo recién para 2026 un plan de arborización. Esto, aun cuando, ante la falta árboles, la ciudad hierve y los peatones intentan cubrirse del sol pegándose ‘casi casi’ a las paredes para obtener un mínimo de sombra. Pese a ello, las razones de por qué esperar tanto para llevar a cabo el proyecto no han llegado.
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Leer másPor qué el Municipio no prioriza el tema ni instala mobiliario urbano que proteja al peatón son contestaciones que han quedado en el aire. Mientras tanto, la academia, la ciudadanía, líderes barriales y los gremios no paran y sugieren un sinfín de ideas, a espera de que Álvarez las tome en cuenta y “reaccione”.
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El chef y fotógrafo Carlos Barreto, quien en un reportaje anterior, en vista de las temperaturas que ha soportado Guayaquil y que llegaron a los 36 °C en sombra, invitó a los guayaquileños a “hacer un minuto de silencio por todos esos árboles que las alcaldías habían eliminado”; hizo llegar a esta Redacción un video que hace énfasis en la necesidad de rodear a cada barrio de árboles.
Por qué no Guayaquil?@alcaldiagye @DianaSotomayorZ pic.twitter.com/bxP0WYeUSt
— カーロス (@CarlosBarretoA) March 21, 2024
El video, autoría del español e influencer del clima Javier Peña, líder de ‘Hope! - En pie por el planeta’, una plataforma científica que tiene un alcance mundial en las regiones hispanohablantes; muestra como metrópolis como Medellín (Colombia) han logrado reducir 2 ° de su temperatura, usando una tecnología que lleva 500 millones de años de investigación y desarrollo: las plantas.
En 2016, Medellín aprobó un plan para reverdecer la ciudad, creando 30 corredores verdes que la atravesaban de punta a punta, conectando arroyos, parques y colinas; plantando casi un millón de árboles en toda la ciudad, además de un millón de plantas, jardines verticales y corredores de ciclistas.
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Los resultados están a la vista, alerta en el audiovisual, en el que detalla que la temperatura bajó esos 2 ° en toda la ciudad y 5 ° en las zonas aledañas a los corredores. Eventos cruciales que, añade, irán aumentando a medida que la vegetación crezca.
Paola Zevallos, doctora
“La contaminación y enfermedades respiratorias se han reducido y el uso de la bicicleta ha aumentado en un 35 %, lo que ha dado cabida a crear una ciudad más bonita y habitable. Con más espacios para el disfrute y el encuentro. Sencillamente, no existe ninguna máquina capaz de hacer algo ni remotamente parecido; refrigerar la ciudad, limpiar el aire, albergar vida. Las ciudades grises dominadas por el asfalto se convierten en sartenes recalentadas que provocan muertes por golpes de calor y por no dormir bien, lo que va erosionando a la salud”, sentencia Peña, que hace énfasis en que reverdecer las metrópolis del mundo es la única solución real a no desarrollar un problema de salud pública.
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Leer másNadia Rosero, arquitecta guayaquileña, coincide y alza la voz para exigir que la prioridad sean los árboles y la naturaleza.
“Hay que apostarle a la peatonalización, a los cuerpos de agua, a la tradición de usar y construir soportales. El centro puede ser el inicio del cambio, tan seco y sin vida. Corredores verdes en la calle Panamá y en toda la 9 de Octubre funcionarían. El barrio Orellana, que es uno de los poquísimos que tiene aún áreas verdes, es el ejemplo de cómo debería ser el resto. La avenida Francisco de Orellana, Las Américas, el barrio Centenario, del Seguro, por citar solo unos ejemplos, queman. En ellos hay adultos mayores a los que se le está restando vida o, para no ser tan drásticos, se les está estropeando sus días, al obligarlos a hallar la tan anhelada sombra solo en la sala. No hay derecho a vivir así, y las soluciones existen. Refrigerar a Guayaquil como lo hizo Medellín es ya una obligación”, piensa.
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De forma similar opina el arquitecto Luis Chica, quien exhorta a que seamos el espejo de la ciudad colombiana, empezando con la transformación en los barrios.
“Hacerlo de golpe en todo el territorio, aunque necesario, implicaría una inversión bastante alta. No obstante, se puede iniciar los cambios en los vecindarios, apoyados por los comités de vecinos y las familias, que como todos quieren una ciudad oxigenada”, sugiere el especialista; que alega que en las manzanas 10, 11 y 12 de la onceava etapa de la Alborada, donde habita, han sembrado ya una veintena de especies.
Luis Chica,
arquitecto
Para la ambientalista Analía Palma, quien habita en la Kennedy, urge que vías como la Francisco de Orellana, las Américas y la autopista Narcisa de Jesús se conviertan en corredores verdes. “En los parterres pueden sembrarse árboles que incluso cuando florezcan pinten de colores y llenen de aromas las rutas. Eso implica crear entornos más empáticos para los ciudadanos. Algo inexistente en la ciudad, que ha visto como sus árboles han enfermado. Hoy unos intentan sobrevivir, pero no es suficiente. Aun sanando son insuficientes. Basta ir a un mirador para constatar que Guayaquil es solo concreto”, advierte.
Ayer, a través de un comunicado, el Municipio informó que tras 8 meses de intervención sobre los árboles que fueron afectados con la cochinilla en La Ferroviaria, rebrotaron. Que el 90 % del total de intervenidos recuperó su verdor, indicó; asegurando que 2.800 especies han recibido el tratamiento contra la plaga en la urbe.
En el comunicado, el Cabildo además detalló que la Dirección de Áreas Verdes está sembrando mensualmente cerca de 300 árboles y que la meta es concluir el 2024 con 3.500 especies nuevas. Sobre dónde estarán, si lo harán en las periferias, los barrios, en las plazas o construyendo parques, por citar un caso, en el centro, son respuestas que, como al inicio de este reportaje se especificó, no tienen respuesta; en vista de que las entrevistas con este Diario no han sido confirmadas.
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“En el centro, cuando EXPRESO hizo el concurso para recuperar el sector, no hubo proyecto que no hable de reverdecer el entorno. Ahí se dijo que incluso se podían levantar parques en los edificios que habían sido abandonados. Se habló de demolerlos y de crear pequeños ‘pulmones’. Claramente, espacios hay. Lo que falta es voluntad para dar el gran paso”, señaló la arquitecta Paulina Ortiz, entonces concursante del torneo.
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