Tres guayaquileñas plantean adoptar árboles para salvarlos
La plaga de la cochinilla infesta el verdor de la urbe. Una ingeniera agrónoma, una urbanista y una bióloga piden a la comunidad actuar en cada barrio
La plaga de la cochinilla se ha extendido por la ciudad y más de un actor ciudadano ha intentado hacer lo posible para detenerla. Esta vez, y por separado, tres mujeres toman el reto de salvar árboles.
Brigadas que pretenden sanar a los árboles de Guayaquil de la cochinilla
Leer másUna de ellas es Daniela Inga, egresada de Agronomía, quien escribe su tesis sobre las variantes de ese insecto; otra, la urbanista Lili Carbonell y la tercera, la bióloga y líder comunitaria Magdalena Astudillo.
Diario EXPRESO ha insistido en varios artículos sobre la gravedad de esta plaga, que seca las plantas hasta dejarlas deshojadas. En un reportaje de marzo de este año, expertos advirtieron que el problema crecería si no se actuaba.
En esa ocasión, Alexandra Rivadeneira, directora de Áreas Verdes del Cabildo, explicó a este Diario que la época de lluvia hace que proliferen enfermedades de tipo fungosa en el arbolado urbano, pues al existir exceso de humedad están dadas las condiciones para la proliferación de estas. Ahora es julio, hace casi tres meses que no llueve, pero los árboles siguen igual de enfermos que ese mes y el Cabildo, sobre eso, no responde aún a este medio, aunque ha notificado en redes que sigue la lucha contra la cochinilla.
El 12 de junio, dos de las tres mujeres que promueven salvar y adoptar el arbolado urbano coincidieron en el llamado parque del 8, de la Alborada 3. Inga y Carbonell conversaron sobre la plaga ese día y fue allí donde nació la idea de promover una campaña para que un ciudadano adopte un árbol.
A ellas se sumó la bióloga Astudillo, líder comunitaria de ese sector, que otrora recuperó, junto a otros vecinos, la seguridad en ese tramo.
Es normal que este tipo de plaga aparezca en este tiempo, pero ahora está descontrolada y ha afectado agresivamente a los árboles del norte de la ciudad.
Cada fin de semana, Inga regresa al lugar, para ver si está dando resultado la estrategia de lavar las plantas con jabón diluido en un litro de agua. Carbonell se muestra contenta en una de esas jornadas, porque, en dos semanas, una planta que había perdido sus hojas tenía nuevos brotes. La urbanista contó esos primeros logros por las redes sociales y entonces los moradores de Samanes 4 también pidieron la presencia de Inga. Ella asistió, porque está dispuesta a asesorar sin cobrar.
He adoptado varios árboles y en dos semanas he logrado que una planta que ya estaba sin hojas las vuelva a tener. Espero que más ciudadanos se sumen.
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Leer más“Empecé a hacer esto por mi tesis y estoy dando un paso más, de ayudar a la comunidad, porque soy guayaquileña y estoy preocupada al ver cuánto se ha extendido la plaga, en todo el norte de la urbe es crítica; en el sur es leve”, dijo Inga. Agregó que hay un año para salvar a los árboles, porque una cochinilla pone de 300 a 400 huevos y en 24 días cada una se vuelve a reproducir.
El Municipio dijo en marzo que la presencia de plagas y enfermedades de este tipo no sobrepasa el 1 % del inventario existente, que consta de 33.000 árboles. El problema, al menos en el norte, parece escapársele de las manos.
El norte es el más afectado con la cochinilla. Los árboles de Alborada, Guayacanes y Sauces están en una situación crítica. En el sur, la plaga es leve.
Inga explicó que la situación en la que están los árboles ahora es porque por la pandemia de la COVID-19 no se siguió con la fumigación normal que se hacía antes.
¿Cómo se sabe que no la ha hecho? “Por lo infectado que están los árboles. Incluso por el aumento de dengue, que no tiene nada que ver con la cochinilla, pero sí es prueba de que se dejó de fumigar. Ahora hay un año para salvar a los árboles, porque luego del invierno de 2022 en caso de que no se actúe, la plaga de la cochinilla se habrá extendido mucho más”, señaló.
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Leer másHasta la fecha ha visitado 25 parques y la meta es recorrer otros 15 más. Todavía no tiene una conclusión, porque aún recoge muestras y el estudio no ha terminado.
Entre Carbonell y Astudillo han adoptado a unos 12 árboles que lavan con frecuencia y retiran las hojas infectadas que han caído a tierra.
El número de veces que se debe lavar un árbol depende de la cantidad de insectos que tiene, eso lo determina Inga; pero puede ser una o dos veces a la semana.
En la red social de la Alcaldía se publicó que hace unos días se han hecho jornadas de fumigación de plagas en 275 áreas de la urbe. Se está atacando a la cochinilla cuando esta ha invadido muchos árboles de la ciudad, tal como lo muestran las evidencias.
En su tesis, Inga analiza cuántas variantes del insecto están afectando a la vegetación urbana. Espera tener resultados estos meses. Recuerda que la cochinilla chupa la savia de la planta, y lo compara con quitarle a una persona su sangre. “Si pasa eso el paciente muere, lo mismo le puede pasar al árbol sin la savia”, dijo.