La Salle, el último campanazo y comienzo de un nuevo reto
Desde febrero, exestudiantes se han dado cita en la antigua sede del colegio. Los trabajos de acondicionamiento de la edificación iniciarán en 2024
Entre bromas, risas, abrazos, aplausos y condecoraciones, la promoción 18 fue el último grupo de exestudiantes lasallanos que dieron las últimas campanadas en la antigua sede de la Unidad Educativa San José La Salle, ubicada en el centro de Guayaquil. Desde el próximo año, este sitio se adecuará para que en 2025 funcione la universidad lasallana.
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Leer másLa primera estación fue la iglesia. Todos parquearon sus autos en el patio principal de la unidad educativa, donde antes se formaban, corrían, jugaban o caminaban. Inmediatamente, vestidos con camisas blancas, subían los escalones verdes con blanco de las escaleras internas, pero a paso lento, ya no como cuando eran niños o adolescentes y estudiaban allí.
años
de fundación definitiva tiene esta institución académica. La primera vez fue en 1870.
El silencio había sido interrumpido. La habitación 250, donde se encuentra la capilla, en el primer piso de la edificación, los esperaba con sus grandes puertas de madera abiertas de par en par. Todos se sentaron al frente, desde la segunda fila, y participaron de la misa. El reloj negro con blanco que colgaba de uno de los muros había detenido el tiempo, dentro de este sitio eran las 07:44.
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Leer másTodos los fines de semana, desde febrero, 35 de las 75 promociones graduadas se concentraron coordinadamente para despedirse de la faceta que ha cumplido la antigua edificación desde 1910 y con ello dar paso a la siguiente: la adecuación de las instalaciones para que funcione la Universidad La Salle. Antes, este predio formó parte de la quinta Pareja.
Desde este año, toda la oferta académica de educación media se ofrece en las instalaciones de lo que antes se conocía como el complejo La Salle, en la avenida Felipe Pezo Campuzano, en el norte de Guayaquil, indica David Strasser, presidente de la Asociación de Exalumnos del Colegio San José La Salle.
Luego de la misa y de la primera foto grupal, todos fueron a la planta baja, al salón de actos. La camaradería se sentía, se escuchaba en los largos y vacíos pasillos, golpeaban las aulas cerradas. Al mirar tras los vidrios de los salones se podía observar el antiguo mobiliario de madera arrumado en un rincón, la tarima de madera y en una pizarra se leía: horario de aportes, con una cara feliz. Todos bromeaban sobre la edad que tenían. El eco de sus risas inundaba el ambiente.
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Leer másA Xavier Flores le sorprendió que su promoción sería la que culminara el ciclo de la tocada de la campana; otras más antiguas ya no lo harán, como la de Luis Sazarrín Dávila -médico pediatra y exministro de Salud-, Nicolás Parducci Sciacaluga -abogado y exrector de la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil- y Jorge Puente Fajardo -cirujano vascular-. Esta fue una excusa para compartir con sus excompañeros de aulas. Para Flores, lo que los hacía felices era el recordar su época estudiantil y ser agradecidos con quienes fueron sus profesores, a quienes todos calificaron como los mejores.
Muchos profesores pasaron por nuestras aulas, pero los tres escogidos representan lo mejor del colegio, además de su calidez humana y el ejemplo que nos dieron.
Fui el primer extranjero y ateo que estudió aquí; en esa época éramos 1.500; sin embargo, la acogida que recibí por parte de mis compañeros y profesores fue ejemplar.
Sazarrín, Parducci y Puente también ejercieron la docencia en el colegio. 37 de sus antiguos estudiantes, muchos de ellos ahora colegas, reconocieron su labor educativa y profesional, en pie los aplaudieron cuando recibieron unas preseas que condecoraban y honraban su trayectoria y legado.
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Leer másLos docentes se mostraron humildes al recibir las preseas. Sentados en la mesa directiva, frente a quienes fueron sus estudiantes, uno a uno se paraba para recibir de manos de un representante de ellos, la distinción. Entre los compañeros habían escogido, de entre todos sus exprofesores, a tres.
Sazarrín no se sintió digno de ella, ya que “cumplí con mi deber, pero fue un motivo de gran alegría y satisfacción esa manifestación de gratitud de mis exalumnos”. Parducci también estaba emocionado y agradecido porque “esta fue una manera en la que demuestran que lo que hice estuvo bien: tratar de ser un buen profesor”.
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Leer másLa felicidad no solo radicó en los premios que les entregaron, sino también el de “haber tenido la suerte de ver a los amigos y a nuestros alumnos, y a su vez haber tenido la suerte y oportunidad de trabajar con ellos; fue una experiencia muy linda”.
Uno a uno, conforme eran llamados, los 37 lasallanos que se dieron cita, subieron al estrado a sonar por última vez una pequeña campana de bronce.
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