Desfile de Guayaquil
 En la tarde, el desfile artístico llamó la atención de los guayaquileños, que no solo disfrutaron de los carros alegóricos, sino también de los bailarines que fueron parte de la actividadFreddy Rodriguez

Guayaquil se volcó a la calle para festejar y ‘escapar’ de su realidad

La avenida 9 de Octubre y el Malecón vivieron una fiesta por los 488 años de fundación. Las familias pidieron paz y recuperar la libertad

Guayaquil, que conmemora este 25 de julio 488 años de fundación, vivió un día de fiesta, pero también de reflexión. Las avenidas Quito, 9 de Octubre y Malecón Simón Bolívar, que fueron las rutas por donde desfilaron más de 300 centros educativos, bandas de guerra y bastoneras, por la mañana, y carros alegóricos y bailarines que llenaron de color al centro, por la tarde; se llenaron de familias y trabajadores que, con banderas y silbatos, y camisetas de colores blanco y celeste, hicieron una pausa a sus jornadas para rendir honor a la ciudad y ‘escapar’ al menos temporalmente de esa realidad que los agobia.

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Que les duele el grado de violencia e inseguridad que experimenta la ciudad y que sienten, como si fueran también parte de ese territorio, lo que viven los manabitas, que sobrellevan hoy un duelo colectivo causado por el asesinato del que fue su alcalde, Agustín Intriago; fue el sentimiento general en el lugar.

“Si estoy aquí es por mi ciudad, porque la amo y merece que la conmemore. Guayaquil es fuerte, es viva y está llena de gente valiente. Ahora, es verdad que está llena de grietas y de dolor, pero se levantará. Lo hará al igual que Manabí, que necesita de todos. Hoy estoy aquí por civismo. Esa necesidad de querer estar bien es la que nos tiene a todos reunidos. Somos una marea de gente que quiere lo mismo y que hoy ha decidido, por al menos dos horas, escapar de su realidad”, señaló Nadia Aldás, de 53 años y habitante de la ciudadela La Saiba, quien junto a sus cuatro hijas y dos nietas acompañó a los alumnos de los colegios en toda la marcha.

Desfile de Guayaquil
Civismo. Más de 300 unidades educativas participaron de la marcha cívica que se llevó a cabo en la mañana, desde la avenida Quito a Malecón.Gerardo Menoscal
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Carmen Morán, quien precisamente llegó de Manabí, fue una de las personas que sintió nostalgia durante el acto. “Tanta felicidad me abruma. La hemos pasado mal, mi provincia está triste. Vine a Guayaquil porque aquí viví, los dos territorios son parte de mi vida. Tengo una mezcla de sentimientos que me emociona. Ver a la ciudadanía con banderines, cantando, riendo, viendo con respeto a sus banderas; ver a los abuelos con sus nietos..., todo eso me hace añorar los tiempos de paz que vivimos antes, que es lo que todos queremos, sin importar nuestras raíces”, señaló.

Soy guayaquileña, pero vivo en Manabí. A los 20 años vengo a ver este desfile y no puedo estar más feliz. Tengo sentimientos encontrados, pero un solo pedido: paz para todo el país.

Carmen Morán,
ciudadana

Aunque los desfiles, tanto el cívico como el artístico, se desarrollaron en un día laboral y no en feriado, hubo tantos espectadores como si fuera un fin de semana.

EXPRESO recorrió el camino junto a los marchantes y en cada punto hubo familias de lado y lado de cada calle, que como en el pasado, colocaron sus sillas armables o improvisadas para ser testigos de la actividad.

Desfile de Guayaquil
Las familias disfrutaron de cada uno de los desfiles que hubo por la fundación de la ciudad.Gerardo Menoscal

La más concurrida fue la avenida 9 de Octubre, donde simulando ser una corte de honor se pararon (incluso sobre las bancas de hierro o en las ramas bajas de los árboles) para capturar el momento desde sus celulares.

Jóvenes con trajes de las guayaquileñas de antaño, niños con guayaberas; y decenas de comerciantes que vendían espumilla, chicha resbaladera, churros y flores de colores celeste y blanco repletaron las calles.
Desfile de Guayaquil
Hecho. Desde los balcones, los guayaquileños vieron también los desfiles. Con banderas vieron pasar a los marchantes.Gerardo Menoscal
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León Segovia, arquitecto guayaquileño, contrario a lo que ha pasado en ocasiones anteriores, quiso ser parte de la conmemoración. “Toda la vida me he preocupado del tráfico y de no tener dónde estacionar, me he quejado de la seguridad y del calor que hace. Esta vez sentí la necesidad de venir. Quizá estoy harto de vivir encerrado por la inseguridad que embarga a la ciudad. Y es que en Guayaquil no vivimos, sobrevivimos. Hoy, quise venir a respirar. Y no me arrepiento. Me he sentido como ese niño que años atrás por aquí también desfiló”, relató el también docente universitario, quien por la tarde, ahora en compañía de su esposa e hijo, sería testigo de la siguiente actividad.

“Decidí que este 25 de julio se lo dedicaría a Guayaquil por completo. Por eso iré a Las Peñas y terminaré en la calle Panamá, comiendo pasta o comida guayaca. Lo que sea, pero celebrando en el corazón de la ciudad”, manifestó.

Los miembros de ‘Guayaquil Riders’ se unieron al festejo. Con banderines y camisetas alusivas a las fiestas, hicieron ‘rugir’ sus vehículos para rodar a lo largo de la avenida 9 de Octubre.

Daniela Mejía, al igual que la familia de Segovia, apareció por la tarde por el bulevar para ver los carros alegóricos y las motos y autos clásicos que rodaron por la 9 de Octubre, seguidos de mimos y bailarines que se mezclaron entre el público para unirse a bailar las canciones que tuvieron como protagonista al Puerto Principal.

Estoy en los desfiles este 25 de julio por civismo, para celebrar a esta ciudad valiente que atraviesa a diario una serie de pruebas. Estoy aquí junto a mi familia por la ciudad que tanto quiero.

Rómulo Burgos,
guayaquileño
Desfile de Guayaquil
La escena común, durante ambos desfiles, fueron las enormes banderas de Guayaquil flameando y desplegadas a lo largo de avenidas como la Quito, 9 de Octubre y Malecón. Las miradas se fijaron en ellas.Gerardo Menoscal

Esto es Guayaquil, se escuchó decir en cada cuadra. “Esta alegría que ahora sentimos en nuestra cara de presentación. Nuestra esencia. Solo quisiera que haya un milagro, que los actos de violencia y los crímenes y actos que nos aterran, como lo que ha pasado en la Penitenciaría desde el sábado, paren de una vez. No cuesta nada soñar... Ojalá vivamos, en un futuro cercano, en esa ciudad que tanto anhelamos”, sentenció.

Actividades de este tipo son más que necesarias porque nos permiten disipar ese dolor e inquietud que nos alberga como ciudad. Era necesario. Por eso ve tanta gente aquí reunida.

Cecilia Conforme
ciudadana