Los taxistas se equipan para protegerse de la delincuencia
Solo 1.000 unidades tienen cámaras instaladas por la ATM, el resto busca adquirir los accesorios. El gremio exige más control de las autoridades
Los constantes actos delictivos que sufren mientras trabajan en sus unidades mantiene preocupado al gremio de los taxistas de Guayaquil y ha obligado a sus miembros a equipar sus automotores para hacer frente al hampa que, según indican, les ha dejado pérdidas humanas y económicas.
90 minutos huyéndole a la inseguridad
Leer másMuchos taxistas han instalado cámaras de videovigilancia adentro, al frente y en la parte posterior de sus vehículos; así como radios para estar comunicados con las centrales que hacen el monitoreo diario.
Además, preparan varias propuestas encaminadas a buscar la protección de este sector de la transportación, por parte de las nuevas autoridades seccionales elegidas el domingo pasado.
Aseguran que han tomado esta medida en vista de que solo 1.000 unidades han sido equipadas por la Agencia de Tránsito y Movilidad (ATM), cuando hay más de 15.000 vehículos amarillos que circulan en la ciudad y la mayoría ha sido presa de la inseguridad.
Busther Maldonado, presidente de la Unión Cantonal de Operadores de Taxis de Guayaquil, relata que más del 30 % de compañeros ha sufrido robos de dinero, celulares y hasta de sus unidades, de las cuales solo unas pocas fueron recuperadas. “Unos han sido agredidos físicamente, algunos salieron ilesos porque no pusieron resistencia; pero otros han perdido la vida por enfrentar a los hampones”, lamenta.
Los equipos solo son objetos disuasivos. Nosotros necesitamos que la policía junto con los agentes de tránsito realicen controles para evitar que el hampa nos aniquile.
Luz Prado, de la cooperativa Alborada, señala que estos actos delictivos se registran cuando realizaban carreras y en el trayecto los sospechosos los amedrentan con cuchillos, armas de fuego y objetos cortopunzantes.
Las autoridades deben colocar equipos de seguridad a todos los taxis de la ciudad y no a unos pocos como lo han hecho. Nosotros lo estamos haciendo con nuestros recursos.
“En algunas ocasiones incluso han sido secuestrados y abandonados maniatados en lugares desolados de la ciudad”, anota.
Antes los robos sucedían en las noches, ahora los delincuentes lo hacen a plena luz del día y no hay autoridad que nos auxilie en ningún momento. Estamos desamparados.
Los cuatro últimos meses han sido complicados para los conductores que ejercen esta labor, principalmente para quienes operan en la noche.
Así lo asegura Julio Morocho, de la cooperativa Guayaquil, al explicar que la delincuencia impide que sus compañeros trabajen con la tranquilidad de antes. En la actualidad el 50 % de taxistas ya no sale en las noches.
“Muchos compañeros han sido extorsionados y si se niegan a pagar la ‘vacuna’ les pasan fotos de sus familiares para amedrentarlos. Es por eso que varias veces han pensado vender su taxi o cambiarle de color porque no aguantan más la inseguridad”, relata indignado, al cuestionar que las autoridades no hacen nada para controlar esta ola de delincuencia que crece a diario en la ciudad y en el país en general.
“Los agentes de tránsito deben realizar controles junto con la policía en diferentes sitios y horarios”, sugiere Priscila Chalán, de la cooperativa de taxis Atarazana, quien subraya que los problemas que ellos afrontan se replica en la ciudadanía, lo cual baja el porcentaje de carreras porque los usuarios optan por no salir de casa para evitar algún acto de inseguridad.
“La gente tiene miedo salir porque ahora también roban en los restaurantes. Ya no se puede señalar puntos peligrosos en Guayaquil, el problema es general”, enfatiza.
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Leer másEn Quito y en Cuenca algunos taxistas han tomado la decisión de colocar cabinas antibalas que cubre todo es espacio del conductor en su vehículo, como medida de protección ante los constantes asaltos que sufren y que se han viralizado a través de las redes sociales.
Sin embargo, en Guayaquil no se ha previsto esa medida, en vista de que los delincuentes operan de otra manera y no hay blindaje que los detenga, puntualizan los taxistas.