Guayaquil: Una ruta verde para acabar con el vecino que nadie quiere
Urbanistas y ambientalistas sugieren añadir áreas comunes alrededor de las zanjas de Guayaquil. Plantean crear malecones para revertir sus escenarios grises
“El mal olor que se percibe por la zanja es sencillamente indescriptible. Tienes que vivirlo para que entiendas y más aún si resides justo al lado. Es una pesadilla vivir así y que te sentencien a seguirlo haciendo”, dice enfadado Luis Maturana, un morador de la ciudadela Las Orquídeas que lleva al menos cinco años conviviendo con las molestias que le causa la estructura.
El contaminante que trastoca la convivencia en La Puntilla
Leer másTal como EXPRESO lo ha venido contando, los canales de agua lluvia trastocan tanto la convivencia, que se vuelve imposible comer y hasta dormir. “No queremos más a este vecino maloliente, hasta cuándo la Municipalidad e Interagua no van a actuar”, han cuestionado los afectados, que son no solo de Las Orquídeas, sino de Samanes, Guayacanes, Urbanor o Cumbres Bajas de Los Ceibos, donde los plantones o gritos de ayuda por un cambio se han vuelto recurrentes.
Hoy, teniendo en cuenta esta situación, este Diario dialoga con urbanistas y ambientalistas sobre lo que hace falta y es viable hacer en estos espacios para revertir ese escenario gris que los caracteriza, y mancha a los barrios de Guayaquil.
Que pueden construir sobre ellos malecones, instalar fuentes de agua, especies de viveros, camineras, parques o hasta ciclovías que permitan unir a la comunidad, enumeran.
Un posible cadáver embalado fue hallado en una zanja
Leer más“Estas zanjas terminan siendo importantes para el desfogue de aguas residuales y aguas lluvias en el invierno, pero están mal tratadas, descuidadas y sin mantenimiento alguno. Qué pena”, opina el urbanista Felipe Espinoza, quien considera viable -y más aún, necesario- crear una ruta verde en los kilómetros de extensión que tienen las zanjas.
“Sus alrededores están llenos de maleza, monte y suciedad, son un foco contaminante. Por ello, lo que allí se debería habilitar es una ruta repleta de árboles, vegetación y mucho color. Crear espacios públicos que hasta puedan ser recreativos a su alrededor. Un pequeño malecón, con bancas por todos lados, es lo ideal”, propone. Sin embargo, asegura que para poder lograrlo, las autoridades deben primero atender el problema.
Sugiero la creación de una ruta verde a lo largo de las zanjas para que los moradores se incluyan en el cuidado y conservación. No todo es llenar de cemento.
“La Alcaldía e Interagua deben permitir que la comunidad se sienta parte de ese proyecto para que también lo cuide. Parece que los de Interagua quieren trabajar solos y siempre dando la misma solución, una limpieza”, criticó el especialista. Para él, rellenar todo de cemento, incluso estos canales a los que se los suele, asimismo, tapar con material de construcción, está acabando con la ciudad. “El hormigón solo sirve para enriquecer a las compañías de cemento. Y mire cómo está la ciudad completamente pavimentada, dejó de ser humana, vinculada con la naturaleza y ahora es gris”, mencionó.
Una zanja les quita el respiro a 70 familias de Samanes 4
Leer másGino Moncada, residente de Samanes, acusa a moradores de otras zonas de llegar con baldes de basura y animales muertos a contaminar la zanja. “No les interesa, como no viven aquí, solo lo ven como un basurero y todo lo lanzan ahí”.
Una de las zanjas más conflictivas es la ubicada a lo largo de la manzana 130 de Urdenor (ingresando por la Francisco de Orellana). Allí no solo se observa ya el agua verde llena de moho, también se ha vuelto común ver animales que hacen de este lugar, su hábitat. “Hay iguanas, garzas, ardillas en los árboles, qué bonito; pero también todo tipo de roedores”, critican los ciudadanos Solange Iturralde y Daniela Maroto.
Frente a ello, el ambientalista Boris Cruz sugiere que se le dé el correcto tratamiento y la utilización a las aguas residuales para limpiarlas. “Me encantaría que lo que veamos, sí, fuera agua, pero limpia. Como una pecera”, piensa Maroto.
Para Cruz, el problema más grave está en que los desechos que ahí se acumulan, desembocan el río, volviendo más grande el problema. “No se les da el debido tratamiento a las aguas de las zanjas. La planta de tratamiento no se abastece y todo eso va a parar al río y lo contamina más. Todos esos desechos, por lo tanto, pueden ser transformados en abono, pero lamentablemente no se da ningún tratamiento. Urge la reutilización correcta de ese líquido. Hasta para regar a las especies de la ciudad, que están secas”, advierte.
Guayaquil: árboles contra el mal olor
Leer másArnaldo Cevallos, morador de Guayacanes, por ejemplo, quisiera ver todo un parque infantil en los alrededores de la zanja; mientras que Claudia Osorio, de Los Vergeles, quisiera ver sombra, una fuente de agua y máquinas geriátricas. “Hoy los adultos mayores pasan encerrados, ni caminar pueden por el mal olor. Si lo quitan, construyen un ducto cajón y sobre ellos levantan un espacio recreativo, ¿se imaginan lo feliz que estará la comunidad? ¿Por qué no darle lo que se merece al ciudadano”, sentencia Osorio.