El vacacional guayaquileño que piensa en el barrio
El taller busca que los jóvenes cuiden su comunidad y hagan de esta un espacio seguro y libre
La parroquia Nuestra Señora del Sagrado Corazón, ubicada en las calles 41 y Chambers, hoy más que nunca llama la atención; y no solo porque será parte de la veintena de procesiones que se harán por Semana Santa, sino por ser el hogar de 130 jóvenes que buscan, a través de un vacacional, alejarse de la delincuencia y sumar acciones que mejoren el entorno y la calidad de vida del barrio.
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Leer másLa iniciativa la tomó el sacerdote Vicente Morocho, quien hace once años fue trasladado a este sector de la ciudad; un territorio en el que entonces halló una comunidad que no quería saber nada de la parroquia, ni de la religión, y en la que incluso los consumidores buscaban la forma de meter al mundo de las drogas a los niños. Cansado de este escenario, Morocho, quien ha hecho hincapié en la necesidad de que haya áreas verdes en el sector, ideó dar vida al taller, que busca descubrir las aptitudes de los jóvenes mientras los integra a la sociedad.
La gente mayor se vuelve más aburrida y más tranquila. Son carismas diferentes. Si estos chicos no estuvieran aquí, esto estaría tan callado. Ellos le dan vida al templo y eso nos hace feliz a todos, hace feliz y llena de vida a la comunidad.
El fin: que amen al barrio, protejan a su gente y sean el ejemplo de otros.
Aunque en 2020, la parroquia ya tuvo la iniciativa de desarrollar el vacacional, no fue posible por la pandemia. Un año más tarde, también en abril, las ganas se disolvieron, puesto que por la inseguridad nadie quiso inscribirse. “Los adultos venían a misa pero no se animaban ni siquiera a traer a sus hijos. Esta vez fue distinto, la policía alejó a los consumidores de los espacios públicos y hemos, al fin, empezado a trabajar ”, reconoce.
He visto una buena oportunidad para que los niños se alejen de las tecnologías, drogas y delincuencia; de cosas que no siempre controlamos. Aquí, ellos aprenden a pensar en cosas valiosas.
¡Listos para volver a las aulas!
Leer másLas clases de cocina, los talleres de reciclaje y que enseñan a crear huertos urbanos, además de las mingas en el barrio, constan entre los favoritos de los jóvenes. Para Gloria Lainez, madre de familia, el vacacional ha hecho que su hija se desenvuelva con los demás niños, se interese por el deporte y construya amistades valiosas. “Ella era muy tímida y vergonzosa; ahora baila y hace deporte en todo momento”, cuenta entre risas. Ella certifica que “todas las cosas que se hacen aquí les sirve y les ayuda a nuestros niños”.
A esto suman la formación espiritual que, según reconocen, también los ha alentado a crecer como persona. Este es el caso de Edgar Medina, de 19 años, quien es el animador encargado de fútbol. A pesar de ser un aficionado de los deportes, reconoce que las charlas de reflexión le enseñaron a obedecer a sus padres, a respetar a su comunidad, protegerla; tener disciplina y diferenciar lo bueno de lo malo.
Cuando reflexiono sobre mi llegada a la parroquia y el proceso por el que he pasado, me pongo sentimental; puesto que he conocido gente sana y buena que me enseña a vivir, de forma sana, libre, segura.
Los participantes están a cargo de 40 voluntarios o “animadores ayudantes”, como prefieren ser llamados, que ayudan en la enseñanza de las distintas disciplinas. Nicole Segovia, de 19 años, aprendió a bailar a los 8 años. Su gusto la llevó a enseñar en una academia y ahora en la parroquia, donde guía a los niños y ayuda a que estos se sientan bien consigo mismo, se entretengan y fortalezcan su autoestima a través de los movimientos, la música: el arte.
Educación por obligación y no por gusto ni decisión
Leer másDurante esta semana, los integrantes han hecho vigilia en la parroquia y han conmemorado la Semana Santa haciendo fogatas, elaborando los ramos y siendo los actores de obras que hacen alusión a la fecha. El legado que el padre Vicente quiere dejar se resume a algo simple: “una parroquia..., pero en todo sentido de la palabra”, piensa.