Un robot contra el miedo: tecnología que abraza a los niños hospitalizados
Innovador software creado por jóvenes de ESPOL permite a robots humanoides acompañar emocionalmente a niños hospitalizados
El estrés infantil en entornos hospitalarios representa un desafío crítico para la salud emocional y física de los pacientes más pequeños. Ansiedad, cefaleas, taquicardia leve e incluso hipertensión son algunos de los síntomas que los niños pueden experimentar cuando enfrentan tratamientos médicos prolongados y hospitalizaciones solitarias. Ante este panorama, la tecnología ha tardado en ofrecer soluciones efectivas, hasta ahora.
Un grupo de jóvenes ingenieros decidió enfrentar este problema de manera creativa. Isaac León y Camila Reyes, recién graduados de la carrera de Ingeniería Mecatrónica de la ESPOL, desarrollaron un software basado en inteligencia artificial que, integrado en robots humanoides, busca reducir el estrés infantil a través del juego, la conversación y la interacción emocional.
“El proyecto nace a raíz de la necesidad de herramientas tecnológicas para niños en el sector de la salud”, cuenta León, quien fue el vocero de esta propuesta. “Muchos pequeños pacientes pasan mucho tiempo solos porque sus padres tienen que trabajar para cubrir el tratamiento. Vimos esto como una potencial mejora”.
Este software se diseñó en el laboratorio Ramel de la ESPOL, bajo la tutoría del ingeniero Francisco Yumbla, director del laboratorio y pieza clave en la implementación del proyecto. “Seguimos trabajando junto a él en la redacción de artículos científicos para llevar este desarrollo a un medio internacional”, señala León.
Una interacción más humana
El sistema desarrollado permite que el robot humanoide mantenga conversaciones naturales con los niños, a través de una inteligencia artificial de OpenAI. “El niño va a poder preguntar absolutamente cualquier cosa y el robot le va a responder”, explica Isaac. “Obviamente hay una segmentación con criterios éticos para salvaguardar la conversación. La idea es que el niño reciba información apropiada y adecuada”.
Además del lenguaje verbal, el robot interactúa de forma no verbal: realiza gestos emocionales, responde a peticiones de abrazos, extiende la mano y refleja expresiones faciales en su rostro digital. “Hay estudios que dicen que es muy importante que el niño se sienta comprendido y escuchado. Esto fortalece los lazos con el robot y hace que se sienta acompañado”, afirma el ingeniero.
Incluso, el niño puede jugar en la pantalla LCD del robot con una interfaz similar a la de una consola de videojuegos. Puede hacerlo solo o con otra persona, fortaleciendo así el aspecto lúdico y terapéutico del proceso.
Resultados iniciales en Guayaquil
El proyecto fue implementado de manera piloto en un hospital de Guayaquil. “Lo probamos en un entorno controlado con dos niños. Observamos que los síntomas asociados con la ansiedad, como cefaleas y taquicardia leve, disminuyeron al finalizar la interacción con el robot”, explica León. Aunque aún no existen datos cuantitativos definitivos, los resultados cualitativos son prometedores.
“Fue una experiencia inmersiva. El niño redujo la sintomatología tras interactuar con el robot. No tenemos todavía los valores numéricos, pero sí hicimos observaciones directas y los efectos fueron evidentes”, añade.
Hacia una implementación nacional
Los jóvenes creadores no se detienen en esta primera fase. Su visión es ambiciosa: quieren implementar el sistema en múltiples hospitales del país, integrándolo con los protocolos del Ministerio de Salud Pública. Para ello, están abiertos a colaboraciones e inversión privada.
“Actualmente tengo entendido que hay un fondo destinado para el desarrollo de este proyecto, dado por una empresa. Pero la idea no es solo ir con un robot, sino con varios. Así que siempre se va a agradecer la inversión de empresas privadas”, puntualiza León.
El proyecto, que nació como una tesis de titulación, tiene hoy el potencial de cambiar la experiencia hospitalaria de miles de niños en Ecuador. La tecnología, cuando se pone al servicio de la empatía, puede convertirse en un abrazo inesperado en los momentos más difíciles.
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