La Valdivia crece entre la insalubridad y la delincuencia
La mayoría de los condominios están rodeados de aguas estancadas y maleza. Los residentes piden la regeneración de las calles y más control policial
Si a los habitantes de la ciudadela Valdivia, ubicada en el sur de Guayaquil, se les preguntara “¿cuál es el mayor problema del sector?”, no dudarían en mencionar una enorme lista en la que la inseguridad e insalubridad están en primer plano.
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Leer másChristian Miranda vive allí desde hace 25 años, tiempo suficiente para asegurar que la delincuencia los mantiene en zozobra. “Aquí roban y asaltan a todas horas. Estamos abandonados”, denuncia el residente de esta ciudadela, donde la madrugada de ayer la policía detuvo a tres personas dentro de las investigaciones por el asesinato del presentador de televisión Efraín Ruales, ocurrido el 26 de enero pasado.
Las paredes de cemento y las rejas que la cercan no han podido frenar la inseguridad que afecta a las 900 familias que habitan en los 28 condominios de 32 departamentos cada uno, de este programa habitacional del Seguro Social creado en 1987.
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Leer más“Estamos rodeados de invasiones. De la cerca para afuera llega gente indeseable para delinquir y causar temor”, manifiesta Luis Maya, quien reside en el bloque 24 desde hace 15 años, al referirse a asentamientos populares como Justicia y Libertad, Santa Mónica y Siete Lagos, que colindan con la ciudadela.
Ciudadelas del sur se vuelven inseguras por los informales
Leer másPese al aparente encierro, la delincuencia azota al sector. Una veintena de puertas peatonales y dos vehiculares permiten salir o ingresar libremente.
Hace tiempo que vivimos en zozobra. Los delincuentes han hecho de esta ciudadela un lugar para refugiarse luego de que cometen fechorías por otras zonas.
Tanto Miranda como Maya han sufrido robos y asaltos en los últimos días. Al primero se le sustrajeron implementos de su vehículo, que deja parqueado a pocos metros de su departamento; mientras que al segundo le arrancharon el teléfono celular cuando caminaba hasta el bloque donde habita.
“Aquí no se puede vivir con tranquilidad, a pesar de que estamos amurallados. Por lo menos tres veces al mes se presentan hechos delictivos”, anota Miranda, mientras muestra las ventanas y puertas reforzadas con rejas de su vivienda, una medida adoptada por los continuos robos que allí se suscitan.
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Leer másEn la ciudadela no existe retén, solo hay carpas de la policía, en las que no hay personal uniformado pero sirven de sombra y refugio para personas que ingresan a consumir droga. “Necesitamos control policial y patrullajes constantes, especialmente durante las noches, para tener un poco de calma”, reclama Maya.
Hemos pedido al Municipio que regenere las calles, que están llenas de huecos, para evitar que durante el invierno el agua se estanque y proliferen los mosquitos.
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Leer másA este problema se suma el de la insalubridad, en parte por la falta de cooperación de los propios moradores. “Hay basura acumulada por todos lados. Hay vecinos que sacan los desechos de sus departamentos cuando el carro recolector ya ha pasado. Pero también hay gente que viene de otros lados a dejar los desperdicios en parqueaderos y esquinas de las calles”, asegura Víctor Núñez, quien habita en el bloque 24 (que colinda con las invasiones) y a diario se ha tenido que enfrentar con los chamberos que hurgan en las fundas y dejan esparcidos los desechos.
No tenemos un retén cercano para dar a conocer alguna situación sospechosa que se presente en el sector. Tampoco hay patrullajes constantes.
Asimismo, en los exteriores de algunos bloques hay maleza crecida, situación que se complica controlar porque la mayoría de los residentes son adultos mayores. “Esporádicamente contratamos a obreros para que hagan este trabajo, pero no siempre hay los recursos para hacerlo”, resalta Jorge Hidalgo, de 68 años, quien habita en el lugar desde hace tres décadas.
En algunos sectores hay agua estancada porque las alcantarillas están tapadas por la basura y por el mal estado en que se encuentran las calles. Y aunque no padecen de inundaciones cuando llueve, sí se generan criaderos de mosquitos y otros insectos que ponen en peligro la salud de los vecinos.
“Queremos que el Municipio de Guayaquil regenere las calles de la Valdivia, que están llenas de huecos, y que nos ayude con la poda de los árboles y el desbroce de la maleza. En la administración municipal anterior se realizaron trabajos de regeneración en los alrededores de ciertos bloques, pero la (administración) actual nos ha abandonado y nosotros solos no podemos con tantos problemas y necesidades que tiene esta ciudadela”, puntualiza Hidalgo.