La restauración de imágenes toma fuerza en diciembre
Los artesanos salen de sus talleres para buscar clientela en la calle. La Navidad mejora el negocio de estos ‘cirujanos’. El oficio agrupa a familias
El trabajo para José Medina (65) aumenta en el mes de diciembre. Su taller ubicado al aire libre en Seis de Marzo y Manabí, centro de Guayaquil, permanece lleno de figuras religiosas que están rotas o despintadas, a la espera de ser restauradas.
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Leer másDesde hace 50 años se dedica a restaurar y tallar imágenes en yeso y madera; un oficio que lo aprendió de su padre y que ahora lo comparte con sus hijos Juan Cristóbal y Juan Eduardo, ambos de 27 años. También lo hace con sus nueras, cuñados y hermanos.
Sobre una mesa, ubicada junto al pilar de una vivienda, frente al mercado de las cuatro manzanas, no resulta extraño hallar vírgenes, santos, pastores, reyes magos y representaciones de Niños Jesús. “Los clientes las traen porque saben que les daremos vida y porque les aseguramos un trabajo de calidad”, manifiesta.
El taller principal está situado en la 39, entre la A y la B, en el suburbio de Guayaquil; pero todos los años, desde octubre hasta enero del siguiente año, José y sus hijos salen a la calle en busca de nueva clientela, a quienes se les hace más fácil contactarlos en aquella zona céntrica donde en estos días la venta navideña está en auge.
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Leer más“En 2020 el negocio no fue bueno; pero este año ha mejorado un poco, aunque todavía no alcanza la normalidad que existía hasta 2019”, comenta, mientras con una mano sostiene la imagen de un Niño Dios, de unos 70 centímetros, y con la otra le coloca masilla de yeso para restaurar su cabeza.
La figura fue llevada por Carmen Moncayo, de 50 años, quien explica que esta es una herencia de su madre. “Desde que era niña esa imagen siempre estuvo en nuestro pesebre. Todos los años la llevábamos a la misa de gallo (24 de diciembre) o de Reyes Magos (6 de enero). Ahora sigo esa tradición y me toca mantenerla en buen estado y llevarla a bendecir”, señala, mientras espera los toques finales de la imagen del Divino Niño que sufrió daños al caer desde una repisa.
Renovar una imagen puede tomar hasta dos días, dependiendo del estado en que llega. El costo también varía. Por ejemplo, una restauración o un retoque puede costar $ 5, e incluso en casos más especiales el valor puede ascender hasta los $ 50.
“El precio que cobramos no está acorde al tiempo y dedicación que le ponemos; pero estamos contentos con lo que hacemos”, menciona José.
Hay personas que todos los años traen sus imágenes con alguna pieza rota; con lo que pagan por el arreglo podrían comprar una nueva, pero quieren conservarla por valor sentimental.
A su taller han llegado figuras sin manos, sin cabeza, sin dedos o quemadas y hasta con las facciones del rostro borradas, que deben ser restauradas hasta el 24 de diciembre.
“A veces es un trabajo contrarreloj porque muchos clientes dejan todo para última hora y quieren que esté listo en pocas horas”, cuenta el artesano que, entre ratos, parece no darse abasto para tantas figuras que debe entregar antes de la Nochebuena.
La imagen de mi Niño Dios ha estado presentes en novenas familiares. El año pasado se cayó y se dañó la cabeza. Hoy estos artesanos me la han entregado como nueva.
En la mesa de trabajo hay pinturas de todos los colores, diluyente, pinceles, arcilla, agua, entre otros materiales que utiliza para restaurar una imagen. “Los materiales han subido de precio, pero nosotros mantenemos los mismos costos de hace dos años”, agrega.
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Leer másA medida que se acerca la temporada navideña, el negocio de restauración incrementa para estos artesanos; mientras que en los otros meses del año se dedican a fabricar imágenes religiosas o a reparar las figuras de los templos ubicados en el área rural.
A pocas cuadras de ese taller al aire libre está María León (74,) quien ejerce el oficio junto a sus hijos que también llevan el apellido Medina. Ellos son parientes de José y forman parte de ese negocio familiar.
La mesa de su taller está ubicada debajo de un árbol que les proporciona sombra en estos meses de invierno. Allí hay imágenes de santos, cristos y adornos de yeso, cerámica y fibra que María los enumera, pinta, resana y retoca. “Si hay que completarle pedazos que faltan como pies y manos se los elabora, para dejarlos como nuevos”, enfatiza la mujer que se dedica a este oficio desde hace más de cinco décadas, tiempo en el que nunca se le ha caído ni dañado ninguna imagen.
“Los cuido, los ubico, los trato bien hasta que se los entrego a sus dueños”, subraya, al resaltar que las partes que se restauran son rellenadas con el color que corresponda. Y se pintan los pequeños detalles para mantener la uniformidad.
Durante los tres últimos meses del año ella se dedica a la restauración de los Niños Jesús, que desde octubre van ocupando espacio en sus estantes, pues sus propietarios los llevan para que los dejen listos para la fiesta de Navidad.
En Seis de Marzo y Huancavilca hasta Pío Montúfar hay otros ‘cirujanos de imágenes’ que buscan en este oficio una forma de subsistir, mientras alegran las vidas de muchas personas que aluden el valor sentimental de las figuras y la fe católica que profesan, lo que ha hecho que su labor se mantenga en la ciudad, aunque queden pocos talleres.