En la calle Panamá también hay espacio para celebrar la amistad

Recientemente declarada como 'rincón mágico', la calle Panamá, por su naturaleza peatonal y oferta gastronómica, se ha convertido en el sitio romántico por excelencia de los turistas y transeúntes guayaquileños. Pero este San Valentín, no solo atrajo a las parejas. 

Amistades que se celebran

Vilma Ortega y Maritza Guerrero han trabajado juntas y compartido una amistad por más de treinta años. Cuentan a EXPRESO que siempre se reúnen, pero San Valentín fue una excusa más. 

''La biblia dice que el que es amigo se muestra siempre. Incluso, hay que mostrarse presentes a la distancia. Nuestra amistad siempre será igual, incluso en los momentos difíciles'', complementa Guerrero.

Por la tranquilidad de su espacio peatonal, Sindy Garófalo vino con su grupo de amigos de la universidad. No tenían planes en pareja, y para no estar en casa, vinieron después de clases, dicen. ''Es importante la comunicación entre amigos, que se haga todos los días. Celebrar que somos parte de nuestras vidas, que somos otra familia''. 

Doménica Aldás aprovecha que trabaja a unas cuadras de este espacio, y vino a almorzar con su amiga, Isabela Zavala . ''Creo que el lugar está un poco apagado para lo que podría ser. Sería más romántico si hubiese sol'', opinaron las amigas. 

Turismo y romance

Sin embargo, las parejas también quisieron darse un tiempo para compartir aquí. Anamillex Solórzano vino con su novio, James Granda, con quien lleva ''pocos meses'' juntos. Ellos encuentran en pintar tazas un lindo pasatiempo. 

Otros 'tórtolos' compartían un almuerzo más sofisticado; muchos no trabajan en la misma empresa pero sí en el mismo sector, por lo que este horario era idóneo. Una feria de emprendimientos también salvaba a los que buscaban un detalle: ''Sí han llevado bastantes detalles. Las personas vienen a tomarse fotos. El día está lindo, y ya estamos esperando a más gente en la tarde'', dice Lorena Parra, quien administra su negocio 'Crearte Frida'. 

Y el ambiente romántico no pasó desapercibido entre Violeta Curizaca y su esposo César Periche. Ellos llevan 38 años de casados, y vinieron desde Piura, Perú para conocer la ciudad. ''Muy interesante y lindo. Venimos recién desde el malecón y nos falta bastante por recorrer. Esta todo hermoso'', destacó Periche. 

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