Tatiana, la ‘peliteñida’ que despierta simpatía y críticas
La dueña asegura que le tiñó el pelaje para evitar que se la quitaran
Ágil, inquieta, cariñosa... y un poco exótica. Así es Tatiana, una perrita de dos años de vida que divide a los habitantes de General Villamil (Playas), por su rara apariencia que confunde y a la vez enamora a quienes visitan este balneario de Guayas.
Perros y gatos perdidos, con pocas opciones de volver
Leer másDe lejos parece un cachorro de tigre escapado de algún circo o zoológico, pero al acercarse, los curiosos constatan que se trata de un inofensivo can que menea la cola a todo el mundo, claro, mientras no molesten a su dueña, Teresa Morales, a la que sigue a todas partes. “¿Es un tigre o un perrito? ¿Nació así?”, preguntan los niños siempre ingenuos, y nunca falta algún ceñudo lugareño que los hace ‘aterrizar’ con un tajante: “¡Es una perra pintada!”
Cuando ello ocurre, su ama se pone nerviosa, acelera el paso sin mirar atrás. No siempre le gusta hablar del animal “por miedo a los señalamientos”, confiesa. Y es que no han sido pocos los defensores de los animales (incluidos activistas de organizaciones) que le recriminan que haya teñido, con quien sabe qué menjurje, el grueso pelaje de Tatiana.
El color natural de su pelo es marrón, igual que de los grandes felinos, y con las rayas negras cuidadosamente trazadas, luce como un pequeño tigrillo con cabeza de perro. Pero para muchos es muy pequeño y delgado para parecerse a tan majestuoso gato de las sabanas asiáticas y africanas. Algunos, un poco más conocedores de la historia de la fauna, hasta le ven cierto parecido al lobo de Tasmania, una especie de perro de Australia, extinta en el Siglo XX.
¿Pero cuáles son las razones por las que la humilde comerciante de 65 años pintara a Tatiana? Ella confiesa que lo hizo cuando la perra “se puso bonita”, luego de haberla rescatado de un basurero, donde alguien la abandonó moribunda y con mucha sarna.
“La vinieron a botar cerca de mi casa, en el barrio Ecuador. Estaba llena de sarna, amarrada y metida en un costal, ya agonizando. Luego de eso la curé y cuando se puso bonita vino una vecina a amenazarme y a decirme que era de ella”, relata.
No dispuesta a perderla, Morales tomó la decisión de hacer algo para que nadie se adueñara de la mascota de raza mestiza.
¿Y por qué con las rayas de un tigre? “En mi casa había un juguete de plástico de un tigre y lo cogí (como modelo) para pintar a Tatiana”, responde.
Qué utilizó para tal fin. Ella no lo dice claramente. A lo largo de su relato sostuvo primero que la pintó con los mismos remedios que utilizó (y que no identificó), para curar las heridas del animal; pero luego se contradice y da a entender que utilizó tinte para cabello.
Respecto de esta práctica poco vista en los dueños de mascotas, el veterinario Paúl Rivadeneira, opina que sí hay cierto grado de crueldad animal, sobre todo porque los tintes para cabellos pueden afectar la piel del animal, que es mucho más delicada que la piel de los humanos.