La tormentosa realidad que sufren los taxistas en Guayaquil
Padecen robos, secuestros y extorsiones de miles de dólares Un chofer fue desnudado por pillos que buscaban saber si tenía un tatuaje de alguna banda
La espeluznante vivencia de un taxista, difundida en redes sociales, es de los últimos golpes que la delincuencia asestó contra este gremio en Guayaquil. Y aunque el afectado sobrevivió al episodio de terror, le quedó claro que hay otra zona más de la ciudad a la que no debe ni siquiera acercarse porque lo atracan.
Ocurrió la semana pasada en la urbanización Beata Mercedes Molina. La víctima había ido a dejar a una cliente al conjunto residencial. Cuando se retiraba en su vehículo, cinco motocicletas le cerraron el paso.
“Todos (los ocupantes) me encañonaron delante de la gente, no les importó nada. Me insultaron. Me bajé, me treparon atrás y lo primero que me preguntaron es si pertenezco a una banda, les dije que no”, narra el ciudadano en el audio viralizado.
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Leer másLos individuos insistieron. Él siguió negando, pero ellos no le creyeron y se lo llevaron hacia la cooperativa San Francisco, ubicada frente a la cárcel Regional, a un costado de la vía a Daule. Allí continuó su tormento.
“Me desnudaron para ver si no tengo algún tatuaje de una banda. Les expliqué lo que estaba haciendo (...), me dejaron y me dijeron que me largue. Lo único que se me llevaron fue 40 dólares y unas monedas que tenía en el carro”, detalla.
Antes de retirarse, los delincuentes le dijeron que no lo querían ver más por allí. Ante ese susto, el chofer recalca a sus colegas que no cojan o dejen clientes en la Beata Mercedes Molina, en la cooperativa San Francisco o en la urbanización Villa Bonita, porque son lugares inseguros.
Al final del audio, el taxista menciona que, al parecer, los criminales se comunican por radio, porque mientras él iba saliendo de la San Francisco vio a individuos utilizando este dispositivo y le gritaban que se vaya rápido.
Jorge Gómez, presidente de la Unión de Cooperativas de Taxis del Guayas, indica que ellos tienen catalogadas como peligrosas varias zonas de la urbe porteña: Guasmo, Bastión Popular, Socio Vivienda y Monte Sinaí. Adicionalmente, múltiples sectores del cantón Durán los tienen ‘vetados’ por ser de alto riesgo.
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Leer más“La única forma de evitar ser víctimas es que no vayan, yo les he dicho eso a mis compañeros (...). A veces también lo que hacen es solo llegar hasta la vía principal del sector, para acercar al usuario, y que de ahí ya coja un taxi de la zona, o una tricimoto”, explica.
Hay una minoría que accede a dar unas monedas a los pillos para no ser asaltados. Los que no han querido dar plata han sido asaltados, secuestrados, se les han llevado el carro, lo pintan como un vehículo particular para despistar y luego piden una recompensa por devolverlo.
La extorsión también alcanza a las cooperativas. En promedio les exigen pagar como ‘entrada’ de $ 3.000 a $ 5.000. Luego, unos 500 dólares al mes.
Un taxista consultado por EXPRESO indica que últimamente una de las modalidades de los antisociales es que una mujer solicite una carrera para no levantar sospechas. Estos casos a veces tienen como punto de partida un centro comercial, donde la supuesta pasajera aborda la unidad para no causar desconfianza.
“La chica se sube y pide que la lleven a tal lugar. Más adelante ve a dos sujetos y solicita que uno se detenga porque ellos son primos y los va a llevar. Pero resulta que después ellos sacan armas, mientras ella nos desvalija”, revela.
En tanto, Gómez recalca que, afortunadamente, las cooperativas agremiadas no han cerrado, pero de continuar esta situación algunas estarían forzadas a dejar de operar. “Lo que sí han hecho es cerrar sus oficinas en una dirección y mudarse a otro lado”, aclara.
Gómez refiere que para evitar que la delincuencia siga perjudicando al gremio se requiere poner en práctica al menos dos estrategias. Una tiene que ver con la instalación de kits de seguridad, que incluyan cámaras y botones de pánico dentro de los automotores.
El dirigente comenta que el año pasado en más de 1.000 vehículos se instaló este tipo de equipamiento, a través de una iniciativa de la Agencia de Tránsito y Movilidad (ATM). Sin embargo, considera necesario que la estrategia se extienda a más taxis, pues hay 12.000 conductores agremiados en la ciudad.
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Leer másLa ATM, ante consultas planteadas por EXPRESO, informó que hay alrededor de 3.000 unidades con cámaras. La institución constantemente analiza y evalúa el programa, que está orientado a la instalación de un kit de seguridad para monitoreo del transporte público. El kit contiene cuatro cámaras, botón de pánico (dos si es taxi) y GPS.
“Estos equipos permiten transmitir video en tiempo real, bajo demanda, al Centro de Control Integrado de la ATM, donde se puede gestionar una respuesta para diferentes eventualidades que se presenten, en coordinación con Segura EP, Policía Nacional, Cuerpo de Bomberos de Guayaquil, entre otros”, se especifica.
Otra estrategia, puntualiza Gómez, es que la Policía solicite detener a los taxis durante los operativos viales, para detectar cualquier novedad.
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Para Daniel Cárdenas, máster en Ingeniería en Vialidad y Transporte, se debe recabar información de los transportes comerciales en los que aún hay kits del programa Transporte Seguro, de la ANT. “Si una política pública no se mide, es difícil plantear variaciones, mejoras u otras alternativas (...). Si la plataforma fuera actualizada sería un aliado poderoso en prevención”, dice.
Respecto a posibles políticas a considerar de otros países, cita recomendaciones del Departamento de Seguros de Texas - División de Compensación para Trabajadores: instalación de barreras que permitan mantener distancia entre conductores y pasajeros, instalación de cámaras de seguridad independiente al sistema público, alarma silenciosa; limitar con medios tecnológicos el uso de dinero en el pago de carreras, tener ventanas y puertas con llave (abrirlas en casos puntuales), entre otras.
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