Guayaquil: Las veredas de la Florida Norte excluyen al peatón
El comercio informal invade el espacio público. A los caminantes les queda solo la calle para circular. Los residentes piden más controles
El acceso a su propia vivienda es muy incómodo para Amelia Molina. En la calle principal de la Florida Norte, donde vive desde hace 10 años, los comerciantes informales se han tomado las aceras y obstruyen el libre paso peatonal de ella y sus vecinos, quienes tienen que usar la calzada para caminar, exponiéndose a ser arrollados por los vehículos que por allí transitan.
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Leer másRopa, zapatos, legumbres, verduras, frutas, juguetes, accesorios de celulares, productos de aseo, caramelos, entre otros elementos, se pueden encontrar durante una jornada que, al concluir, provoca molestias a los residentes, por la cantidad de desperdicios que dejan.
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“Es imposible caminar, hay puestos instalados en todas las calles de la ciudadela”, se queja Maritza Becerra, quien habita desde hace 35 años en el sector y el fin de semana pasado tuvo inconvenientes porque junto a su hijo, de 10 años, les tocó bajarse a la calle para transitar con el riesgo de ser atropellados por algún vehículo.
No se puede caminar con tranquilidad por las veredas de la ciudadela porque están ocupadas por vendedores que hacen ruido para promocionar sus productos.
La situación de abandono en la que se encuentra el Barrio Cuba, sur de Guayaquil, preocupa a sus residentes, quienes dicen que llevan más de dos décadas pidiendo la regeneración de las calles, pero no han sido escuchados.
— Diario Expreso (@Expresoec) July 17, 2023
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Maritza señala que los sábados y domingos son los días en que se incrementa el comercio informal en las calles de esta ciudadela. “Los vendedores llegan con carretas y caramancheles y se ubican en las esquinas. Hay quienes ya tienen sus zonas definidas como si las hubieran comprado”, dice indignada.
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Leer másLourdes Macías, quien habita en el sector hace dos décadas, comenta que desde hace varios años ya había vendedores informales. “Pero ahora la situación es insostenible porque las autoridades no hacen nada para sancionarlos por irrespetar las normas, por eso todo el mundo piensa que tiene derecho de obstruir el espacio público y convertirlo en una feria”, remarca.
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Las normas a la que se refiere Lourdes están contempladas en el artículo 162 del Reglamento de la Ley de Tránsito, que señala que las aceras son para uso exclusivo de los peatones. Pero en la práctica eso no sucede en algunos sectores de Guayaquil.
El artículo 139 de la misma ley califica como contravención leve de primera clase la obstaculización de las aceras o sitios de seguridad. Hacerlo significa una sanción del 5 % de la remuneración básica unificada.
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Leer másAdemás, en Guayaquil está prohibida, por ordenanza municipal, la venta ambulante y el comercio informal, sobre todo en áreas regeneradas, zonas turísticas y avenidas principales.
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Carlos Mancero, otro residente, reconoce que los agentes metropolitanos y de la Agencia de Tránsito realizan operativos de controles en la zona. No obstante, asevera que estos son insuficientes para hacer respetar a los peatones. “Ya es hora de que se empiece a sancionar a todos los infractores que ponen en riesgo otras vidas”, recalca.
En las aceras se exhibe de todo. El control de las autoridades no logra frenar la arbitrariedad de los vendedores informales que se creen dueños de las veredas.
A la queja de Carlos se suma Sonia Merlano, quien habita en la zona hace cinco años. Agrega que la informalidad, además de generar desorden, propicia el incremento de la delincuencia.
Recuerda que hace dos semanas, la Policía detuvo a varias personas que fingían ser comerciantes, pero en realidad ellos aprovecharon los tumultos para meter las manos en los bolsillos de los peatones.
Sonia también reprocha las pocas veces que hay operativos de desalojo de los informales. “Cuando eso sucede, los comerciantes desaparecen, pero vuelven a las aceras cuando los uniformados se van; por eso queremos que los controles sean constantes”, puntualiza.