Unión Barrial
Los vecinos se reúnen para socializar medidas de seguridad, en la Alborada 12ava etapa.FRANCISCO FLORES

La unión barrial en Guayaquil sufre la falta de compromiso de vecinos

Los residentes proponen, piden pero no aportan, dicen los líderes.  Opinan que en la Sierra los vecinos son más unidos

Ante una delincuencia que cada día demuestra estar más estructurada para cometer delitos, los ciudadanos también hacen lo suyo organizándose para protegerse, considerando que la policía no puede estar en todos los lugares al mismo tiempo, o no cuenta con los recursos para resguardar eficientemente. En primera instancia, los vecinos se llenan de ímpetu para proponer, debatir y exigir acciones que los hagan sentirse más seguros entre ellos; pero al momento de ejecutar, la voluntad se disipa.

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Por ejemplo, en la Kennedy Vieja se han logrado avances muy importantes en cuanto a disuasión del peligro, con sirenas, cámaras y guardias contratados para los siete días de la semana en ciertas peatonales. Sin embargo, esto no se da necesariamente por el aporte de todos.

Gonzalo Rehpani, quien es el presidente del comité promejoras de la ciudadela, relata las excusas más comunes que recibe al momento de solicitar a algunos de sus vecinos la colaboración económica para la seguridad barrial: ‘‘No tienen tiempo, están ocupados o son indiferentes’’, cuenta.

Rehpani ha liderado la gestión para la colocación de luminarias tipo led en ciertas esquinas que más lo necesitan y la colocación de una caseta para la Policía Nacional, debido a que la Unidad de Policía Comunitaria (UPC) que operaba en el parque Clemente Yerovi está inhabilitada. 

vecinos unidos
Los letreros advierten a los moradores sobre la unión barrial y la vigilancia implementadaFRANCISCO FLORES

‘‘Hablé con la Policía para que construyan una UPC nueva, moderna; pero ellos justificaron que el terreno es propiedad municipal, no pueden invertir en él. Mi plan B fue que junto a los vecinos se pueda aportar para la readecuación de este espacio, y lo estamos ejecutando con donaciones voluntarias, no de todos’’, detalla el presidente del comité. Él destaca que a pesar de ser una zona comercial y contar incluso con un plantel educativo en dicho punto, ninguna empresa que allí funciona ha donado un centavo. ‘‘Aquí lo que hay es una falta de solidaridad y deseos de colaborar’’, finalizó.

Un problema en toda la ciudad

Al sur porteño, en la ciudadela 9 de Octubre, se presenta un escenario similar. ‘‘En mi barrio siempre tratamos de reunirnos. Estuvimos a punto de contratar a dos guardias que darían rondas en moto, la gente parecía entusiasmada, pero cuando llegó la hora de pagar la cuota al guardia, solo aparecieron 4 vecinos de 30. No hay unión aquí cuando hay que aportar’’, manifestó a EXPRESO Ivonne Pinzón, quien es líder del comité de su barrio. Sin embargo, destaca que al menos hay una participación activa en el chat grupal de la ciudadela. ‘‘En el chat nos comunicamos y nos cuidamos entre todos. Si alguien toca la sirena, al menos yo verifico primero que no haya peligro y sí salgo a ver’’, dijo Pinzón. 

La unión barrial parece limitarse a proponer o denunciar, pero la gestión se relega a pocos; más allá del aporte económico que se pide para mejoras como portones, rejas, cámaras y guardianía, la falta de compromiso expresa también carencias en empatía y que se subestima la situación de peligro que enfrenta la ciudad en general. 

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En la Alborada 12.ª etapa, el comité de las manzanas 6, 12 y 13, conformado por aproximadamente sesenta familias, facilitó la colaboración colectiva con bingos, ferias de comida y más actividades. Allí, la inseguridad sí impulsó a los vecinos para unirse sin objetar tantos detalles, como lo explica Galo Ruiz, líder barrial: ‘‘Lo primero que hay que hacer es socializar con cada uno, hacerles entender que lo que se hace es por el beneficio de todos. Aquí la gente comprendió. Hubo uno que no quiso colaborar que pusiéramos portones y a las dos semanas le robaron. Ahí quiso sumarse. Hay personas que creen que no les va a pasar nada, pero cuando lo viven, el asunto cambia’’, contó Ruiz a EXPRESO. 

El líder barrial cree también que es un asunto cultural, porque dice que en Quito hay asociaciones barriales que llevan más años, y la responsabilidad se hereda entre generaciones. ‘‘No hay una cultura de sentido de pertenencia, de vivir entre vecinos’’, agregó. 

UNION BARRIAL
En la comunidad destacan problemas más allá de la seguridad, como 'tallarines' en los postes de energía y telecomunicaciones.FRANCISCO FLORES

Coincide con este último argumento José Gamarra, líder vecinal de la ciudadela Simón Bolívar. ‘‘El costeño es más ‘casasola’, es decir, ‘primero yo y luego yo’. Se ha visto cómo en otros sectores hubo asaltos, donde le pisan la cabeza a una chica y nadie hace nada; pero sin ser periodistas, sí sacan su teléfono y toman fotos porque quieren ser los primeros en publicarlo en TikTok’’, manifestó. 

EXPRESO entrevistó a Gamarra durante una reunión barrial en el parque central de la ciudadela. Él resalta la dificultad de consolidar la unión de varias personas contra la delincuencia porque el miedo les puede más. ‘‘Al momento de dar una denuncia, brindar información, uno no sabe si se pone en riesgo de que te hagan algo. Muchas veces los vecinos tienen cámaras y no colaboran con los metrajes a la Policía por temor a represalias’’, contó.

George Monge, quien estaba en la reunión, complementó a Gamarra en sugerir que algo que aportaría a la autoprotección es el porte de armas. ‘‘La delincuencia se desató cuando se definió la prohibición a tener armas. Las leyes se reformaron en doble sentido, para proteger al delincuente y a la persona de bien nadie la cuida’’, dijo Monge. Finalmente, Gamarra y los vecinos de su ciudadela coinciden en que para que los barrios surjan se necesita trabajar, comprometidos, en colectividad.

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