Expreso escolar
Hasta con dos estudiantes en sus unidades viajan algunos expresos escolares que prestan servicio en el colegio La Moderna de la vía Samborondón.Miguel Canales / EXPRESO

El regreso a las aulas mueve a los negocios

El transporte escolar y la venta de útiles empiezan a reactivarse lentamente. Los sectores anhelan recuperar  algo de lo perdido en pandemia

En junio fue en el régimen Costa y Galápagos. Y desde el 1 de septiembre pasado le tocó al ciclo Sierra y Amazonía. El retorno progresivo de estudiantes a las aulas ha despertado expectativas de reactivación para aquellos rubros económicos acostumbrados a mover sus ventas durante la temporada escolar, y que fueron fuertemente afectados por la modalidad de clases virtuales, debido a la pandemia de la COVID-19.

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La transportación escolar ha comenzado a operar con escasa afluencia de alumnos, pues pocos han regresado a la presencialidad.

Desde el 7 de junio pasado, José Reyna, gerente general de una compañía de expresos escolares, llega con 14 furgonetas, con capacidad para 17 pasajeros cada una, a la Unidad Educativa La Moderna. En ellas transporta a 100 alumnos, de los 500 que llevaba hasta el 2019 en 30 unidades.

Aun así, Reyna está contento por echar a rodar los vehículos. Y al igual que el resto del gremio, abriga la esperanza de que la situación mejore cuando más planteles abran sus puertas en octubre, para el segundo quinquemestre del régimen Costa, así como en el transcurso de los próximos 10 meses en la Sierra.

Mientras en Guayaquil las librerías y papelerías no tuvieron mayor presencia de clientes durante los meses de inicio de clases, en los locales del centro histórico de Quito el movimiento de padres en busca de útiles escolares es regular entre semana.

Al local Librería Popular, a diferencia de años anteriores, los compradores llegan en su mayoría por listas básicas (cuadernos, lápices, borradores, sacapuntas), asevera su propietaria, Magdalena Piedra.

Librerías
En varias librerías del centro de Quito se despachan listas básicas de útiles escolares que cuestan hasta $ 12..Karina Defas / EXPRESO

Una lista básica puede costar entre 10 y 12 dólares, mientras que la completa llega hasta los 30 dólares, sin incluir los libros.

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“Para atraer a la clientela, hacemos entregas a domicilio en Quito y mantenemos precios bajos”, comenta, al señalar que las ventas se han incrementado un 60 % en comparación a la temporada de inicio de clases del año pasado.

Juan Cabrera, propietario de la papelería Plásticos Israel, coincide en la estimación. “Estamos recién tratando de reactivarnos, porque el impacto ha sido brutal”, anota Cabrera, a quien también le ha afectado el alza de precios de varios productos importados.

Mario Carrera compraba el pasado miércoles en el centro de la capital los materiales que le faltaban a sus hijos de 14 y 17 años, quienes comenzaron clases semipresenciales hace dos semanas. Este padre ha gastado cerca de 300 dólares entre textos y productos de papelería.

Zapatería
La venta de zapatos y prendas escolares no repunta, al igual que el año pasado. Los planteles no exigen a los estudiantes nuevos uniformes.Karina Defas / EXPRESO

Con la educación a distancia, la elaboración nacional de productos escolares también se vio afectada. En Bakan Otto’s, fabricante de material didáctico, gran parte del inventario se quedó rezagado. Esto los obligó a incursionar en la distribución de artículos importados de papelería y en la venta directa al consumidor final por la web.

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Durante esta temporada, Otto Segura, dueño de la firma, sí ha visto una reactivación en la Sierra. “El material lúdico está saliendo bastante”, sostiene. Sin embargo, la empresa todavía está lejos de lo que facturaba regularmente en estos meses. De $ 300.000 está en $ 25.000.

“El retorno a clases de los estudiantes, aunque no todos de manera presencial, permite que todo alrededor del sector educación se mueva... lo que ayudará a reactivar esos subsectores”, reconoce Luis Naranjo, jefe de Análisis Económico y Comercio Exterior de la Cámara de Comercio de Quito.

Según las estimaciones del gremio, el sector comercial cerrará el tercer trimestre con un crecimiento interanual del 11,9 %. No obstante, aclara Naranjo, las ventas aún no llegan al nivel prepandemia, ubicándose un 2,6 % por debajo del tercer trimestre del 2019.

RetornoCerca de 300.000 estudiantes de los 4’400.000 que hay en los regímenes Costa y Sierra retornaron a clases semipresenciales, de manera progresiva y voluntaria.

Algo similar ocurre en el Puerto Principal. Un reporte de la Cámara de Comercio de Guayaquil calcula que las ventas este año se ubicaron en el 3 %, porcentaje muy inferior al alcanzado antes de la pandemia.

Para los sectores de producción y venta de uniformes, la situación sigue siendo crítica, debido a que no se exige el uso de esta prenda para las clases presenciales. “La demanda de uniformes ha estado muy baja, con una leve mejoría en comparación al año pasado”, indica Mariela Yugcha, propietaria del almacén María Belén, en el centro de Quito.

A pesar de esta realidad, Javier Díaz, presidente ejecutivo de la Asociación de Industriales Textiles del Ecuador, considera positivo el retorno a las aulas.

Uniformes escolares
Los uniformes se venden pocos, pese a que mantienen los mismos precios de 2019.Karina Defas / EXPRESO

En Paco Rose, una zapatería del sector, han bajado los precios para atraer a la clientela, aunque sin resultados alentadores. “No hemos llegado ni al 10 % de lo que anteriormente se vendía en esta temporada”, manifiesta Francisco Padilla, su propietario.

En varios locales de Guayaquil todavía se exhiben uniformes y zapatos escolares. Los comerciantes esperan que en octubre las ventas se reactiven.

OTRAS ÁREAS DESEAN QUE LA SITUACIÓN MEJORE

Tiendas, bazares, vendedores ambulantes, entre otros, se beneficiaban de la demanda generada por los 4’400.000 estudiantes de escuelas y colegios del país.

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Para Manuel Acosta, de 50 años, una de sus principales fuentes de ingresos era la venta de caramelos y algunos útiles escolares en las afueras de un par de instituciones educativas. 

Pero desde marzo del 2020 tuvo que buscar varios ‘cachuelos’, como cuidar carros, vender mascarillas o botellas de agua en la calle para sobrevivir.

 “El regreso de los niños a las aulas no ha cambiado mi situación, ya que no puedo vender mis productos en los alrededores de las escuelas, donde los alumnos llegan y salen con sus padres, en algunos casos; en otros, los expresos escolares ingresan al plantel a recogerlos y no hay chance para el comercio”, se lamenta.

En cambio, María Rodríguez, dueña de un pequeño bazar, dice que desde 2019 tiene mercadería acumulada. “Espero que en los próximos meses el panorama mejore y pueda recuperarme”.