Santa Elena vivió un atípico ritual religioso
La tarde de este 30 de marzo, en la procesión y el baño de la Cruz no participaron los feligreses, por prevención
Marjorie González, habitante de la avenida Francisco Pizarro en Santa Elena, unió sus manos y oró ante el paso de la cruz que pasó por su vivienda con destino a Ballenita.
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Leer másEl madero que, por el aumento de casos de coronavirus en la provincia, no fue llevado sobre los hombros de los fieles en una procesión; sino que fue llevado en un vehículo desde la catedral de Santa Elena hacia Ballenita, recorrió cinco kilómetros, este 30 de marzo.
Carmen del Pezo, otra moradora, quiso unirse a la procesión pero no se le permitieron. La disposición del COE cantonal fue que los creyentes no participen de manera presencial en el acto, sino que lo sigan por redes sociales.
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Leer másEl vicario Episcopal de Santa Elena, Luis Antonio Guerrero, junto a seis sacerdotes conformaron la delegación en donde representaron el viacrucis; hasta llegar al mar de Ballenita donde, esta vez sin la compañía de los feligreses, la sumergieron tres veces.
“El acto es sin feligreses, si ustedes se meten tendremos que suspenderlo”, advirtió uno de los religiosos a quienes intentaron unirse a la procesión y al baño del madero.
Los pocos moradores que se atrevieron, pese a la advertencia, a acudir al lugar, se ubicaron a un costado de la vía y cerca del malecón para desde ahí levantar sus manos y santiguarse.
“Son al menos 50 años los que hemos venido celebrando este acto, previo a Semana Santa. Me alegra que al menos se lo haya realizado. El año pasado, fue imposible”, señaló Rubén Balón, de Santa Elena.