En Los Vergeles abundan las quejas y escasean las obras
Los residentes denuncian a EXPRESO que llevan 15 años reclamando a la Alcaldía la pavimentación. Necesitan áreas verdes. Exigen control en las vías
Camilo Moreno, habitante de la manzana C76 del sector Los Vergeles, norte de la ciudad, lleva 15 años caminando en medio del lodo. Dice que en 2019, el Municipio prometió pavimentar las calles de tierra, pero que hasta ahora él y sus vecinos no han corrido con la suerte de ver mejoradas sus cuadras.
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Leer más“Durante el invierno las calles se vuelven un lodazal y dificultan el tránsito de peatones y conductores que deben hacer malabares para no caer en los charcos”, menciona, al explicar que la calzada tiene huecos que se llenan de agua con las lluvias y esos se convierten en criaderos de mosquitos y focos de infección para los habitantes.
Moreno y otros vecinos buscaron a EXPRESO para hacer públicas sus denuncias. Cuentan que han tenido que colocar piedras al pie de sus viviendas para impedir que el lodo las cubra y les impida el ingreso.
El mismo problema presentan los residentes de cerca de seis manzanas, que empiezan justo a la altura de donde termina la vía principal de esta ciudadela. “A veces, para salir hasta la avenida, debemos hacerlo con botas para no resbalarnos o ensuciarnos los zapatos con el lodo. Por eso no queremos que llegue el invierno, porque este deja al descubierto el abandono en el que se encuentran nuestras calzadas”, reitera.
En cambio, Margarita Cornejo, quien tiene una despensa en una de esas manzanas afectadas, manifiesta que en época de verano el polvo es su peor enemigo. “Todos los días tengo que limpiar el negocio porque el polvo fastidia y enferma a todos”, comenta la mujer.
El mal estado de las calles de nuestras cuadras es evidente y requieren una intervención urgente. Queremos que la pavimentación ofrecida llegue pronto y alivien los problemas.
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Leer másElla, al igual que otros vecinos, piden la pavimentación de las calles para evitar estos inconvenientes que se presentan todos los años y que se han convertido en un dolor de cabeza para todos, según señalan. “No queremos seguir viviendo de esa manera, queremos vivir con dignidad, como debería de ser”, reitera.
Estamos en manos de las tricimotos que cada día se reproducen. Las autoridades de tránsito deberían ejecutar más operativos por esta zona para controlar las diferentes vías.
A este problema se suma la presencia de tricimotos que, junto a los buses, complican el tránsito de este sector al dejar pasajeros en cualquier esquina.
“La mayoría de los conductores de tricimotos circula sin respetar las normas de tránsito, exponiendo la integridad física de los pasajeros y transeúntes”, revela Carlos Medina, quien señala que hace dos semanas estuvo a punto de ser atropellado por una de estas unidades.
Guayaquil: Las ramas de los árboles en los parques abandonados se caen a pedazos. Los residentes dicen que el Municipio los tiene olvidados.
— Diario Expreso (@Expresoec) March 29, 2022
Las tricimotos trasladan a los pasajeros hasta la avenida Francisco de Orellana donde toman los buses que los movilizan a los diferentes puntos.
“Los colectivos no ingresan a ciertos sectores de esta ciudadela por temor a quedarse tubo abajo en las calles deterioradas. Por eso, las tricimotos se han convertido en un mal necesario para varios habitantes”, expresa Medina, quien pidió a la Autoridad de Tránsito y Movilidad (ATM) que realice operativos constantes para controlar las vías de este sector.
Otro de los problemas que aseguran padecer los habitantes de Los Vergeles es la presencia de informales en un tramo de cuatro cuadras de la avenida principal.
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Leer másLos comerciantes han colocado sus puestos en las veredas y parte de la calzada. Los inmuebles y negocios regulados permanecen prácticamente ocultos por las carretas y triciclos en los que se expenden los productos.
“Hay momentos en que este tramo se vuelve intransitable para los peatones, debido a la circulación de los buses, tricimotos y la presencia de informales. No podemos caminar con tranquilidad por el temor de ser atropellados, ya que debemos lanzarnos a la calle porque las veredas están ocupadas”, resalta Carla Avilés, quien acude a comprar pan y debe sortear un sinnúmero de obstáculos para lograr su objetivo.
Ella tiene dos nietos de cinco y seis años y asegura que en la zona faltan áreas verdes para que los niños se recreen. “Ellos están de vacaciones y no pueden salir a jugar porque no hay un parque que les brinde seguridad; tampoco pueden hacerlo cerca de casa porque el lodo se los impide”, puntualiza.