“Tememos que nos sancionen por decir la verdad: no había camas”
Enfermeras de Guayaquil se desahogan con sus testimonios sobre la epidemia. El personal médico dobló guardias y cargó cadáveres
La voz de ellas se quiebra al relatar los días de marzo y abril de 2020, cuando los hospitales no tenían más espacio para atender a las personas contagiadas de COVID-19. “Fue necesario tener a los pacientes hasta en sillas de ruedas, con oxígeno, a espera de una cama”.
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Las enfermeras no dan sus nombres. “Tememos que nos sancionen por decir la verdad. El Gobierno prometió respetar nuestros puestos de trabajo y aunque nos hemos sacrificado por atender a los pacientes han despedido a compañeros del área de salud”, dice una de ellas.
Diario EXPRESO recoge el testimonio del personal de salud de varias entidades sanitarias de Guayaquil: los hospitales del Guasmo, del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social Teodoro Maldonado Carbo y General Universitario de Guayaquil.
Para corroborar lo que las enfermeras cuentan, se contactó a familiares de pacientes que estuvieron en las emergencias de los hospitales de la ciudad entre marzo y abril.
¿Los pacientes llegaron a permanecer en una silla de ruedas, en lugar de estar en una cama? Julio Espinoza, quien internó a su madre, Yolanda Bohórquez Solórzano, en el hospital del Guasmo, responde esa pregunta.
“Era jueves 26 de marzo cuando tuve que llevar a mi madre a la emergencia. Llegamos alrededor de las 16:00 y tras hacerle una radiografía se confirmó que sus pulmones estaban llenos de flema. Ese día era escaso el oxígeno, pero se consiguió uno. Lo que no hubo fue una cama, vi que mi madre estuvo en una silla de rudas hasta la una de la madrugada, que fue cuando un guardia me sacó”, relata Julio.
Las enfermeras agregan que trataban de atender a todos, pero varios días no se dieron abasto. “En el afán de poder asistir a las decenas de personas que llegaban, más los pacientes que estaban internados, hubo días en que podíamos almorzar pasadas las 14:00. A esa hora alcanzábamos un poco de arroz sin la proteína y algo de ensalada, y sin sopa”. Una situación que se repite en cada casa sanitaria.
Lo más difícil era el momento en que el paciente llegaba a un shock. “Más de una vez corrimos por salvarlos, pero no se lograba. Entonces nos sentíamos impotentes. Un día en que fallecieron dos pacientes seguidos, no resistimos más y nos fuimos a un rincón del hospital a llorar. Aún lloramos al recordar cuando fallecía un paciente tras otro”, cuentan.
Hubo turnos de guardia en los que se registraron decenas de muertos. “Esto llevó a que entre doctores y enfermeras tuviéramos que hacer de camilleros para llevar los cuerpos a la morgue”, aseguran.
Relatan que incluso llegó a faltar personal al Teodoro, porque no se entregaban trajes ni mascarillas de protección y la Emergencia del hospital del IESS tuvo que cerrar. “Ese día, viernes 3 de abril, los pocos doctores que llegaron se pusieron a ordenar los muertos, que ya se contaban por decenas, y como no entraban en la morgue, se los puso en otras áreas”.
Defienden que los cuerpos fueron bien rotulados. Sin embargo, Yolanda falleció y sus hijos recién hallaron su cadáver la primera semana de mayo, por el trabajo de expertos de la Policía Nacional. Al parecer falleció el viernes de 27 de marzo, desde ese día sus hijos buscaron su cuerpo, según cuenta Julio. Las enfermeras de ese hospital, si recuerdan que una señora falleció estando en una silla; pero no recuerdan nombres. "No podemos asegurar que sea el mismo caso", manifiestan.
Las enfermeras dicen que ahora hay calma, “luego de que se abrieron más lugares donde se atienden los casos de COVID”. Pero advierten que no existe ninguna certeza de que estas escenas no se repitan en un rebrote.
"NO DEBEN SER DESPEDIDOS"
La presidenta del Colegio de Enfermeras/os del Guayas, Gina Mendoza, dice a EXPRESO que el personal dobló guardia, porque el trabajo estaba multiplicado. “El Gobierno no debe despedir al personal de salud, como ya ha ocurrido. Se necesita tener suficientes trabajadores, por si hay un rebrote. Ahora, al estrés por COVID se suma el de quedarse sin trabajo”, indica.