CEMENTERIOS
Hecho. Algunas personas recordaron a sus fallecidos desde la puerta de los camposantos.Christian Vinueza / Expreso

Un silencioso y atípico Día de los Difuntos

Los cementerios no tuvieron las tradicionales visitas. Algunos deudos oraron y los recordaron desde las rejas. Solo se permitió dar sepultura

Lo que sería una intensa jornada de calles con mucho tráfico, aceras copadas de comercio y una marea humana portando flores, recuerdos y cartas dirigidas a sus familiares fallecidos, la COVID-19 lo cambió. Este lunes 2 de noviembre se vivió un atípico Día de los Difuntos en los cementerios de Guayaquil, donde hubo más arreglos florales que personas y el silencio reinaba en los alrededores.

En el camposanto Jardines de Esperanza, en el norte de la ciudad, los deudos habían acudido al sitio en los días previos para dejar detalles como rosas de tela y flores naturales sobre las tumbas. Estas últimas aún estaban sin marchitar y conservaban sus brillantes colores. Al interior se pudo observar, además, que se realizaban trabajos de mantenimiento.

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Los propietarios de los ocho puestos de venta de flores situados a un costado del cementerio, coincidieron en que la decisión de suspender las visitas a estos sitios, desde el 30 de octubre hasta el 3 de noviembre, les trajo como saldo más pérdidas económicas de las que ya registran desde hace unos meses.

“En un feriado normal la ganancia alcanzaba hasta para pagar a empleados y el alquiler. Ahora no sabemos qué hacer porque debemos arriendos y las flores se marchitan porque no hay pedidos”, dijo Dolores Rendón, una de las comerciantes del sector.

En otro punto de la ciudad, en el cementerio Ángel María Canals, situado en el suroeste, durante las primeras luces del día llegaron pocas personas para desde las frías rejas y puertas metálicas orar y recordar a los seres queridos que guardan el sueño eterno.

Mi mamá falleció hace cuatro meses por causas naturales y no pude visitarla, pero ya vendrán más días

Tomás Ríos, ciudadano

Uno de ellos fue Tomás Ríos, quien perdió a su madre hace cuatro meses por causas naturales y estuvo por más de 30 minutos fuera del panteón. “Aquí también está sepultado mi hermano. Lo bueno es que están cerca de las rejas y por eso los puedo ver desde acá. Espero venir el próximo fin de semana, que ya estarán abiertos (los cementerios)”, expresó Ríos.

Él tenía la esperanza de ingresar, pero no pudo hacerlo porque un grupo de policías se instaló en una de las puertas para prevenir que se registren aglomeraciones de personas. Los gendarmes estaban dirigidos por Gustavo Galeano, cabo segundo del Distrito Portete, a cargo de la seguridad del populoso sector.

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“No hubo eventualidades y todo ha estado organizado. La ciudadanía sí ha acatado la disposición de no venir”, sostuvo el uniformado y recordó que el control continuará este martes 3 de noviembre, con la asistencia de dos grupos de policías en dos horarios: de 10:00 a 14:00 y de 14:00 a 18:00.

Sin embargo, los sepelios sí estaban permitidos y únicamente podían ingresar hasta ocho personas, indicó un trabajador del camposanto. Los otros familiares de los fallecidos que no pudieron entrar tuvieron que presenciar el duro momento, asimismo, desde las puertas y rejas.

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Hecho. En los camposantos sí se permitió la sepultura.Christian Vinueza / Expreso

Algunos grabaron el acto con sus celulares y esperaron a que sus parientes salgan para darles abrazos y palabras de aliento.

En los alrededores del cementerio no faltaron los vendedores de granizados, helados y otros productos. No obstante, pasado el mediodía se retiraron. Ellos, al igual que los vendedores de flores, guitarristas y limpiadores de tumbas, esperan un mejor escenario para los próximos días, cuando los camposantos ya tengan sus puertas abiertas.