Guayaquil: Soluciones académicas para no inundarse
Un proyecto de la Espol tomó como estudio la parroquia Febres Cordero. Plantean opciones grises, azules y verdes. Prima el entorno físico y social
Viviendas colapsadas, árboles caídos, calles convertidas en piscinas, embotellamientos vehiculares... Estos son algunos de los estragos que cada año soporta Guayaquil con la llegada de las lluvias, y cuyos ciudadanos están cansados de que aún no haya soluciones definitivas para evitar las inundaciones.
En busca de propuestas para cambiar este escenario, hace dos años la Escuela Superior Politécnica del Litoral (Espol) puso en marcha, en conjunto con otras instituciones internacionales, un proyecto que consistió en levantar información clave para que las autoridades tomen decisiones con el fin de tener un Guayaquil resiliente; pero esos cambios deben ser establecidos con la comunidad.
En el plan participaron 162 hogares de distintos puntos de la parroquia Febres Cordero, al sur, donde se desarrollaron algunas estrategias integrales en las que se combinaron soluciones grises, azules y verdes. Al correr el piloto, se probó cómo estas medidas no convencionales eran factibles para apaciguar esta problemática, que cada vez aqueja a más sectores.
Luis Domínguez, director del Centro de Agua y Desarrollo Sustentable (CADS) de la Espol, detalla a EXPRESO los resultados del proyecto, que concluyó hace pocos días, no sin antes mencionar los errores y las lecciones aprendidas.
“Tenemos en mente muros, compuertas, pero esas son soluciones que se probaron en el mundo hace cuatro o cinco décadas y no son sostenibles; son demasiado costosas y los beneficios no son muchos”, asevera.
Durante el proceso se generaron mapas de inundaciones bajo diferentes niveles de precipitación y de la marea para identificar las amenazas en diferentes manzanas del sector. Y se involucraron tanto las zonas residenciales y las comerciales, como la avenida Portete.
Resalta que un punto a favor de la parroquia es que las calles son relativamente anchas, lo que permitiría que ganen terreno las áreas verdes, que a lo largo de arterias como la 29, son escasas. En el caso del sector residencial, entre las estrategias que ganaron la aprobación de la comunidad, fue la generación de espacios permeables que sirvan como aliviaderos de volumen de agua.
Para conseguir esto hay que hacer un rediseño de la calle a intervenir. “Funciona bien, permite la infiltración, pero podemos ser más agresivos e incrementar el espacio verde a fin de desfogar mayor cantidad de agua”, argumenta el experto.
Guayaquil: Las inundaciones sí se pueden evitar sin ir a Estados Unidos
Leer másCita como ejemplo la creación de jardines de agua que tengan un ingreso a partir de la vía donde el excedente de agua pueda ingresar, y que posea un desnivel que actúe como un reservorio y cámara para permitir la filtración de agua.
La tercera estrategia demanda de mayor superficie, pues responde a jardines de agua mucho más grandes y que tiene su precio: la calle sería unidireccional. Y es allí que cae sobre la mesa el planteamiento de cuánto la comunidad está dispuesta a ceder. Las voces ciudadanas se inclinaron por estas dos últimas alternativas ya que aceptan que hay mucho cemento y pocas áreas verdes.
“Se propuso generar calles sensibles al agua, reducir el área que tiene un pavimento impermeable, añadir árboles. Los niños juegan en la calle, en el cemento y los representantes están conscientes de los vicios y la generación de los espacios verdes lo ven como una actividad adicional que pueda distraerlos”, subraya Domínguez, al recordar que estos resultados se obtuvieron gracias a talleres en el vecindario.
Entre las soluciones azules, aquellas que tienden a generar cuerpos de agua artificiales, plantea la construcción de canchas recreativas a desnivel para que el excedente de agua de la calle inunde este espacio y se convierta en un reservorio.
Pero en el barrio no se mostraron a favor de ello porque podrían ser espacios en que proliferen los mosquitos, y está el temor de los padres si llega un niño a caer accidentalmente. “En Estados Unidos sí ha sido un riesgo. El catálogo es muy extenso y por eso las autoridades deben sentarse a conversar con la comunidad”.
Agrega que si bien estas soluciones ya se han planteado a nivel mundial, en el caso de Guayaquil este proyecto facilita para conocer si son o no aplicables, y que dependerá de la función del entorno físico y social.
En el estudio también participó Heydi Roa, profesora e investigadora de la facultad de Matemáticas de esta institución, quien analizó la vulnerabilidad y cuáles serían los sectores donde hay menos capacidad de respuesta en caso de presentarse una inundación. Al estar cerca de la comunidad, comparte que las soluciones verdes son las más factibles, pues también ayudan a mejorar la convivencia.
Inundaciones: Ciudades esponja y otras formas de salvar a Guayas
Leer másMientras que las amenazas fueron estudiadas por el ingeniero civil Julio Torres, quien detalló los puntos que, ante ese posible futuro que suba el nivel del mar y aumenten las precipitaciones, serían los que se inunden.
Politécnicos crean modelo computacional de simulación de lluvia de Guayaquil para plantear soluciones integrales, sostenibles y viables, que de acuerdo a ensayos harían bajar en un 70% las inundaciones que cíclicamente sufre la ciudad. Aquí las soluciones: https://t.co/O7o9CmO9cH pic.twitter.com/PphiQ3q2z7
— ESPOL (@espol) May 5, 2021
A su juicio, una de las falencias del Puerto Principal ha sido la cultura hacia lo gris, ya que cada vez se ceden espacios verdes y permeables, que hace que la lluvia no se infiltre a las calles y, señala, “aumente más agua en la red de drenaje y en época de marea alta no puede desfogar y sale por las tuberías o cámaras”.
Los investigadores señalan que estos resultados han causado impacto y ya han sido socializados con el Municipio. Asimismo, que el tema no solo atañe a Interagua o Emapag, sino que también deben intervenir todas las direcciones municipales y la ATM.
“Guayaquil está trabajando en su plan maestro y una de las lecciones aprendidas es que nos equivocamos impermeabilizando tanto. Cometimos un error. El nuevo plan maestro muy probablemente reforzará este concepto de sacar cemento y poner áreas verdes”, concuerdan.