Salinas: La inseguridad se propaga ante el olvido de los parques

Karen Mejillón, habitante de Santa Rosa (Salinas), ya no visita más el parque central de su comunidad. No lo hace desde diciembre de 2019 que el sitio empezó a convertirse en un punto de encuentro de consumidores y delincuentes.

Las pocas personas que llegan al espacio, remodelado hace apenas cinco años, permanecen alertas a que algún maleante los sorprenda. “Roban todo el tiempo y ya no sentimos paz, esta es una zona roja, no existe un lugar para la familia”, lamenta.

Solo la semana pasada, a plena luz del día, un hombre fue asesinado en ese espacio. Frente a ese escenario, sumado a la falta de iluminación y seguridad en la localidad, los habitantes exigen al Municipio de Salinas que, de no generarse un cambio, cierren mejor el parque y también el malecón, que colinda con él.

“Por la inseguridad que experimentamos, solicitaremos al Cabildo que declare en emergencia a Santa Rosa. Nos urge más presencia policial, más guardianía: aquí hay solo un guardián hasta las 15:00. Necesitamos cámaras, una intervención real. Control”, indicó Rafael Tigrero, presidente de la Federación de Barrios de esta parroquia urbana.

Pero este problema no solo lo experimenta Santa Rosa. En el cantón, existen otros parques que presentan similares problemas. En la zona céntrica del balneario, el parque General Enríquez Gallo, por ejemplo, permanece abandonado; con asientos en mal estado que no facilitan el descanso, adoquines que impiden caminar a un adulto mayor o persona con discapacidad; y maleza y árboles sin podar que le quitan la visibilidad a los visitantes.

Y en el Evaristo Montenegro, ubicado en el barrio del mismo nombre, la problemática se centra en que está en tinieblas... “La falta de atención municipal te impide que puedas tomar un respiro en el sitio. Aquí las veredas son nuestros espacios de diversión. Y aunque es frustrante, estamos acostumbrados. Las autoridades, en todas las administraciones, poco o nada han hecho para que el entretenimiento comunitario sea una prioridad. En Salinas eso no valoran los funcionarios”, señaló Walter Bazán, residentes del vecindario.

Respecto a estas denuncias, el director del área de comunicación del Cabildo, Eduardo Hesney, aseguró que el ente en coordinación con la Prefectura de Santa Elena y la Corporación Nacional de Telecomunicaciones (CNT), trabaja en un plan de seguridad que incluye la dotación de internet de acceso libre en los parques.

“Estamos conscientes del problema y ante ello, estamos analizando opciones para evitar que más delitos se cometan. Los parques son abiertos, por lo que estamos barajando la posibilidad de cerrarlos para así evitar que los antisociales pernocten”, indicó el funcionario municipal.

Pero esta medida, a decir de los residentes consultados, está lejos de ser una solución idónea. “En Guayaquil todo es cemento y rejas, todo parece una cárcel. ¿Y ha servido? No. Eso lo sabe todo el Ecuador. No cometan los mismos errores, busquen arquitectos, urbanistas, gente que sabe para plantear soluciones permanentes y amigables”, señaló la residente de la ciudadela La Milina Marjorie Benítez, quien sugiere que en los espacios verdes se coloquen pérgolas, cuerpos de agua, máquinas geriátricas, canchas.

“Solo así con una regeneración integral, teniendo buenas aceras, incluso ciclovías..., las familias saldrán a la calle, ocuparán sus espacios y al ver todo el sitio lleno, no habrá cabida o, al menos, habrá menos riesgo de que los delincuentes o personas sin hogar entren. Recordemos que ellos buscan sitios desolados, no con vida”, explicó.

En Salinas, a criterio de Hesney, son 19 parques los que han sido intervenidos por el Municipio en los últimos seis años. Y aunque reconoce que la pandemia y los recortes presupuestarios han atrasado los arreglos en espacios como el de General Enríquez Gallo; asegura que la ciudadanía tampoco colabora. “En algunos puntos, al poco tiempo de ser inaugurados, se llevaron hasta los inodoros...”, sentencia.

La población se queja. “Si sabes que la delincuencia provoca esto, por qué entonces el alcalde no se preocupa por dar más seguridad. Esta debería ser la obra más importante, sin embargo, es la más inexistente y la que más requerimos porque la delincuencia nos está llevando en peso”, se queja Toribio Cantos, del barrio Bazán, en el mismo cantón.