“En Samanes vivimos en un estado de alerta permanente”
Los residentes comparten el miedo generado por los robos que allí se cometen. Hay inseguridad a cualquier hora, en los parques y callejones
La inseguridad no da tregua en Samanes. Los robos, la cantidad de personas en situación de calle y los adictos que rondan y hasta viven en los parques; sumado al estado de abandono en el que se encuentran algunos callejones y sitios -que, de ser rescatados por las autoridades podrían ser utilizados incluso como puntos turísticos o de encuentro entre vecinos-, tiene a sus habitantes sumergidos en el miedo y la desilusión.
La maleza se desborda tras el confinamiento
Leer másEXPRESO recorrió las siete etapas que conforman esta ciudadela ubicada en el norte de la ciudad y en la que habitan alrededor de 12.500 ciudadanos. Y constató que el robo cometido hace una semana en la unidad educativa fiscal Teniente Hugo Ortiz, cuyas pérdidas superaron los $ 25.000; es apenas uno de los tantos atracos que reflejan que la reputación del vecindario está cada vez más en juego.
Hecho. Solo en este mes, como publicó hace unos días este Diario, el colegio Teniente Hugo Ortiz sufrió 2 robos. En total, las pérdidas bordean los $ 50.000.
Segundo robo en colegio Teniente Hugo Ortiz en lo que va del mes https://t.co/V4U9XyjB1j pic.twitter.com/44XteAaA4j
— Caro Quintanilla (@caro_quintilla) July 21, 2020
Freddy Llaguno, biólogo guayaquileño, reside hace 14 años en la cuarta etapa y asegura que desde el 2019, año en que le robaron su vehículo al pie de su vivienda y en el que una de sus hijas fue víctima de un secuestro exprés, también en el mismo sector (mientras hacía deportes a tres cuadras de su casa); siente que habita en una zona roja: invivible.
Nos gustaría tener la libertad de salir a caminar por el barrio pasadas las 18:00, sin sentir temor. Sin embargo, eso no pasa aquí. A partir de esa hora nos guardamos por precaución.
“Aquí tenemos prohibido llevar el celular o la billetera con nosotros, incluso para salir a comprar el pan en una de las tiendas del barrio, y eso es horrible. Caminamos apresurados, viendo a todos lados y desconfiando de todos. Vivir en Samanes es vivir en un estado de alerta permanente. Aquí poco se disfruta del barrio, la inseguridad te obliga a estar encerrado y eso nada tiene que ver con el confinamiento”, aclara.
EXPRESO solicitó a la Policía las cifras de los delitos cometidos en el subcircuito Guayacanes, al que pertenece Samanes, en lo que va del año; pero el coronel Patricio Baquero, jefe del Distrito Modelo, aseguró que esos datos solo los pueden proporcionar si el comandante de la Zona 8 lo autoriza. Este Diario hizo la petición, pero hasta el cierre de esta edición no hubo respuesta. Lo que sí precisó Baquero es que en comparación al año anterior, tanto los robos a domicilio, a personas, de vehículos y sus accesorios, así como a los negocios, se redujeron considerablemente.
Llegué a vivir hace 20 años a Samanes y todo era distinto. Ahora siento temor de vivir en este barrio. Y es que aunque me encanta y tengo muy buenos recuerdos y amigos, los robos me asustan. Son muchos y eso me tiene preocupada.
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Leer másSin embargo, para los habitantes ese panorama está bastante alejado de la realidad que experimentan a diario.
Maritza Salcedo es la presidenta del comité de vecinos de las manzanas 952, 954, 955 y 956 de Samanes 6 y tiene detallados cada uno de los actos que demuestran que el barrio necesita de más apoyo e intervención policial y municipal para recuperarse.
Hace énfasis en la cantidad de adictos y chamberos que se adueñan del espacio público e instalan (incluso con pequeños bancos que llevan consigo), en su cuadra y en los callejones que integran esas manzanas, para intimidar a los residentes; y en los asaltos que sufren sus vecinos, siempre alrededor de las 06:00 y que los cometen, en su mayoría, delincuentes que se movilizan en motos.
Pero Salcedo no ha sido solo testigo de estos actos, también ha sido víctima.
En marzo, dos hombres intentaron ingresar, en la madrugada, a su vivienda; y hace una semana, en el semáforo ubicado en la intersección de la avenida Francisco de Orellana y la calle Teodoro Alvarado Oleas (en Samanes 6), otro le rompió una de las ventanas de su auto y le robó la cartera. “Lo hizo en pleno semáforo, cerca de las 18:00 y frente a decenas de personas que por allí circulaban. Nadie pudo hacer nada...”.
Hacer deportes en este sector implica estar pendiente de quién circula cerca de nosotros, está en los callejones o nos mira o no. Es agobiante, pero es el único método de defensa que tenemos.
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Leer másSolo la noche del miércoles pasado, este Diario fue testigo de la desesperación que embargaba a residentes como Sara Mejía, a quien en un abrir y cerrar de ojos, mientras compraba en una farmacia, se le llevaron los espejos laterales de su camioneta; y la desilusión de Henry Rosero, quien tuvo que prestar su celular a un compañero con el que corría en pleno Parque Samanes, para que llame al ECU911 y notifique que su moto había sido robada en ese sitio.
Ambos reconocen estar hartos de que en el vecindario se escuchen solo malas noticias. “Estoy tan cansada”, repite Mejía, al advertir que los delincuentes están arruinando la vida de los habitantes. Su temor es palpable.
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Leer másFrente a este escenario, que ha obligado a las familias a invertir en cámaras de seguridad y cercados eléctricos, los residentes solicitan a la Policía que incrementen “a como dé lugar” los patrullajes. Para ellos, los 46 agentes -divididos en tres turnos- que vigilan el circuito son insuficientes. “No hay forma de que alcancen a patrullar las dos ciudadelas. Y es que por más ganas que tengan, humanamente resulta imposible”, concuerdan.
Otros, en cambio, van un paso más allá. Pretenden, como es el caso de Salcedo, solicitar al Municipio y a la Corporación de Seguridad Ciudadana que cerquen los parques que permanecen al aire libre y son los puntos más críticos e inseguros.
- Comunidad
Al rescate de los espacios públicos
Para los residentes, tanto la zanja que alberga la ciudadela en su quinta etapa, así como el Bosque Protector Samanes, donde se calcula la existencia de quince especies de ceibos, que miden entre 20 y 40 metros y con una vida útil de hasta 150 años, deberían ser recuperados por las autoridades. Y es que si bien por ambos espacios la Policía realiza operativos, estos aún resultan inseguros porque en ellos hay maleza y la iluminación es escasa.
Samanes no se sana de los robos y la presencia de adictos
Leer másPara los habitantes, de la misma forma que lo han recomendado los urbanistas en publicaciones anteriores de EXPRESO, los sitios podrían transformarse, recobrar vida e incluso convertirse en espacios turísticos o de paseo para las familias. Lo que los volvería más seguros.
Las miradas están puestas sobre todo en el canal de aguas lluvias, cuyo entorno hace décadas albergaba a decenas de garzas e iguanas. Proponen colocar plantas, algas oxigenadoras, césped natural y hasta palmeras ornamentales, además de bancas, adoquines y reflectores de colores que mejoren el paisaje, más aún en las noches.
- La Policía
Samanes 7 le hace frente a la inseguridad con un comite
Leer másUn cuerpo sin vida fue encontrado en un parque
Aunque el jefe del Distrito Modelo, Patricio Baquero, advierte que las cifras de delitos se han reducido en el barrio, reconoce que estos se siguen dando y que incluso hace un mes dejaron un cuerpo sin vida en el Parque Samanes. No profundiza en los detalles, pero advierte que el fallecido no era del barrio y que casos como esos no se dan prácticamente nunca.
Pero este argumento no tranquiliza a la comunidad, que asegura que por el abandono que presentan este y otros parques, el hecho podría repetirse. Hoy muchos, advierten, son usados para delinquir y hasta como “hoteles de paso”.