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Clientela. Los sectores que hace una semana se encontraban llenos de extranjeros por la Copa Libertadores, ahora lucen vacíos por el toque de queda y la inseguridad reinante en la ciudad.Miguel Canales Leon

“Siento que estoy viviendo la crisis de la pandemia otra vez”

La Cámara de Comercio de Guayaquil señala que las pérdidas por el toque de queda llegan a $ 370 millones. Los dueños de los negocios harán un plantón este 9 de noviembre

Nuevamente el comercio ha sido afectado por el toque de queda y el estado de excepción. En Guayaquil, cantón del Guayas en el que rige la medida, negocios como bares, restaurantes y discotecas pierden su clientela, y el fantasma de la crisis generada por la pandemia los vuelve a acechar.

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El golpe al bolsillo de estos propietarios se vio reflejado a las pocas horas de que se decretó el pasado 1 de noviembre la medida, pues a la fecha las pérdidas monetarias alcanzan ya los $ 370 millones, de acuerdo con Miguel Ángel González, presidente de la Cámara de Comercio de Guayaquil. “El toque de queda, fijado tras la crisis de seguridad que vive el país, podría ocasionar que al sector le tome al menos tres años recuperarse de la pandemia”, señaló González.

PérdidasLos comerciantes de la ciudad reportan un decrecimiento mayor al 60 % en la facturación que generaban regularmente.

“Yo no he trabajado casi nada. Por suerte, con el partido de Barcelona del pasado domingo tuve algo de clientela desde que inició el mes. Pero el resto de días mi discoteca no ha podido funcionar... No he ganado nada, ni un centavo. Si esto sigue así, nos veremos obligados a cerrar”, sentenció Ernesto Vásquez, presidente de la Asociación de Centros Nocturnos del Guayas, al hacer hincapié en que mantener cerrados los negocios por un total de 45 días matará por completo la economía.

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“Ni así abramos unas horas antes la gente vendrá. Esto no está funcionando”, agregó el también dueño de la discoteca Nikita, quien lamenta ver cómo la ciudad calla y se encierra, o al menos trata de hacerlo, a las 21:00 como decreta la medida; mientras en las calles, de igual forma, la violencia y los casos de sicariato continúan.

La inseguridad ya nos ha golpeado en la clientela. Ahora es peor que no puedan ni venir. Es necesario que se vaya el toque de queda, o al menos que se flexibilicen las medidas. 

Vanessa Lam, directora de comunicación de La Casa del Tomahawk 

Entre el fin de semana y la noche del lunes 7 de noviembre, EXPRESO hizo un recorrido por Guayaquil para medir el pulso nocturno, y constató que la calle Panamá y el mismo Puerto Santa Ana, que hace apenas una semana por la Copa Libertadores estuvieron abarrotados de gente, ahora estuvieron sin gente, sin música, ni risas.

Los meseros, tal como se observó en calles de la Alborada, la Kennedy (norte) y la Ernesto Albán (sur), permanecían de pie a la espera de que alguien entre, alrededor de las 19:00. “Ya para qué voy a entrar, si en una hora me toca salir. Así nadie come con gusto. Prefiero estar en casa. Guayaquil, en no más de una semana, murió. Es otra ciudad”, manifestó Marjorie Vélez, habitante de La Garzota.

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Horarios. Hay comercios que desde antes de su hora de cierre ya están recogiendo las mesas e iniciando con la limpieza del local.Miguel Canales Leon

“Antes las personas tenían miedo del virus. Salían, pero pensaban ‘me voy a morir’. Ahora la gente no sale porque piensa ‘me van a matar’, y eso los ha detenido más que el mismo coronavirus”, se quejó Vanessa Lam, directora de comunicación del restaurante La Casa del Tomahawk, quien al igual que el resto de comerciantes de la urbe registra un 60 % menos en su facturación.

Necesitamos una solución ya. El toque de queda solo nos está dejando más golpeados. Los que aún pueden trabajar ganan poco, pero el resto tiene que sobrevivir con los ahorros por 45 días.

Ernesto Vásquez, presidente de la Asociación de Centros Nocturnos

En el Garzocentro, aquellos negocios que vendían más durante las noches, como Vikings, restaurante de Carlos Mina, las pérdidas superaron los $ 3.000. Asimismo, la administradora de La Bocana, Cecilia Porras, estimó que al menos un 80 % de su clientela ha disminuido. “Ni por feriado llegaron suficientes personas, tuvimos los locales abiertos esperando. Siento que con todo esto, se está repitiendo la misma crisis de la pandemia. Es el espejo de lo que vivimos”.

La esperanza se ha perdido y ese nuevo golpe a la facturación les ha hecho recordar la angustia que sintieron en abril del 2020, cuando los ingresos se fueron a pique.

Este feriado fue el más vacío que hemos tenido, pocas personas llegaban a nuestros restaurantes. El miedo ha hecho que la gente prefiera quedarse en casa y no exponerse al crimen.

Gary Pazmiño,administrador de Wynwood Sport Plaza

Aquellos que han podido sobrevivir gracias a los pedidos en línea también se ven limitados, por los horarios del toque de queda. Y están aquellos como los locales que venden comida asada, cuya gran parte de su menú no puede ser enviado a domicilio, al ser carnes ahumadas que terminarían perdiendo su sabor.

Pero las discotecas no tienen esta opción.

“¿Qué vamos a hacer? Si nosotros necesitamos que la gente vaya a nuestros predios... El estado de excepción está bien, pero el toque de queda nos imposibilita trabajar. No nos tomaron en cuenta cuando se impuso este decreto, y solo nos cierran las puertas a recuperar lo perdido en pandemia”, reflexionó Vásquez, quien convocó hoy a un plantón a los distintos sectores comerciales de la ciudad para exigir la revocatoria de la medida.

Ni una semana ha pasado y hemos atendido a menos de la mitad de nuestros clientes habituales, y los que vienen tienen miedo de toda esta inseguridad que se vive en Guayaquil. 

Cecilia Porras,administradora de restaurante La Bocana

Esta protesta comenzará a las 10:00, desde la zona rosa de Guayaquil, en el callejón Magallanes, hacia la Gobernación del Guayas.

A este pedido de retirar el toque de queda, o al menos a que se inicie a partir de la medianoche, se suma el de los consultados, que exigen a las autoridades pensar en la situación que están enfrentando y que está provocando ya despidos.

“En Puerto Santa Ana, varios de los restaurantes ya quitaron de su nómina a unos cuantos empleados. Da miedo que nosotras seamos las siguientes. Y es que no entra nadie. Acá las noches eran lo fuerte. Hoy, pasadas las 18:00, somos una plaza fantasma”, contó una trabajadora del sector que pidió la reserva de su nombre.