Coronavirus: Residentes trasladan el mercado a sus ciudadelas
La iniciativa se replica en varios sectores y apunta a evitar riesgos de contagio de COVID-19. Hay vecinos que venden también a domicilio
La crisis sanitaria que vive el país y más aún la provincia del Guayas, que a nivel nacional reporta la mayor cantidad de casos de pacientes con COVID-19, ha obligado a sus ciudadanos a reinventarse.
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Leer másLas familias intentan no salir de casa y por ello, en más de una urbanización, han optado por trasladar los mercados a las ciudadelas, o incluso convertir sus viviendas en pequeños espacios donde se venden desde tortas hasta cazuelas. El fin: romper un poco con la rutina.
En la avenida León Febres-Cordero, en la parroquia urbana La Aurora, La Joya es uno de los sitios donde esta tendencia se ha implementado desde hace apenas unos días. Bajo la dirección de Danny Torres, presidente de la etapa Zafiro, y la aprobación del resto de integrantes de la Federación de Asociaciones de la Urbanización (Fedejoya), idearon un sistema para adquirir todo tipo de alimentos a escasos metros de casa. A este proyecto se unieron otros 10 conjuntos habitacionales de Villas del Rey y Villa Club, aledaños al complejo.
Es una forma muy segura de adquirir los alimentos, pues se programan las visitas de proveedores de carnes, pescados, pollos, lácteos, entre otros productos.
A decir de Torres, este proyecto surgió luego de ver el riesgo al que se enfrentaba cada vez que iba a comprar comida a un mercado o supermercado. “Veía que las personas no respetaban las distancias, que no llevaban siempre las mascarillas. Veía que a veces hasta manoseaban los productos. Todo eso me hizo plantearme esta opción”, comentó a EXPRESO.
Pero lograrlo no fue tan sencillo como esperaba. Inicialmente logró contactarse con un proveedor de pescado que llegaba desde Manta y que en principio no aceptó. “Pensó que trabajaría para vender a muy pocos, luego nos visitó, vio la realidad y ahora está con nosotros. Provee a toda la comunidad...”. Solo en La Joya viven alrededor de 30.000 habitantes, precisa el también presidente de Fedejoya.
Los proveedores, que venden además de mariscos, carnes, verduras, embutidos, legumbres, frutas y todo tipo de productos de limpieza, ingresan a cada urbanización y se ubican en los alrededores del parque central. Los residentes hacen fila guardando una distancia de dos metros. Son atendidos usando mascarillas y guantes, cumpliendo así con la mayor asepsia posible la entrega de los víveres. “Cada semana recibimos los anuncios sobre lo que va a llegar, de esa forma me organizo para adquirir lo que necesito”, dice Karla Sánchez, residente.
Los proveedores tienen un tiempo máximo de dos horas para permanecer en cada urbanización. Generalmente visitan tres ciudadelas por día. Para la correcta formación de las columnas se han pintado círculos donde se debe ubicar cada residente, con un distanciamiento de dos metros para cumplir con el parámetro indicado por las autoridades.
“Estamos contentos de ser atendidos dentro de la urbanización. Sin embargo y aunque me siento más seguro, al llegar a casa cumplo con todas las medidas de desinfección de alimentos”, manifiesta Alex López, morador del sector, que dice sentirse tranquilo de ver cómo allí incluso los vehículos que reparten agua o gas pasan por un proceso de desinfección, cada vez que cruzan la garita.
Me parece muy buena iniciativa tomando en cuenta la situación que está viviendo el país. Como residente me deja muy tranquila el recibir los alimentos cerca de casa.
En otros puntos del Gran Guayaquil se percibe un panorama similar. En la ciudadela Mucho Lote 2, ubicada en la avenida Narcisa de Jesús, los administradores de Paraíso del Río 1, habitada por 904 familias, y una de las etapas del complejo han convertido el parque interno en un centro de abastecimiento de legumbres y frutas.
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Leer más“Esperamos que este espacio sea del agrado y más que nada de utilidad para los vecinos. La intención es que no tengan que salir al exterior, que todos nos cuidemos”, comenta Carlos Noboa, presidente de la ciudadela, quien dijo estar contento de que cada vez haya más proveedores que se sumen a la ayuda.
“Así no corremos mayor riesgo. Sería bueno que en todas las ciudadelas se replique esto. Así se descongestionan los supermercados y hay también más seguridad para quienes necesariamente deben adquirir allí sus productos”, advierte Soraya Cando, residente del sector.
En Sauces 2 y la ciudadela El Cóndor, donde algunas familias han barajado la opción de replicar la iniciativa, los ciudadanos (al menos aquellos que gustan de cocinar) han optado por vender comida preparada.
Los entregan, eso sí, a domicilio y venden desde humitas y tortillas de verde, hasta arroz marinero y cazuelas, además de postres. “He descubierto aquí un pequeño negocio. Y los vecinos están felices porque, me han dicho, estaban cansados de comer lo mismo. La cuarentena, aunque difícil, nos está dando la opción a que abramos nuevos caminos. Hoy toca resistir. Ya pronto saldremos de esto”, expresa Mirella Saltos, residente de El Cóndor y quien ha convertido su cocina en su negocio.
Ahora allí, describe, hay solo tarrinas y ollas repletas de comida. “Si antes cocinaba para cinco, ahora lo hago para 30. Y me entretiene. Quizás eso sea lo que me tiene más animada”, reconoce.