Parque La Garzota II
Cuadrillas de Áreas Verdes desalojaron a un grupo de venezolanos que se habían tomado un parque de La Garzota II, pero estos regresaron.Gerardo Menoscal / EXPRESO

Guayaquil: Vivir en los parques aumenta el temor a que familias los visiten

Personas en situación de calle se toman estos espacios públicos.  El Cabildo los desaloja, pero vuelven a instalarse.  Los vecinos piden más controles

Carpas, colchones, cartones y cocinas improvisadas son parte del panorama que los vecinos de las ciudadelas La Garzota, Alborada y Brisas del Río, en el norte porteño, observan a diario en los parques de sus sectores, debido a la presencia de personas en situación de calle y otras de dudosa reputación que se han tomado gran parte del espacio público para vivir.

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“Nuestras áreas verdes se han convertido en refugios de mendigos, malandrines y de extranjeros que llegan a diario para dormir, consumir drogas y cometer robos a las personas y viviendas aledañas. Los residentes tenemos temor de visitarlas”, denunció Carmen Molina, quien habita diagonal al parque de la manzana 53 de La Garzota II.

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En ese sitio había pernoctado un grupo de ocho venezolanos que, según dijeron, no tenían un sitio para acampar luego de su travesía de varios días desde otros puntos de la provincia de Guayas.

Ellos traían maletas llenas de ropa y llevaban niños a quienes distraían dándoles crayones y témperas para que pinten algún dibujo en cartulinas dañadas. Incluso tenían mascotas con sus crías que cuidaban celosamente, las mismas que no permitían que nadie se acerque a sus dueños.

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EXPRESO fue testigo de un operativo que realizó, el martes pasado, una cuadrilla de la Dirección de Áreas Verdes municipal, para desalojar a aquellas personas que habían hecho del parque su hábitat.

Al principio estas se negaron a salir del área y se enfrentaron verbalmente con los miembros de la cuadrilla, a quienes insultaron e intentaron agredir.

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Finalmente, los extranjeros cogieron sus maletas y se marcharon del sitio. Los municipales hicieron lo mismo. No obstante, dos horas más tardes, como lo corroboró este Diario, los venezolanos regresaron para instalar sus carpas nuevamente.

Lamentablemente, las familias ya no pueden caminar tranquilamente por los parques de su ciudadela, ya que muchos de estos han sido tomados por desconocidos.

Carla Soledispa, residente de La Garzota

“Esto sucede siempre. Vienen los municipales o miembros de la Policía y desalojan a los invasores; pero a las pocas horas el parque vuelve a ser ocupado por personas en situación de calle”, lamentó Patricia Mejía, otra residente del sector, quien señaló que los vecinos deben encerrarse en sus casas para no ser víctimas de aquellas personas que agarran todo lo que está a su paso, y para evitar percibir el humo y el mal olor que emanan las drogas que algunos de ellos consumen.

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Andrés Macías, quien vive desde hace 10 años en la décima tercera etapa de la Alborada, comentó que en su sector se vive el mismo problema. “Varias veces me he salvado de ser asaltado por personas que se esconden entre las montañas de hojas y ramas secas que han caído de los pocos árboles que hay en los parques de la ciudadela”.

Relató que los ‘visitantes’ llegan con colchones viejos y se ubican en las áreas verdes, donde comen, tienden ropa y provocan escándalos que perturban la tranquilidad de las familias residentes, que siempre lanzan llamados de alerta a la policía para que realice rondas, especialmente a partir de las 19:00, cuando empieza el padecimiento.

Parque la Alborada
El temor de los habitantes crece al igual que los invasores de los parques, que los destruyen más de lo que ya están. Las autoridades deben buscar una solución a este problema.Gerardo Menoscal / EXPRESO

“Los uniformados sí acuden a nuestro llamado. Revisan los parques y evacúan a los pandilleros y vagabundos, pero estos regresan al lugar una vez que la policía termina su patrullaje”, aseveró Macías, quien hace dos semanas sufrió un robo al pie de su vivienda.

El temor de los habitantes crece al igual que los invasores de los parques, que los destruyen más de lo que ya están. Las autoridades deben buscar una solución a este problema.

Ángela Triviño, habitante de la Alborada

Su vecina, Magaly Trujillo, lo corroboró. “Los pillos se burlan de las autoridades. Se esconden detrás de los árboles y salen de sus guaridas cuando ya no ven a nadie. Son astutos”, recalcó, al enfatizar que los indigentes provocan desaseo en los parques, traen basura o la provocan dentro. “Los niños no tienen un lugar para jugar y los adultos no podemos ejercitarnos”.

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EXPRESO también recorrió las áreas verdes de la ciudadela Brisas de Río, que igualmente han sido invadidas por personas ajenas al sector, quienes tienen ‘habitaciones’ y ‘dormitorios’ en los predios. A este problema se suma el mal estado en que se encuentran las instalaciones, ya que están llenas de maleza y con los juegos infantiles deteriorados.

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El teniente Mariano Urgilés, quien el lunes pasado estuvo a cargo de la Unidad de Policía Comunitaria (UPC) de la zona, indicó que en el sector se realizan permanentemente operativos de control. “Se trabaja en la recuperación de los espacios públicos. En el caso de los parques, se les pondrá más atención para devolver la tranquilidad a los moradores”, prometió.

Pero los residentes insisten en que tienen miedo de caminar por sus parques. “Enseguida salen personas a pedir dinero. Y si no les damos, se ponen bravos, nos insultan y amenazan”, dijo una de las moradoras, que pidió reservar su identidad.

AccionesLa Policía y el Municipio realizan operativos para liberar a los parques de personas de dudosa procedencia. 

Mariana Soledispa, quien reside a pocas cuadras del parque de la manzana L3, contó que a su esposo le robaron entrando a la casa. “El mismo que le robó se fue a dormir al parque. Llamamos a la policía y lo único que hicieron fue desalojarlo, porque no le encontraron ninguna evidencia. No pudimos hacer nada”.

Parque de la Alborada
De día o de noche, personas desconocidas permanecen en los parques de la ciudadela Alborada.Gerardo Menoscal / EXPRESO

Como estas, varias son las quejas que tienen los ciudadanos, acerca de lo que ellos llaman un ‘descuido’ por parte de las autoridades ante esta problemática que les aqueja y que cada día se torna más complicada.