Guayaquil: El silencio de la autoridad ante la contaminación que generan los buses
Los buses de transporte público circulan a gusto, a pesar de que la emisión de gases tóxicos es una limitante para renovar el permiso de circulación
En Ecuador ya es algo normal y parte del ecosistema que los buses de transporte público que transitan dentro y fuera de la urbe boten constantemente humo negro de sus tubos de escape, ya sea al iniciar la marcha o mientras ruedan. También es algo común que los transeúntes y quienes vayan detrás de estos tengan que inhalar esos gases.
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Leer másEste Diario hizo un recorrido por varias zonas del Gran Guayaquil y constató cómo los buses de transporte público contaminan el ambiente.
Quien transita por el Puente de la Unidad Nacional no solo hace un acto temerario al tener que lidiar con los buses interprovinciales o intercantonales cuando estos quieren invadir inesperadamente un carril, sino también porque es un acto perjudicial para la salud, por el esmog que arrojan a través de sus tubos de escape.
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Pero quienes transitan en motocicletas o aquellos que obligatoriamente deban llevar los vidrios de sus vehículos abajo tienen que respirar ese aire contaminado, a pesar de que cada año, todos los centros de revisión vehicular deben constatar y garantizar técnica y visualmente que los automotores estén en excelentes condiciones para que puedan renovar sus matrículas.
Carlos León Mendoza, coordinador general de la Autoridad de Tránsito y Vigilancia de Samborondón, señala que emitir esmog sí es un limitante para no renovar el permiso de circulación, ya que “si las partículas de gases superan el 60 % de emisión, el vehículo no pasa la revisión técnica”.
Según datos de esta dependencia, en 2022, solo los vehículos livianos fueron revisados en el Centro de Revisión Técnica Vehicular (CRTV) de Samborondón; en total, 25.895. De enero a septiembre de este año revisaron a 19.607 autos.
Pero ni un bus del sistema de transporte público ha acudido a este establecimiento municipal, sostiene León Mendoza, debido a que “los propietarios de los vehículos que no están aptos para circular y menos para brindar un servicio público acuden a los centros de revisión de otros cantones donde solo realizan la revisión visual y no la medición técnica”. A su criterio, el problema radica en la existencia de estos sitios no técnicos.
Pero para la ciudadanía, la responsabilidad recae también en la falta de control por parte de la autoridad.
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Leer más“La culpa es de todos. De lo que pasa en otros cantones y de lo que permiten las autoridades aquí. ¿Cómo es posible que se queden con los brazos cruzados al ver simplemente que los buses tienen papeles que sacan en otros territorios y se desplazan como si fueran un tren. Ellos, los agentes de tránsito de Samborondón, son tan alcahuetes como el resto. Que no se laven las manos”, indicó Miguel Flores, de Ciudad Celeste.
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Sobre la existencia de esos sitios antitécnicos, los controles que en ellos se hace y las denuncias que les han impuesto, EXPRESO solicitó una entrevista a la Autoridad Nacional de Tránsito (ANT), desde el pasado 2 de octubre, e insistió, a través de mensajería instantánea, a su relacionista pública por una respuesta, pero hasta el cierre de esta edición no respondieron.
León Mendoza explica que, en la medición técnica, el personal de los CRTV revisa los frenos, la suspensión, las emisiones de gases, entre otros sistemas. En cambio, en la parte visual, el funcionamiento de las luces, pito, cinturón de seguridad, limpiaparabrisas...
Pero no solo los buses interprovinciales e intercantonales contaminan; también lo hacen los buses urbanos y las unidades de la Metrovía en Guayaquil.
Los gases pueden producir enfermedad pulmonar obstructiva crónica, fibrosis pulmonar y otras que dañan el parénquima pulmonar.
Mientras Javier Hurtado, de 18 años, esperaba que llegara el bus de la línea 114, en el paradero de la terminal terrestre, tuvo que tratar de no respirar el esmog de los buses, ya que sufre de asma y esto le afecta. Expresa que le “toca aguantar, porque no puede hacer más”.
Según Adrián Zambrano, director de Ambiente y Preservación de Áreas Verdes del Municipio de Guayaquil, en la vía a Daule se registran picos de 50 ug/m3 de material particulado (PM10). Desde diciembre de 2022, la entidad levanta información de calidad de aire en 14 sectores de la ciudad.
Zambrano indicó que “los controles de los gases u opacidad referente al parque automotriz es competencia de control de la Agencia de Tránsito Municipal (ATM)”. Este Diario también se comunicó insistentemente con los relacionistas públicos del Municipio de Guayaquil y de la ATM Guayaquil, solicitó una entrevista y envió un cuestionario de preguntas sobre el estado en el que se encuentran las unidades de la Metrovía y sobre cómo la ATM asegura la calidad de las revisiones técnicas, pero tampoco respondieron.
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Leer másLos que sí hablaron fueron los guayaquileños, que se quejaron de ver como la sociedad entera es testigo de un problema que, a su juicio, no lo ven solo las autoridades.
Respiro estos gases cuando espero al bus fuera de mi universidad, por lo que he optado por usar mascarilla para no respirar ese humo negro.
“Incluso estando con las ventanas cerradas, el olor a hollín lo respiramos. Ir detrás de un bus, ya sea de la Metrovía o del sistema de transporte público urbano, implica asfixiarte. En el centro hay nubes negras causadas por ellos, solo por ellos. ¿Pero a alguien le importa? Por lo visto no”, sentenció Jonathan Lascano, habitante de Sauces 4.
Según explica Gladys Rincón Polo, docente e investigadora de la Facultad de Ingeniería Marítima y Ciencias del Mar de la Espol, la contaminación vehicular es una de las principales causas de la mala calidad del aire en Guayaquil, sin olvidar las emisiones que emiten desde las fábricas que funcionan en la ciudad y las termoeléctricas que abastecen la electricidad.
“Un estudio reciente liderado por mí encontró que la calidad del aire en Guayaquil es deficiente y no segura según las directrices de la Organización Mundial de la Salud de 2021. El estudio también encontró que la contaminación vehicular es una de las principales fuentes de contaminación del aire en Guayaquil”, señaló; al detallar que los buses generan el 82 % de las emisiones totales de material particulado y solo representan el 7,5% del parque de vehículos de la ciudad.
“Los vehículos particulares y taxis, por su parte, son los principales emisores de monóxido de carbono (CO). Otro de los factores que contribuye a esta situación de mala calidad del aire en Guayaquil es el alto contenido de azufre permitido en el diésel en el país. Ecuador permite entre 300-500 ppm en los combustibles mientras en los países industrializados el máximo es 15 ppm”, precisó.
Para la ambientalista guayaquileña Josselyn Mera la urbe porteña está sumergida en este tipo de contaminación desde hace al menos una década. “El escenario siempre ha sido el mismo, esto no es nuevo; así como tampoco es nuevo que fallen los controles, que sean nulos los operativos tanto o más que las sanciones. En resumen, las autoridades pasan por alto un problema que afecta directamente a la ciudad y a los ciudadanos…”, argumentó.
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