Con la temporada seca, la cochinilla atacará otra vez en Guayaquil
Expertos sugieren a los cabildos monitorear sin cesar las plagas, que ya están en los campus universitarios
El clima está cambiando. La época lluviosa terminó, para dar paso a la estación seca, y con ello la cochinilla podría volver a ser la protagonista. Aunque se pensaba que este insecto no podía atacar los bosques secos tropicales, la evidencia ya descarta esa creencia.
Varios centros de educación superior han realizado investigaciones para rescatar los árboles que han sido atacados por la cochinilla y que se encuentran en sus campus académicos. Entre ellos, la Universidad Espíritu Santo (UEES). En el patio principal del edificio A de este centro educativo hay grandes ejemplares de samán, cuya frondosidad hoy es abundante y luce reverdecida.
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Esto porque la UEES, entre las medidas que ha tomado en sus áreas verdes para el control de plagas, introdujo una avispa oriunda de Portoviejo, cantón perteneciente a la provincia de Portoviejo, explica Natalia Molina, bióloga, investigadora y docente de la Escuela de Ciencias Ambientales de la UEES. Para la catedrática, esta solución ha dado resultados positivos para rescatar a los árboles con cochinilla, que también ha afectado la vegetación del campus de la Escuela Superior Politécnica del Litoral o Espol (ver subnota).
Ante esto, los docentes expertos en botánica que conversaron con EXPRESO concuerdan en que el Municipio de Guayaquil debe realizar una evaluación integral y permanente sobre el impacto de los tratamientos empleados para el control de la cochinilla y el estado en el que se encuentran los árboles. Esto para realizar comparaciones sobre “los resultados tanto de los árboles que fueron sometidos a los diferentes tratamientos, como de aquellos sin tratar”, plantea Lisbeth Espinoza, especialista en Entomología y Nematología, y docente de la carrera de Ingeniería Agrícola y Biológica de la Espol.
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Leer másMás aún porque está comenzando la época seca y en años anteriores, debido a que la temperatura no bajó de los 21 ºC, esta plaga proliferó, dice Ángel Triana, experto en Manejo de Biorrecursos y Medio Ambiente, y docente de la carrera de Agropecuaria de la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil. Este insecto eclosiona con continuidad a partir de los 22 ºC.
Y si esta plaga no se ha manifestado abundantemente en los últimos meses, ha sido por las precipitaciones y las condiciones medioambientales que se han registrado, enfatiza Espinoza. Eso ha hecho que “las poblaciones de estos insectos se reduzcan significativamente y de manera natural”, permitiendo que “muchos árboles hayan rebrotado sin necesidad de someterse a ningún tipo de tratamiento”.
Pero la dinámica poblacional de la cochinilla ha cambiado, advierte la docente de la Espol. Los árboles han sido afectados por diferentes especies de cochinillas. Molina coincide con ella y agrega que las primeras cochinillas que se registraron en Guayaquil, Samborondón, Daule y Durán eran de los géneros Creaseriella e Iceria.
Pero el año pasado, la cochinilla rosada fue la que atacó y causó la muerte de una gran cantidad de árboles, explica la bióloga. “Esta fue más agresiva que las anteriores”. Para evitar que esto se repita, Espinoza insiste en que es muy necesario el monitoreo permanente de plagas en general, no solo de cochinillas, dentro del arbolado urbano. Solo así será posible tomar medidas tempranas, ya sean preventivas o correctivas.
Para ello es menester “conocer cómo es el ciclo biológico de estos insectos, para entender este problema y tener un mejor control a largo plazo”, destaca Molina. Además, no descuidar el riego, ya que el samán necesita abundante agua y que su suelo esté nutrido, sostiene Triana, ya que los árboles que han recuperado su follaje tras su tala son susceptibles de volver a enfermar si la cochinilla otra vez los ataca.
Molina exhorta al Ayuntamiento a “ya no fumigar”, porque este es el otro tensor que vuelve a disparar las poblaciones de insectos. Los docentes aconsejan que estos árboles no sean plantados en parterres, ya que eso puede provocarles estrés, dado que el espacio es reducido.
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