Unión Punk, un cuarto de siglo de rebelión y resistencia musical
Los fanáticos disfrutaron de una noche de punk en vivo y recuerdos
Las instalaciones del Sport Garden, una plaza gastronómica ubicada en la avenida Carlos Julio Arosemena, recibió la noche del 16 de junio a las bandas hermanas de la Unión Punk, el efervescente movimiento cultural que se convirtió en la piedra angular de la escena independiente guayaquileña.
Los chicos con ‘espíritu del 98’ han conservado a través de los años su esencia rebelde, subversiva y demandante, pero también la de comunión, autenticidad y hermandad. GOE, 69 Segundos, Inwait y Pavimento se unieron una vez más para celebrar la fraternidad.
El evento abrió sus puertas a las 18:00 y la avenida recibió los vehículos que tenían como destino el establecimiento, que con su juego de luces relució como nunca. Mientras caía la tarde, el ambiente de la casa musical se iba encendiendo.
Tocar con los amigos de toda la vida es como regresar en el tiempo. Un flashback gigante a lo que alguna vez fue tocar es espacios más pequeños”
El show arrancó puntual y el escenario recibió a Pavimento, que con un repertorio de más de diez canciones logró conectar con el público. “Qué lindo ver la casa llena. Caras conocidas, caras nuevas. Hermoso”, declaró Christian Mejía, vocalista de la agrupación.
Media hora más tarde, G.O.E entra a escena regalando discos y celebrando la música. Aunque el tiempo ha pasado por sus integrantes, que reconocen estar en otra faceta de su vida, los éxitos ‘Maldita baja autoestima’, ‘La de blusa azul’ y la ‘38’ no han envejecido. Con una acústica cuidada brillaron en los ojos de su público, que coreaba las canciones de inicio a fin.
La noche cierra con 69 Segundos. El gozo entre el público sonó al ritmo de “Prefiero el caos”, “Ultravioleta”, “Estatus social” y “Mirando atrás”. El pogo, típico baile entre choques y empujones amistosos explotó en la voz de un Ivan Casanova más maduro e igual de contundente.
El tributo a la rebeldía, la resistencia y el compañerismo demuestra que la llama del punk en Guayaquil sigue encendida.
