Ciudadanía: “Siento tanto terror al cruzar la vía que me quedo sin aliento”
La delincuencia continúa imparable en la avenida Francisco de Orellana. Los semáforos son los sitios más críticos La comunidad exige planes que sirvan
Dos años han pasado desde que las alertas se encendieron en la avenida Francisco de Orellana, por la cantidad de delitos que se generaban, y a la fecha, todo sigue igual y hasta peor. Hubo intervenciones policiales, supuestos trabajos de investigación por parte de los mismos agentes, pero la arteria sigue siendo considerada una de las más peligrosas de la ciudad.
Video registra a delincuentes asaltando vehículos en la Francisco de Orellana
Leer másYa no solo asaltan en los callejones oscuros de los barrios que atraviesan la arteria, ni en los semáforos cuando la luz cambia a rojo; ahora lo hacen todo el tiempo, incluso teniendo a decenas de conductores como testigos de los atracos.
“Esta es una de las vías más peligrosas que tiene Guayaquil y no solo por el tránsito y los choques, sino por los robos que sufrimos a diario. Algunas veces me quedo hasta sin aliento al transitar por aquí”, asegura Elena Domínguez, una conductora que a diario transita por la vía de casi 16 kilómetros de extensión, que empieza en el centro comercial San Marino y llega hasta el ingreso de Pascuales.
Según cifras oficiales de la Policía Nacional en enero de 2021, se reportaron 300 actos delincuenciales en esta zona que comprende al distrito Modelo; y en enero de 2022 la cifra aumentó a 322, aunque la ciudadanía habla de más, puesto que no denuncia. Hacer el proceso, coinciden los entrevistados, lo consideran inútil.
Los delincuentes hacen como que van a venderte algo o te van a limpiar los vidrios y terminan robándote. Yo he sido testigo de cómo rompen los vidrios y te asaltan.
Avenida Orellana: “Si no quieres chocar, te toca ser insensato”
Leer másEXPRESO hizo un recorrido por la arteria y constató cómo en todos los semáforos, indistinto de qué luz del semáforo tienen, además de en los tramos donde hay demasiados vendedores informales; los conductores aseguran sentir tensión. Suben los vidrios de los autos, no dejan de observar por los retrovisores y, como más de uno señaló, tienen puesto el pie en el acelerador para arrancar apenas vean que un delincuente o posible atracador se acerque.
“Si es necesario morirse de calor un momento para no tener el vidrio abajo, lo hacemos, pero no se puede cruzar la avenida en paz”, dijo Domínguez; quien hace apenas unos días atrás fue testigo de cómo, cerca de la XIII etapa de la Alborada, donde se encuentran tres centros comerciales, un ladrón le rompían el vidrio a un auto y, apuntándole al conductor, le arranchaban las cosas.
El ciudadano Renato Puga asegura que evita pasar por esta vía para no engrosar la lista de afectados por la delincuencia en esta ruta. “Trato de no tomarla nunca, busco vías alternas para mi tranquilidad y la de mis hijos. Ahora nadie respeta nada, ataca por atacar”, señaló Puga, quien ha decidido colocar láminas de seguridad en su auto para “no ser tan vulnerable”.
Hay zonas oscuras, tenemos miedo y frente a ello cruzamos la avenida corriendo. El miedo a que nos asalten nos pone en riesgo a ser atropelladas. La Orellana es una guillotina.
Durante 30 días estará cerrado un tramo de la avenida Francisco de Orellana
Leer másPese a que la Policía defiende que nunca ha dejado de hacer patrullajes en el sitio y que estos son constantes, la ciudadanía asegura no ver jamás a los agentes en la calle. “Rara vez veo operativos, ellos dirán que están de civiles, no lo sé. El punto es que esta avenida está peor que antes, porque ahora toda la ruta, absolutamente toda es terrorífica. Entre los vendedores informales hay también delincuentes camuflados, ellos se lanzan contra ti, hasta te baten el carro. ¿Hasta cuándo las autoridades van a permitir que nuestra vida dependa de ellos? De cuándo nos quieren asustar o no, matar o no”, aseguró Jesús Villacís, quien habita en la ciudadela Álamos Norte; en cuya intersección con la Orellana, se escuchan a diario gritos y quejas de los residentes que han sido atracados.
En la ciudadela Las Orquídeas, donde los testimonios de los residentes son similares, estos exigen a la Policía más patrullajes, al Estado que construya más Unidades de Policías Comunitarias y que haga cumplir las leyes; y a la Alcaldía que intervenga las zonas grises y donde prima el desorden, de tal forma que en ellas haya color, iluminación y cámaras de videovigilancia.
“Los ladrones ya le tienen cogido el pulso a los policías. Ellos vienen por el día y los delincuentes se alborotan por la noche. No es ciencia, deberían mejorar su trabajo. Aquí nos sentimos asfixiados. La Orellana es una vía donde podría haber vida comunitaria y no la hay a causa de tanta violencia”, precisó Damaris Calvo, a quien le intentaron robar en el semáforo ubicado a escasos pasos del redondel de Las Orquídeas.
El ataque a un conductor incrementa el miedo a parar en los semáforos en rojo
Leer másEn este sitio Christian Sacoto, dueño de un negocio, ante la falta de ojos que vigilen el sector, tras un asalto llamó a la Policía pero nunca llegó. “Estamos abandonados, en la Orellana los delincuentes se paran en la vía te dicen que tu llanta está ponchada, te hacen señas y cuando paras, te asaltan. Ya nadie puede confiar en nadie. Es una pena haber llegado a estos extremos y estar perdiendo una de las arterias más importantes del Gran Guayaquil”, piensa.